Gonzalo Puente Ojea, diplomático de profesión, no ha abandonado nunca el interés sobre el fenómeno religioso. Hacia 1970, una vez que profundizó en las obras de Marx y Engels, publica Ideología e historia. La formación del cristianismo como fenómeno ideológico, e Ideología e historia. El fenómeno estoico en la sociedad antigua que alcanzaron un éxito editorial, al tiempo que provocaron reacciones contradictorias y el «silencio» estratégico de la jerarquía eclesiástica. Su obra aumenta y sus sucesivos títulos marcan la polémica y la controversia. Su aparición, en la escena mediática, ocurre cuando Felipe González le destituye de su puesto de embajador en el Vaticano. Cuando vuelve a España comienza una etapa militante en diversos medios con una radicalidad intelectual que provoca su marginación por parte del poder político y mediático. A pesar de todo, en el terreno intelectual ha conseguido la categoría de imprescindible. Su biografía está jalonada por una de las obras filosóficas y ensayísticas más sólidas de los últimos tiempos enraizada en un compromiso político al servicio de toda liberación. Su fidelidad a los lectores le ha mantenido vivo por encima de cercos y silencios. No podemos olvidar su último libro La religión ¡vaya timo!, que no ha pasado desapercibido en los subsuelos de la resistencia, así como otros títulos memorables: Elogio del ateismo. Los espejos de una ilusión y La andadura del saber.

Mundo Obrero: El término laicismo es muy controvertido en muchos aspectos, podía resumirnos sus componentes significativos.
Gonzalo Puente Ojea:
El laicismo es un sistema de ideas y reglas de estricta igualdad entre los ciudadanos como fundamento de una democracia genuina. Tres son sus pilares. A) Todas las conciencias son formalmente iguales e indiscriminables por su dignidad y respetabilidad por el mero hecho de ser conciencias con la misma constitución neurofisiológica. Es ilícito, por tanto, someterlas a criterios de «rectitud de conciencia» por iglesias o confesiones religiosas. B) Sólo las conciencias de los individuos son tuteladas de derechos, como la irrestricta libertad de conciencia, fundamento de todas las demás. C) En las relaciones entre poderes públicos y la conciencia rige el principio recíproco de no-interferencia de la esfera de lo privado y lo público, y viceversa, cuya consecuencia inmediata es la absoluta prohibición de los poderes públicos de otorgar privilegios y ventajas de todo tipo a conciencias y grupos de conciencias por razón de religión, raza o ideología que rompan la unidad e igualdad jurídica de todas las conciencias y establezcan una situación de enfrentamiento y conflicto social que destruya las raíces de la igualdad y de la libertad como fuente y origen de la república democrática genuina, y de su legitimidad.

M.O.: En principio, para deshacer equívocos, qué diferencia existe entre la separación de Iglesia y Estado?
G.P.O.:
La fórmula separación Iglesia-Estado implica, pese a las apariencias, la admisión tácita de que la Iglesia católica es aún hoy día una institución de Derecho Público con facultades soberanas concordadas por el Estado como un alter ego sobre las materias mixtas de triste memoria, acerca de contenidos supuestamente espiritual. El laicismo rechaza radicalmente esta doctrina tradicional y aplica a las iglesias y demás congregaciones religiosas el estatuto de Derecho Privado que corresponde a las asociaciones civiles, que las considera así como simple «asociaciones de creyentes.» Mediante los Concordatos con la Santa Sede, el Estado español cede parcelas de competencia importantes que rompen la unidad cívica de los ciudadanos españoles al situar en una situación de privilegio a las conciencias católicas y así abrir la discordia civil.

M.O.: En su libro Ateísmo y religiosidad leemos que el fundamentalismo católico fortalece tácticamente, pese a su retórica sensiblemente paternalista de justicia social, el sistema capitalista de dominación. ¿Quiere esto decir que en el espacio de la lucha de clases no se puede perder de vista el papel cómplice y enajenador de la religión católica?
G.P.O.:
En efecto, la situación de privilegio que tiene la Iglesia católica, incluso corregida y aumentada, en nuestro país contribuye poderosamente a proteger e incluso a extender el dominio de las clases propietarias en varias esferas de la sociedad, como la enseñanza, los medios de comunicación, los símbolos del estado, la distribución de la renta fiscal y la financiación del culto y clero, y la financiación de los colegios privados concertados.

M.O.: Desde determinados poderes mediáticos muy beligerantes, cuando no fundamentalistas, el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero es atacado por intentar imponer una política anticlerical y socavar los cimientos cristianos de nuestro país. No hay más que escuchar o leer determinados medios de comunicación.
G.P.O.:
El actual gobierno del PSOE ha confundido la obligación de ajustar las instituciones públicas a los principios fundamentales de la perspectiva laicista expresada en la Constitución con una política circunstancial y selectiva de ciertas instituciones y regulándonos la convivencia política y social de los ciudadanos. Cree que laicismo significa la Ley del aborto, la legislación sobre el matrimonio gay, la asignatura Educación para la ciudadanía, etc. Probablemente esta confusión se deba a la insuficiente formación ideológica y política de J. Luis Rodríguez Zapatero que desarrolla una política que sólo contribuye a eternizar la hegemonía de la Iglesia católica en nuestro país. Por esto, si quiere cambiar la faz de la sociedad española, debe acometer reformas institucionales y legislativas básicas implícitas en la Constitución para anular los privilegios de las iglesias, pero sobre todo, de la Iglesia católica.

M.O.: Desde su experiencia intelectual y combativa, ¿qué comentario o reflexión le merecen las propuestas laicistas del PCE divulgadas en este mes ante los próximos procesos electorales?
G.P.O.:
Muy acertadas por su contenido enraizado en el Artículo 14 de la Constitución que dispone que todos los españoles somos iguales ante la ley sin discriminación por razones de raza, religión, nacimiento, posición social y cualquier circunstancia personal. En consecuencia es urgente conseguir abolir la permanente inconstitucionalidad en que está inmersa la sociedad española al violar cada día las garantías expresadas en el citado artículo. En esta sentido es urgente proceder a la inmediata denuncia del Concordato de 1953 y las modificaciones introducidas en su texto en el Acuerdo de 1979.

M.O.: Su último libro La religión ¡vaya timo! es un instrumento intelectual por su planteamiento riguroso y desmitologizador de las religiones desde perspectiva diferentes. Sin embargo, su recepción ha quedado reducida a minorías por su ausencia de divulgación y publicidad como otras propuestas intelectuales y políticas.
G.P.O.:
Este libro está dirigido a investigar y desmontar las falacias de la religión como género, a partir de lo que caracteriza el perfil del timo religioso como padre de todos los timos: la escisión dualista que la mente humana en los albores de la prehistoria creyó percibir en cada sujeto entre un cuerpo material, mortal y un ánima como un soplo o aliento inmortal. Esta hipótesis animista, primera revolución generada en la mente humana, en sí misma no religiosa, estableció la condición conceptual de posibilidad de la religiosidad, como umbral de la religión, para lo cual la noción del Dios del teísmo es sólo secundaria y derivada en el curso de la historia. La novedad y valor argumental de este libro, creo que radica en su estructura: el timo antropológico, el teológico, el bíblico y, finalmente el timo eclesiástico, como elemento ideológico reductor de las conciencias.