De vuelta al cole ¿verdad? Estarás contenta con ese portento de confusión que has montado sobre la educación cívica y aún más después de que tu federación de enseñantes religiosos haga de «policía bueno» mientras tus talibanes hablan del mal y tus socialdemócratas se disponen a rebajar todos los listones de memoria, entendimiento y voluntad, con tal de poder aspirar a mantener el gobierno apoyados en el centro de todas las naderías.
Es posible que terminemos con la educación cívica convertida en una de las tres marías de mis ya lejanos tiempos de estudios universitarios, cuando se aprobaba la gimnasia si te apuntabas al ping pong que se practicaba en los locales del SEU.¡Qué gracioso! Cambiábamos la posibilidad de adiestrarnos para una vida sana a través del ejercicio por una preparación directa hacia la vida de los billares, donde el deporte era sólo una apuesta a ganar o perder entre una nube de humo de tabaco y el discurso tabernario. Eso por no hablar de la Formación del Espíritu Nacional y de la clase de Religión, que formaban parte de ese trío de asignaturas que resultaban aún menos interesantes porque los propios docentes no se las creían.
Es posible que podamos coleccionar las imágenes del No Do, que antes nos imponían y ahora nos venden, sin sonrojarnos demasiado, no ya por la miseria documentada de la época sino por el patético parecido de algunos de tus discursos actuales con lo más pomposo del franquismo. Se sigue notando demasiado quien te ha estado alimentando. Es posible que guardemos colas de dimensiones soviéticas para comprar los libros de texto de nuestros niños en prestigiosos centros comerciales. Es posible que nuestros líderes políticos actuales (los tuyos y los nuestros) se parezcan tanto al Chávez que tú no puedes soportar en aquello de ocupar cargos de elección, que hay que ver la que se forma en cuanto alguien te habla de sucesión.
Es posible que tus medios de comunicación se pasen de zafiedad y grosería con las más altas instituciones y quienes las representan y que, en cambio, no se comente por qué ellos son los reyes de sus casas y nosotros no somos ni dueños de las nuestras porque las tenemos hipotecadas hasta la siguiente generación.
Es verdad que, en este país, son posibles muchas cosas pero hay al menos dos que me parecen particularmente estremecedoras. Una, que la izquierda organizada pierda día a día la posibilidad de ser referente moral y político de las aspiraciones de, al menos, una parte inquieta e inquietada de los que vivimos en este ecosistema degradado. Otra, que la Derecha pueda seguir viviendo con retórica de franquista en el mundo neoliberal.
Dicen que en la Educación está la base de la convivencia. Un poco de Educación Cívica nos vendría bien a todos para comprender que vivimos en un mundo nuevo sin montañas nevadas ni muros de Berlín pero con todos los conflictos por solucionar y algunos nuevos retos que afrontar.
La libertad sin adoctrinamiento que tanto proclamas exige una formación básica en valores.
¿Tan distintos son los tuyos que en nada son compatibles con los nuestros?