Qué hacer con el llamado «Monumento a los Caídos» de Pamplona. Un edificio levantado en pleno centro de la capital navarra en los años 40 y 50 del siglo pasado para honrar a los fascistas muertos en la guerra civil. Es la pregunta que resuena cada cierto tiempo en los círculos políticos y memorialistas de la Comunidad Foral. Desde el PCE-EPK y desde Izquierda Unida lo tienen claro: el único paso que se puede dar legal y éticamente es su derribo. Y así lo han defendido durante décadas.

También lo tiene claro el grupo parlamentario en el que se integra IU de Navarra: Contigo-Zurekin. Recientemente, su portavoz, Carlos Guzmán, aseguró que apuestan por el derribo del edifico porque “es la única solución viable en el marco legislativo actual. Toda la legislación en materia memoria histórica, tanto autonómica como a nivel estatal, reconoce y mandata en la eliminación de cualquier símbolo franquista».

“Hay quienes defienden que siga tal como está y quienes rechazándolo dicen que se debe resignificar. En Contigo-Zurekin pensamos que mientras se mantenga en este entorno seguirán siendo Los Caídos. Una plaza, un entorno, una construcción para gloria y disfrute de una banda de delincuentes que en 1936 dieron un golpe de Estado frente al legítimo gobierno”, recalcó el Guzmán, también coordinador general de IU de Navarra.

El PSN, por la «resignificación». En ese sentido, cabe destacar que el Partido Socialista de Navarra, formación que actualmente lidera el Gobierno de la Comunidad Foral, defiende la resignificación del edificio, frente a la propuesta de derribo que, además de IU y PCE-EPK, han propuesto el conjunto de las asociaciones memorialistas autonómicas.

“Este lugar nunca podrá ser un lugar de memoria, porque se construyeron para alabanza y gloria de sus actores. Para desprecio de las personas represaliadas”, recuerda, al mismo tiempo que defiende la intervención memorialista en el Fuerte de San Cristóbal, “un lugar para conservar y cuidar, lleno de Memoria”, en referencia a la cárcel situada en un monte cercano a la capital pamplonesa en la que vivieron apresados en extremas condiciones de vida miles de presos políticos, tanto en la II República hasta la llegada del Gobierno del Frente Popular como durante la dictadura franquista.

“Mientras esperamos el planteamiento de la Alcaldía de Iruña, que pudiera ser un proceso de consulta que apoyaríamos, nuestro grupo seguirá defendiendo en el presente, como lo ha venido haciendo en el pasado y tal y como seguiremos haciéndolo en el futuro si ahora no se consigue, que este Monumento debe desaparecer”, finalizó Carlos Guzmán.

Mola y Sanjurjo. El monumento fue construido en 1942 por el arquitecto y miembro de la Junta Central Carlista de Navarra Víctor Eusa en honor a los 4.500 navarros del bando golpista que fallecieron en la guerra civil y para albergar los restos mortales de los máximos responsables del golpe fascista de 1936, Mola y Sanjurjo, así como de otros seis combatientes del bando sublevado, todos ellos exhumados en 2016 en cumplimiento de la ley de Memoria Histórica.

El monumento a los Caídos, el segundo mayor de exaltación franquista de España tras el Valle de los Caídos y el primero enclavado en un entorno urbano. Aunque se inició a construir en 1942 y recibió la visita del dictador Francisco Franco en 1952, oficialmente no fue inaugurado hasta 1961.