Son muchos los errores cometidos: Textos farragosos, disensiones en el Bolivarismo, ausencia de una buena campaña informativa, fracaso del partido chavista en tanto que correa de transmisión… Pero sobre todo dos cuestiones. La primera la de la fecha de la convocatoria: cuando se trata de hacer aprobar un texto a lo «carga de húsares», no hay alternativa que «yo o el caos» o bien «yo o los oligarcas reaccionarios de siempre». Pero, eso sí, un corto tiempo antes del final del mandato presidencial, para que el «yo o el caos» sea creíble.

La segunda cuestión es la del «socialismo del Siglo XXI». Hará unos nueve meses se me pidió informalmente, desde el Palacio de Miraflores, un texto sobre ese Socialismo. Me puse a escribir pero al cabo de dos semanas tiré la toalla. Claro que habrá un «Socialismo del S XXI», mejor dicho «Socialismos». Los habrá felizmente (si no apaga y vámonos) pero ¿Cuáles?.

Es extremadamente pronto para saberlo. Y por ello, ahí esta el segundo gran error de esta campaña. Las alusiones al «Socialismo del Siglo XXI» eran, (claro) inconcretas y, por ende, muy peligrosas visto desde el ángulo del votante.

Tuvo razón (en esto) el General Baduel cuando dijo que en esa expresión, si no se concretaba, cabía desde Pol Pot hasta el Sr. Blair. Tan solo el artículo 112, en una modificación, daba una ligera idea de cual sería ese socialismo, solo que sin alusión nominal a este . En resumidas cuentas: o se hubiera debido concretar más la propuesta del Socialismo (incluso asumiendo el riesgo de tener que corregir más adelante la definición) o si no habernos abstenido de traerlo a colación (al menos hasta poder ofrecer una idea más clara del mismo).

No siempre somos lo que queremos ser. Comentando hace tiempo con Paco Frutos «¿qué era Chávez?», coincidimos en que era un «populista de izquierdas». En el buen sentido, como explica Guy Hermet, el mejor especialista mundial en la materia, un «democratismo radical»: «Democracia y populismo proceden de un tronco común a partir del cual la primera implica lo segundo, so pena de renegar de sí misma. Es la utopía democrática por excelencia». Se que a Chávez no le gusta la expresión «populismo» por la connotación negativa que los comunistas la han dado a lo largo de la historia, injustamente, asimilando el populismo a una forma de fascismo o /y de demagogia. Sin embargo, populismo implica obedecer a la voluntad popular, y no halagar los oídos.

Para ese Populismo de izquierdas, Socialismo sería una mezcla de:
1) Al Pueblo no basta con darle la libertad: hay que darle el poder. Y de eso el Chavismo sabe. No hay más que leer la Constitución Venezolana, su recurso muy frecuente al referéndum, el fomento del poder popular y, sobre todo, el «derecho de revocación», que es la autentica revolución del Chavismo (nada mas y nada menos que el establecimiento del mandato imperativo es decir de la máxima garantía de control popular sobre los representantes).

2) «Democracia soberanista a lo Putin: es decir sistema democrático pero con defensa de la identidad y de los valores nacionales (rechazo pues de la ingerencia «humanitaria» tipo izquierda » gling-gling» -o caviar, o divina- tan cara a la progresía norteamericanizada)

3) Resistencia frente al Imperialismo a secas y al económico, llamado mundialización o globalización (y otras paridas como «desarrollo autosostenido»)

4) Intervencionismo estatal en la economía: nada de «Mercado Rey» sino tan solo el Mercado necesario, orientado, acotado y vigilado por un Estado también actor económico y social, tan actor como el Mercado.

5) Proteccionismo social y económico tanto para preservar el nivel de vida de las clases humildes como para potenciar la economía nacional, eso sí dentro de una «economía de gran espacio», dentro de una continentalizacion.

6) Ahora bien, acotado lo que podría ser el Chavismo en tanto que populismo de izquierdas, permítanme traer a colación algunas comparaciones que definirán al Chavismo, además, como un Gaullismo de Izquierdas:
a) En Francia, la Vª Republica edificada por De Gaulle consagró, como en Venezuela, la elección directa y universal del Presidente de la Republica, y ello por siete años (como pretendía la reforma constitucional venezolana).

