No hubo sorpresa y sí un lógico cabreo cuando pasaban dos horas desde el calendario propuesto para el inicio de la Asamblea y allí se seguía discutiendo sobre la composición de la mesa y el propio calendario. Primera batalla: propuesta de mesa alternativa que fue derrotada en votación a mano alzada por la presentada desde la dirección federal saliente (351 votos para la segunda; 129 para la primera; 22 abstenciones). Bien, ya teníamos a quienes iban a sentarse en la Mesa, con Rosa Aguilar como presidenta, discutida por algunos pero, en honor a la verdad, una mujer que aportó mucha serenidad y un toque de humor en sus intervenciones, llamando la atención incluso a algunos de los miembros delegados por sus críticas hacia una supuesta falta de honestidad del servicio técnico. Luego vino el horario, con esa pausa para cenar a las diez de la noche para reanudar el debate una hora después. Sometido a votación, salió adelante tal cual estaba escrito.
Y arrancó la Asamblea con la alocución de Gaspar Llamazares como Coordinador General saliente. No se trataba de un informe de gestión sometido a votación, pues se entendía que en esta convocatoria, por su carácter extraordinario y por el escaso tiempo transcurrido desde la anterior (diciembre de 2003), no había lugar a tal documento. Llamazares, como queda resumido en la página anterior, fue meridianamente claro, sin ambages, reconociendo sus culpas: el no haber sabido conformar una dirección colectiva sustentada en la confianza entre todos sus miembros y haberse equivocado en la confección de la candidatura a las elecciones europeas. Los adversarios políticos de Llamazares declararon después otras fallas notables en la actuación de éste, si bien tanto Enrique Santiago como Sebastián Martín, cabezas de lista de las otras dos candidaturas finalmente presentadas, reconocieron el trabajo de Llamazares en la difícil etapa que le había tocado vivir al frente de Izquierda Unida.
Las palabras finales de Llamazares el viernes casi eran calcadas a las pronunciadas un año antes tras ser reelegido Coordinador General: «De esta Asamblea debe salir una dirección federal plural, cohesionada, con corresponsabilidad, colectiva y federal». Los ajustados resultados obtenidos dos días después, con un 49,52% de los votos emitidos en urna, no le dejan otra salida para recomponer una mayoría estable de cara a un futuro ‘relanzamiento’ de la formación, como rezaba el lema de esta Asamblea.
Tras él, vino el saludo a todas las delegaciones internacionales de partidos políticos que acudieron a esta Asamblea, así como las decenas de organizaciones sociales, sindicales y culturales que se sumaron a este acontecimiento político de primer orden para el futuro de la izquierda, con un seguimiento fuera de lo común por los medios de comunicación. Y, de este modo, comenzó la Asamblea en sus términos verdaderos, con los turnos de palabra asignados a las federaciones de menor a mayor grado de representatividad dentro de la organización.
Nada nuevo bajo el sol
Un muestreo de qué se dijo desde las federaciones, desde los tiempos repartidos por sensibilidades dentro de cada una de ellas, recordaba a algo ya dicho, y es que no se aportó nada diferente a lo que ya se ha expresado en multitud de ocasiones en los Consejos Políticos Federales. Si acaso, el interés radicaba en algunas figuras de cierto peso por el número de delegados y delegadas que representaban de cara a la votación final del nuevo Coordinador General. Por lo demás, en lo que a enjundia política se refiere, nada nuevo bajo el sol. Las mismas críticas, las mismas defensas, casi las mismas frases que el máximo órgano de representación de IU, su Consejo Político Federal, registra una tras otra vez tras los resultados electorales del 14 de marzo.
Tensión, idas y venidas
Pero, la tensión se masticaba en el ambiente. Parecía como si hubiera tres escenarios, dos visibles, uno opaco. El primero, el salón plenario con las intervenciones arriba indicadas, con la entrada y salida de los delegados para escuchar a quien estaba en el uso de la palabra, para comentar los detalles de la partida de ajedrez que se vivía en las otras dos plateas o para saber por cuál federación iba ya el plenario.
