Lo que está ocurriendo en Grecia con la revuelta de los adolescentes y jóvenes se puede considerar como la expresión del fracaso del modelo neoliberal europeo. No es casual la coincidencia temporal entre esta protesta estudiantil y el crack de modelo neoliberal manifestado en octubre en todo el sistema capitalista. Los cuatro factores que han contribuido en el desencadenamiento de tal movimiento de protesta son; 1º) la debilidad y pobreza del sistema educativo primario y secundario, incapaz de preparar a la juventud, 2º) pretensión de privatizar la Universidad, 3º) la ausencia de perspectivas laborales para la juventud, con tasas de paro elevadas, precariedad y remuneraciones ridículas, y 4º) la desconfianza, cuando no hostilidad hacia la «clase política» insensible ante esta situación.

La experiencia universal de las familias griegas es la de tener que recurrir a apoyos privados complementarios a la escuela pública con la finalidad de asegurar un aceptable rendimiento académico y pasar con éxito los exámenes nacionales de acceso a la Universidad, con lo que implica de gasto económico y tiempo invertido por los escolares.

Desde la Constitución redactada tras acabar con la dictadura de los coroneles, la Universidad es pública y gratuita. Los sucesivos gobiernos han tratado de introducir esquemas de privatización de diversos aspectos de la Universidad, encontrándose siempre con el rechazo de los estudiantes y profesores. Por otra parte, es proverbial la inadecuación de los planes de estudio universitarios para preparar a la juventud.

La incorporación de Grecia a la UE no ha supuesto ninguna «modernización» de su economía, sino que, aparte de la corrupción en el manejo de todo tipo de fondos europeos, se ha saldado al final con unas tasas de paro, precariedad y setecientos eurismo realmente alarmantes. Se puede afirmar que el estado de ánimo presente, tanto en la conciencia como en el subconsciente de la adolescencia y juventud, es de total desesperanza. La perspectiva ofrecida por la sociedad para su incorporación a la misma es deprimente, de derrota continua.

Por último hay que hablar de los responsables de todo este panorama tan deprimente: la «clase política». ¿Para qué sirven los sucesivos gobiernos del color que sean si no son capaces de cambiar el rumbo de las cosas?. La única fuerza política que ha llevado a cabo tanto análisis como propuestas de acción frente a esta situación ha sido Synaspismos y la coalición Syrisa. De ahí la virulencia de los ataques de todos los otros partidos contra Synaspismos, los más furibundos procedentes del KKE, del Partido Comunista Griego.

El gobierno de derechas de Caramanlis, de la Nueva Democracia, ha sido incapaz de responder adecuadamente ante la protesta, y se aferra a la estrategia de la represión y demonización de la juventud. El asesinato de Alexis Grigoropóulos el 6 de diciembre a manos de la policía en una manifestación de protesta ha empeorado la situación. A la huelga general convocado para el siguiente miércoles, día 10 de diciembre, se ha añadido el estado de malestar continuo con manifestaciones diarias y huelgas sectoriales de toda índole.

Para Synaspismos la única solución es la disolución del gobierno por incapaz y la convocatoria de nuevas elecciones que saquen al país de la postración en la que está sumido. La actuación en todo este conflicto de Synaspismos y de la juventud de esta formación ha sido de apoyo a los estudiantes y de respeto a sus reivindicaciones y exigencias. Podemos contemplar la pancarta desplegada en la Acrópolis por las juventudes.

* Petro Marset, Resposable Europa del PCE