Durante los últimos 35 años Philip Agee ha aprovechado la minuciosa metodología de investigación que aprendió en su periodo de formación y trabajo en la CIA para destapar la guerra sucia ejercida por la Agencia Central de Información en Latinoamérica, y la política del gobierno estadounidense que apoya la filosofía del fin justifica los medios. En esta tercera y última entrega de la entrevista con MO, Philip Agee alerta del peligro que representa la nueva Ley de Comisiones de Libertades de septiembre de 2006 con la que Estados Unidos legaliza los secuestros clandestinos, el encarcelamiento secreto e indefinido de los «combatientes enemigos», que en su «cruzada contra el mal» puede incluir a cualquiera que no se alinea en su bando. Philip Agee es uno tantos miles de ciudadanos que tiene todos los papeles para ser calificado como «combatiente enemigo».
M.O.: ¿Qué representa la Ley de Comisiones de Libertades aprobada en Estados Unidos en septiembre de 2006?
P.A.: La Ley establece las condiciones de trato a las que pueden someterse a los prisioneros de los EEUU que quedan bajo la denominación «combatientes enemigos», que es un calificativo confeccionado en 2001 como una nueva categoría de la Administración Bush dentro de la jurisprudencia de los EEUU. Una nueva categoría de «subhumanos», similar a como el régimen nazi definía a los judíos, gitanos, rojos y homosexuales. Subhumanos en el sentido de que a ellos no se les aplica las mismas garantías ni derechos que al resto de la población. Esto es anticonstitucional y así lo declaró la Corte Suprema en el caso de las misiones militares que iban a buscar a estos combatientes enemigos. Pero la nueva Ley de Comisiones de Libertades suprime todos los conflictos legales que hubieran podido plantearse desde 2001. Legaliza todas las medidas empleadas contra los «combatientes enemigos». Y entre las medidas legalizadas están los secuestros clandestinos, el encarcelamiento secreto e indefinido.
M.O.: Este recorte a las libertades y a los derechos humanos es parte de lo que usted llama vía hacia el fascismo de Estados Unidos. ¿Cómo se elaboró ese proceso?
P.A.: Estados Unidos ha ido avanzando paso a paso hacia un régimen fascista dictatorial. Sus primeras manifestaciones están en las administraciones de Ronald Reagan y han seguido durante los últimos 25 años. En 1992 salió por primera vez, por escrito, la expresión de estos neoliberales de ultraderecha de Estados Unidos: era el «Proyecto para el nuevo siglo americano». En este plan, una vez desaparecida la Unión Soviética que limitaba lo que podía ser EE.UU. en el mundo, contemplaba las guerras preventivas, el tratamiento especial de terroristas, la imposición por la fuerza de las políticas de estadounidenses para garantizar la seguridad nacional y la dominación americana donde hay intereses económicos de EE.UU. Uno de los ideólogos de este proyecto fue el subsecretario de Defensa de George W. Bush, que hoy es el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz. Sus ideas fueron aceptadas por Bush, Cheenay, Rumsfeld, y Condolezzaa Rice. Y basándose en ellas se confeccionó un proyecto para Cuba que se llama «El apoyo americano a una Cuba Libre», un documento de 500 páginas publicado en mayo de 2004 por una Comisión para el Apoyo a «una Cuba libre».
M.O.: ¿En qué consiste ese proyecto estadounidense para lograr una «Cuba libre»?
P.A.: Parte de la comisión dirigida por Collin Power, entonces Secretario de Estado. Es un documento tan ridículo que da risa leerlo: pretende convertir Cuba en un protectorado de Estados Unidos. Los cubanos lo llaman anexionista. Hubo un documento anexo de otras 95 páginas que se publicó en julio de este año en que se dice que hay un anexo secreto, que antes no se mencionaba. La razón de anunciarlo el pasado verano es que querían volver a intimidar a Cuba. Todo emana del «Proyecto para el nuevo siglo americano». Más allá del paternalismo, supone un control absoluto de Estados Unidos: enumeran todos los pasos que tienen que tomar para que se cancele el bloqueo económico y hasta que el presidente no certifique que se han realizado todos estos pasos, no termina el bloqueo. Entre esos pasos está desmantelar el Ministerio del Interior cubano y todos los servicios de su seguridad e inteligencia; tienen que revisar el sistema de educación con nuevos textos, como si no tuviera ahora un sistema de educación sin par en los países en desarrollo; también van a modificar el sistema de sanidad pública, dando vacunas a los niños, como si los niños cubanos no fueran los más inoculados en todo el mundo. Es como que no saben absolutamente nada de lo que es la realidad cubana que yo vivo casi todos los días cuando estoy ahí.