Porque, en realidad, todo el interés se situaba en el amplio salón de la entrada (más la cafetería) y en pequeñas salas ocultas a los ojos del público. Al viernes se había llegado con la propuesta inicial de tres candidaturas encabezadas por Gaspar Llamazares, Felipe Alcaráz y Enrique Santiago. Así fue, y así lo recogió el reportaje especial de Informe Semanal en TV1 al día siguiente, material que se les quedaría viejo porque sí hubo finalmente tres listas, pero con un candidato no previsto y la retirada de Felipe Alcaraz.
Durante todo el viernes y el sábado, hasta casi las siete de la tarde, hora límite para la incorporación formal de las candidaturas formadas por 110 nombres, la comidilla era si se retiraba Felipe Alcaráz, lo cual a cada minuto cobraba más fuerza. Segunda cuestión: si lo hacía, cómo se integraría la gente que le apoyaba en la papeleta de nombres representada por Enrique Santiago. Parecía que no había lugar a dudas de que tenía muchos más apoyos éste último que Alcaráz, y si ambos tenían como objetivo número uno que no ganara Llamazares lo lógico era que aunaran fuerzas.
Todavía, los informativos radiofónicos de la mañana del sábado daban como ‘más que probable’ la retirada de la lista de Felipe Alcaráz, si bien la certeza no llegaría hasta unas horas después.
Felipe Alcaráz se retira
El sábado se confirmó. Los apoyos de Alcaráz se integraban en la candidatura de Enrique Santiago, lo cual provocó una huida de algunos nombres significativos que hasta ese mismo día habían respaldado a Enrique Santiago. Es el caso de miembros de Espacio Alternativo, o de la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), así reconocido por su número uno en la papeleta, Sebastián Martín. Como con él no se contaba, dado que los medios de comunicación habían hablado y escrito sobre los otros tres, el propio Sebastián Martín no tuvo más remedio, ya en la fase de defensa de candidaturas -domingo por la mañana-, que hacer un ejercicio autobiógrafico: «Soy alcalde de Carmona. Tengo 51 años. Soy médico de familia y quiero ser útil a Izquierda Unida. Inicié en 1984 aquél proyecto, ‘Convocatoria por Andalucía'».
Este segundo día se produjeron los hechos cruciales que marcaron esta Asamblea Extraordinaria. Lo primero, es que la dirección federal del PCE estaría codo con codo al lado de Enrique Santiado. No en vano, el número dos era Enrique Centella, hermano de José Luis Centella, a la sazón Secretario General del Partido Comunista de Andalucía; como número tres, Isabel Salud, destacada dirigente del Partido Comunista de Euskadi, como número cuatro el propio Francisco Frutos, Secretario General del PCE y, en el seis, Juan Ramón Sanz, Secretario General del PC de Madrid. Es decir, que dos de las federaciones más sólidas de Partido Comunista estaban en lo más alto de la candidatura de Enrique Santiago.
En segundo término, el plenario de la Asamblea aprueba una modificación en los estatutos de una repercusión trascendental. A saber, la Asamblea elegiría a 110 delegados y delegadas al nuevo Consejo Político (el otro 50% lo escoge las federaciones) más, y ésta es la gran novedad, los 19 coordinadores generales de IU correspondientes a otras tantas federaciones. Este es el quic de la gran polémica con que se ha cerrado, provisionalmente, esta Asamblea: ¿tenían o no derecho los coordinadores de las federaciones a votar en la elección del Coordinador General durante esta Asamblea?; o dicho de otro modo, ¿no debería entrar en vigor este cambio estatutario en la próxima Asamblea y no en ésta que ya tenía un reglamento de funcionamiento aprobado?
