Cuenta Marcelino Camacho en sus memorias «Confieso que he luchado» (pág 97). «Fueron muy importantes las reuniones de responsables sindicalistas del interior y militantes, comunistas en 1964 (enero), 1965 y 1966, en España y Francia, donde generalizamos las distintas experiencias y especialmente las de Madrid. Militantes obreros responsables del PCE como Víctor Díaz Cardiel… y como Mario Huertas… prestaron una gran ayuda al asegurar los contactos en las empresas, centros de trabajo».
En efecto, de eso se trataba de asegurar los contactos con militantes del PCE, en un buen número de empresas del Metal. Por ejemplo Marconi, Pegaso, Casa Barreiros, Euskalduna, Vers Tafesa, Boetticher, M.M.M., Kelvinator, Ericcson… y de RENFE, construcción, artes gráficas y otras ramas de la producción y de los servicios, EMT, y Metro. Es en esos momentos donde nos conocimos Marcelino Camacho y yo, además de otros compañeros, en la calle Sierra, en el nº 76 ó 78 donde vivía una familia de comunistas oriundos de Toledo que nos prestaban su casa para reunirnos.
Cuando en Septiembre de 1964 se constituye, primero, la comisión de enlaces y jurados del metal. Después la misión del metal en Madrid, durante los años 1962-1963 y 1964, el ya considerable centro industrial proletariado joven, irrumpe con cierto atisbo de lo que a lo largo de los años se convertiría en toda una nueva experiencia del movimiento obrero, donde destacaría Comisiones Obreras.
Como consecuencia de las impresionantes luchas de los mineros asturianos que en Madrid tuvieron un cierto apoyo solidario en los años 1962-1963, por ejemplo en mayo-del 62, en Euskaluna se llevó a cabo una huelga total con cierre gubernativo de quince días. Se darían paros en Vers, Tafesa, M.M.M., Talleres de RENFE en Villaverde Bajo, Cartonera Industrial Madrileña. En marzo de 1964 hubo una concentración ante el sindicato vertical, en el Paseo del Prado de Madrid. Los estudiantes de esa época se incorporaron a la lucha Antifranquista.
No es de extrañar, por tanto, que en la reunión mantenida en enero de 1964 en una residencia de la CGT, cerca de París, coincidiéramos Marcelino Camacho y yo mismo por Madrid, Gerardo Iglesias y «Otones» por Asturias, Cipriano Gracía y Ángel Rojas por Barcelona, Saborido Soto por Sevilla….
La experiencia del metal madrileño iba tomando cuerpo hasta convertirse en lo que fue Comisiones Obreras.
A Marcelino Camacho y a otros miembros de la comisión del metal le detuvieron en Junio de 1966. Pasó varios días en la cárcel de Carabanchel. No nos pudimos ver. El movimiento obrero madrileño, en especial los metalúrgicos, habían conseguido erguirse frente a los sindicatos verticales, frente a la dictadura Franquista. Después coincidiría a lo largo de años, en Soria y Segovia, de nuevo con Marcelino Camacho.
Marcelino Camacho ha ocupado un lugar de excepción en la lucha por la emancipación de los de su clase y en la decisión de sacrificar su cotidianidad a cambio de reformar la historia.
Marcelino resolvió su opción para su conciencia y su clase no buscando el enriquecimiento o el medro personal, no desmoralizándose y sí organizando y luchando para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores.
* Miembro del PCE