Ciertamente De Gaulle no llegó a postular el Derecho de Revocación popular, pero sí recurrió sistemáticamente a la consulta popular, de ahí que el sistema francés puede ser calificado de «Referendario».
b) De Gaulle dijo: «Tan solo el Estado es capaz de tomar la iniciativa económica. El dirigismo, que es lo que defendemos, es orientar el reparto de la Renta Nacional. entre las diferentes categorías sociales. Pero, además, hay que hacer que el interés privado esté siempre obligado a ceder ante el interés general, que las grandes fuentes de la riqueza común sean dirigidas y explotadas para beneficio de todos; que las coaliciones de intereses económicos sean abolidas de una vez por todas. Queremos por lo tanto la puesta en valor en común de todo lo que poseemos en esta tierra y, para lograrlo, no existe otro medio que el de la economía dirigida. Queremos que sea el Estado el que conduzca, en beneficio de todos, el esfuerzo económico de la nación entera. La colectividad, es decir el Estado, tiene que tomar la dirección de las grandes actividades. Hay que ir a un Socialismo francés.

La propiedad y el beneficio de las empresas, en el sistema capitalista solo pertenece al capital. Entonces, los que no lo poseen se hayan en una especie de estado de alineación. ¡No! El Capitalismo, desde un punto de vista humano, no ofrece una solución satisfactoria «.

Y, para empezar, dice De Gaulle, hay que fomentar también la participación obrera en las empresas, de ahí la antaño famosa «Ley de Participación», y ello no solo en los beneficios. Por cierto, décadas más tarde, Chirac recogería para sí la expresión «Socialismo a la Francesa».

Pasemos a otro registro, cual es la lucha contra el Imperialismo anglosajón. Para De Gaulle, tras la primera descolonización consistente en renunciar al Imperio francés (equivalente a la expulsión de los españoles del subcontinente americano), había que realizar una segunda: «Tras haber procedido a la primera descolonización… pasemos ahora a la 2ª. Tras haber dado la independencia a nuestras colonias vamos a recuperar la nuestra. Europa se ha transformado en un protectorado norteamericano.

Tenemos ahora que sacudirnos su dominación… Todo el mundo está harto de las constantes ingerencias norteamericanas… La supremacía norteamericana es un enorme peligro mundial… Lo capital es que Europa sea independiente de USA… Al final los hombres se rebelarán por dignidad.»

¿Y no es la actual Revolución Bolivariana una segunda descolonización, -tras los españoles- al Imperio USA?.

Hablemos ahora de los dos sujetos. Los dos nacen en familias con valores tradicionales.

Castrenses los dos se niegan a acatar la fatalidad nacional y supieron decir «No». Ambos se enfrentaron a la cúpula de las FAS, sobre todo a la más reaccionaria. Y ambos tuvieron la tentación de la ilegalidad (De Gaulle por dos veces: en 1940 y en 1958). Ambos pudieron ser dictadores y ambos (y si no pregúnteseme a mi sobre Hugo Chávez cuando -a pesar de mis sugerencias- , no solo se negó a usar la fuerza contra los golpistas militares, sino también a proclamar el estado de excepción) se negaron.

Ambos desprecian a las clases pudientes y a las elites y prefieren apoyarse en el pueblo. Ambos fueron en el caso de De Gaulle «Hombre providencial» que llevó a Francia a la sociedad post-industrial y de Venezuela puede decirse que «o bien una dictadura de 30 años o bien la estabilidad de un Presidente una y otra vez reelegido» hasta 5 veces…

Entonces, y mientras se defina el Socialismo del S.XXI «¿Cómo no ver en Chávez el De Gaulle venezolano y quizá sudamericano? ¿No tranquilizaría esto a mucha gente?
¿Y no beneficiaría a su pueblo combinar progresismo social y económico hasta desembocar en un Socialismo a la venezolana? Lo cierto es que tanto para los no-venezolanos, como para los venezolanos, la permanencia democrática de Hugo Chávez en el poder es cuestión vital. Y quizá ello requiere o bien que Chávez se situé por encima de todos los partidos (eso sí apoyados por los suyos); o bien recurramos a la transversalidad (pues chavistas hay muy probablemente en todos los partidos políticos venezolanos. Imaginación y que cada cual decida.

* Profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad
Complutense de Madrid