Luego, una enmienda más de significativo interés que resultó aprobada: se someterán a referéndum las alianzas o pactos electorales. Una duda no aclarada era si se referían a cualquier ámbito o sólo al estatal.
Domingo, lo decisivo
El tercer y último día de la Asamblea concentraba todo el interés, la pasión y la rabia acumulada durante meses y exacerbada en las dos jornadas previas. Hubo un acto protocolario de lectura de resoluciones sobre asuntos nacional e internacional, que pasaron en su mayoría por unanimidad. No había lugar a dudas dado que estos temas forman parte de la actualidad casi diaria y sobre los que existe un pronunciamiento sin aristas de todas las sensibilidades dentro de Izquierda Unida (ver página 7). A partir de ahí, minutos para la defensa de las candidaturas, también de menor a mayor grado de apoyo.
La síntesis de todos y todas los que subieron al estrado en defensa bien de Sebastián Martín, Enrique Santiago o Gaspar Llamazares está plasmada en la página siguiente. El pleno estaba a rebosar y las cámaras de televisión dispuestas a captar el más mínimo detalle del partido, el cual llegaba a su momento álgido.
Se votó en urnas y se tuvo que esperar casi hora y media para el anuncio del resultado. Antes de que Rosa Aguilar hiciera oficial es escrutinio (ver página 3), los teléfonos móviles ya anticiparon los porcentajes. Gaspar Llamazares había ganado, pero no había superado el 50%. ¿Una amarga victoria?; ¿una derrota disfrazada de victoria?, ¿una derrota de los que querían removerle de la Coordinación General de IU?
Como es de suponer para cualquier lector, el largo tiempo que se tomaron los 110 elegidos para el nuevo Consejo Político Federal (y los 19 coordinadores de federaciones, ya abucheados por un sector amplio del público en el momento de meterse entre bambalinas) dio lugar a todo tipo de especulaciones, rumores, teorías, aseveraciones e interpretaciones.
‘Dimisión’ vs. ‘Unidad’
Y, de nuevo, los móviles anunciaron el resultado. Enrique Santiago se retiraba estratégicamente y presentaría candidatura en el Consejo Político Federal al completo, el que debe ratificar al nuevo Coordinador.
En el momento de la salida al escenario de la sala, con Gaspar Llamazares a la cabeza y puño en alto, empezó el baile, la confusión, el bochorno, el espectáculo que todo periodista ansía captar. ‘Dimisión, dimisión’ y ‘Tongo, tongo’, gritaban hasta desgañitarse unos; ‘Unidad, unidad’, los partidarios del reelegido Coordinador General envueltos en una salva de aplausos. La división dentro de Izquierda Unida no podía escenificarse mejor.
Las cámaras de televisión abandonaron sus trípodes para enfocar a los que protestaban con las manos en alto y las palmas abiertas. El alboroto continuó hasta el final. Las caras de los ‘perdedores’ expresaban desánimo y abatimiento; pero, no menos perplejidad y tristeza se apreciaba en las personas más sensatas del bando vencedor. En realidad, nadie había ganado. Izquierda Unida había perdido.
Sólo el canto de La Internacional aunó casi todas las voces antes de dar por cerrada la VIII Asamblea de Izquierda Unida. Curioso dato, por cierto, ya que el día anterior fue rechazada una propuesta de la federación gallega para que este himno fuera el oficial de Izquierda Unida, por ser el que mejor identifica a la izquierda, ya sea comunista, socialista, anarquista… Pero, un ajustadísimo recuento de votos (223 a favor, 236 en contra y 70 abstenciones) dejó en el cajón de los deseos algo que luego se materializó por la vía de los hechos.
Eran las cuatro de la tarde. Y, después de tres días intensos, todo quedaba en el aire, a la espera de cómo se reorganizan los apoyos de cada candidatura ante el tramo decisivo del partido: la prórroga se jugará en el próximo Consejo Político Federal de Izquierda Unida.