En realidad esta política no es para Cuba sino para los americanos que viven en Estados Unidos; los cubanos americanos que van a votar a los republicanos en las elecciones en Florida. En un país con siglos de emigración ha habido un caso en que un grupo de inmigrantes tomaron el control del poder de la política de Estados Unidos hacía su país de origen, como es el caso de los cubanos de Florida. La política hacia Cuba ya no es nacional sino de un grupo de extremistas que emplea el terrorismo como medio para alcanzar sus objetivos y que son los extremistas que viven en Miami y que tienen mucho dinero.
Hay 80 millones de dólares para promover los programas contra Cuba. A los disidentes en la isla les llega muy poco de ese dinero que sirve para financiar toda una industria anticubana en Miami constituida por una cantidad de ONGs que trata de apoyar a sus correligionarios en Cuba como Bibliotecarios Independientes, Médicos Independientes, Periodistas Independientes, gremios así que tienen sus ONGs en Miami y tratan de fomentar un grupo en Cuba. Así que el gobierno federal está subsidiando a esta industria pequeña en Miami de profesionales cubanos. Y esa política que parece tan graciosa e irreal contra Cuba es una política escrita por estos extremistas para sus fines y apoyada por el poder.
M.O.: Volviendo a la Ley de Comisiones de Libertades contra los combatientes enemigos de Estados Unidos, ¿Quién puede ser hoy un «combatiente enemigo para la Administración Bush?
P.A.: La nueva Ley de septiembre da a Bush poderes fascistas, como el poder del presidente de designar «combatiente enemigo» a cualquier ciudadano del mundo. La única definición que se le puede dar a ese «combatiente enemigo» es una persona que apoya, a propósito y materialmente, hostilidades contra EEUU. Y no se determina lo que son «hostilidades contra EEUU». Eso significa que los que apoyamos la justicia para los Cinco cubanos presos, o los que nos oponemos al bloqueo a Cuba o a cualquier otra medida de la política imperialista de EEUU, podemos ser designados hostiles a EEUU y por lo tanto «combatientes enemigos». Y eso nos deja a miles de personas en una circunstancia tan precaria como convertirnos en sujetos de secuestro clandestino y de encarcelamiento secreto indefinido con un trato inhumano bajo el que decenas de ciudadanos ya han muerto en las cárceles secretas que ha externalizado EEUU. Las personas que fueron apresadas en territorio estadounidense fueron trasladadas para aplicarles el tratamiento fuera del país. Y lamentablemente España lo ha permitido.
M.O.: ¿El 11-S ha sido el detonante de esta política o sólo que ha ofrecido una buena coartada al gobierno de Bush para una expansión planificada del imperio americano a cualquier precio y con total inmunidad?
P.A.: El origen del 11S tiene su origen en el apoyo de EEUU a Israel y a los sionistas y la ocupación de las tierras árabes por Israel apoyado por EEUU . Sin embargo se atribuye el ataque al odio hacia EEUU, envidia a sus riquezas y cosas así. Y para justificar la guerra en Iraq, Bush ha ido cambiando los argumentos cada poco. Pero ni se menciona lo que está pasando en Iraq, que es la planificación para hacerse con el control del petróleo. Bush habla de una guerra entre el bien y el mal. Sabemos quien es el mal aunque él se haga pasar por el bien. Cuando se habla en estos términos se convierte casi en una guerra religiosa, como las cruzadas. Y una de las razones del movimiento fundamentalista islámico es el no llegar a una resolución del conflicto israelí-palestino. Y esta es la situación a la que nos enfrentamos.