Gravity
Director: Alfonso Cuarón

Título: Gravity
Dirección: Alfonso Cuarón.
País: USA 2013.
Intérpretes: Sandra Bullock, George Clooney
Guion: Alfonso Cuarón y Jonás Cuarón.
Producción: Alfonso Cuarón y David Heyman.
Música: Steven Price. 
Fotografía: Emmanuel Lubezki.
Montaje: Mark Sanger y Alfonso Cuarón.
Diseño de producción: Andy Nicholson.
Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.
Estreno en España: 4 Octubre 2013.

Sumergido en la vorágine previa al Festival Internacional de Cinema de Catalunya (ya me veo venir encima toneladas de hemoglobina, vísceras, sustos y demás mercancía habitual en esa programación) no quise dejar pasar la oportunidad de visitar la estación orbital espacial de la mano de Alfonso Cuarón, un viaje que desde ya mismo le recomiendo a cualquier espectador ávido de emociones cinematográficas intensas preñadas de profundas reflexiones filosóficas. Esto último precisamente es lo que no sobra casi nunca en el género que se cultiva en Sitges.

Hay dos momentos de los que llamamos mágicos en la hora y media que dura Gravity: el plano final de la película, que naturalmente no desvelaré, y aquel en el que, flotando en el espacio a 600 kilómetros de altitud, junto a la nave acribillada por restos de basura espacial, la protagonista femenina, que encarna con admirable fuerza y convicción, sin duda en el papel de su carrera, Sandra Bullock (no dejen de disfrutar de su trabajo en toda la riqueza de su versión original) le cuenta a su colega masculino (George Clooney, como siempre estupendo, incluso con sutiles auto-ironías sobre su propio estatus de estrella) lo profunda que es la herida emocional que el destino le ha infligido. Y allá arriba, separada de un mundo que se extiende literalmente a sus pies en la inmensidad del cosmos, su dolor le impide apreciar la imponente belleza de la Tierra, su aflicción le oculta la verdadera e infinitamente pequeña dimensión de la naturaleza humana.

Cuarón narra maravillosamente estas contradicciones, con una sencillez apabullante, digna continuadora de aquel monumento que firmara Kubrick en 1968. Como ante 2001 Odisea en el espacio, no salimos del asombro al contemplar un espectáculo tan grandioso y asistimos con el alma en vilo desde el primer instante en que se masca la tragedia hasta el desenlace final.

No cabe mayor concisión en el suspense de la trama: una astronauta en órbita incomunicada y sola lucha con denuedo, en medio de una lluvia de meteoritos provocados por la basura artificial, por alcanzar una nave que le sirva de auxilio para volver a la Tierra. La soledad del individuo atrapado en su insignificancia por la vastedad del cosmos. El cine nos lo ha contado muchas veces, en el océano, en el desierto, en la selva o en las montañas, es todo un género en el que el narrador debe respetar reglas inflexibles para alcanzar la excelencia. Y la fuerza que el ser humano es capaz de encontrar en lo más profundo de su psique (bellísima metáfora, la secuencia de la ensoñación) para levantarse y continuar el camino de la vida, para redimirse y comenzar de nuevo su andadura después de una derrota que parecía definitiva.

Aparte de saber dosificar los elementos de tensión e incluir instantes de relajación que no destruyan la verosimilitud de la situación, en Gravity es la perfección de la construcción visual de la escena, lo que contribuye sobremanera a dejarnos boquiabiertos, la asombrosa sensación de realismo que consigue situarnos en órbita y flotar con los personajes dentro y fuera de las naves, contemplar el divino paisaje y aterrarnos viendo la capacidad autodestructiva de las máquinas creadas por el hombre. Ya lo habíamos vivido antes, decíamos, pero volvemos a gozar como nunca.

Lo que principalmente convierte a Gravity en una película especial es que con la robustez de su perfección tecnológica –más de cuatro años le llevó a Cuarón desarrollar las herramientas técnicas que hicieran posible su película- y la delicadeza de su pensamiento, opera el milagro de hacernos soñar como siempre nos ha gustado hacerlo en una sala oscura.

Reportaje sobre el Festival de Sitges 2013:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/programa/dias-cine-festival-sitges-2013/2074845/

RECOMENDACIONES

ONLY GOD FORGIVES, Nicholas Winding Refn. Género negro pasado por un filtro, el del autor de Drive, muy especial, con personalidad y estilo propio. Lo mejor de Sitges 2013.

CANIBAL, Manuel Martín Cuenca, 2013. Martín Cuenca, dignísimo continuador del estilo Antonioni, utiliza algunos recursos con maestría, como la elipsis y el fuera de campo en esta singularísima historia de amor.

GRAND PIANO, Eugeni Mira. Entre Hitchcock y Brian de Palma. Un divertimento de suspense extraordinariamente bien realizado.

PIE DE PÁGINA, Joseph Cedar, 2012. Fábula que contiene apuntes y enseñanzas morales sobre los embrollos de la envidia y los celos en una inteligente y agridulce comedia israelí.