El conflicto que mantienen las secciones sindicales con la dirección de Endesa se remonta a hace 26 meses, cuando se inició la negociación del V Convenio Marco. En este tiempo, los representantes de los trabajadores, conformados por las secciones sindicales de UGT (mayoritaria en Endesa), Comisiones Obreras y Sindicato Independiente de la Energía (SIE), han tenido que hacer frente a propuestas de la dirección que afectarían de forma directa y radical al modelo de relaciones laborales que ha prevalecido en Endesa desde que en 1999 se fusionaron las distintas empresas eléctricas que conforman el Grupo Endesa. Especialmente lesivas han sido las propuestas en aspectos relacionados con los beneficios sociales de la plantilla, la clasificación profesional y un incremento económico irrisorio de los salarios. En definitiva, las propuestas recortan gravemente derechos y precarizan a la plantilla.

El conflicto actual tiene su origen en la compra de Endesa por parte de la multinacional italiana Enel en 2007. Desde entonces, ha sufrido un troceamiento paulatino y progresivo que ha sacado fuera del control español divisiones tan importantes como todo el ámbito latinoamericano, cuyos beneficios pasan, hoy por hoy, a depender de Roma. Los miles de millones de beneficios anuales de Endesa, que en su día fue una empresa pública española, se quedaban en nuestro país. Ahora van a parar al extranjero. También es de suma importancia tener en cuenta que el resultado de estas negociaciones va a tener efectos directos en las demás empresas del sector eléctrico, pues Endesa ha sido siempre una empresa de referencia en el sector en todo lo referido a conquistas laborales.

Movilizaciones y encierros

Desde el inicio de las negociaciones, las movilizaciones han sido las más importantes de Endesa en los últimos 40 años. Huelgas, concentraciones durante la celebración de la Junta General de Accionistas, con protestas ante la Embajada de Italia, boicots a actos de la empresa y escraches al director general de Recursos Humanos, el italiano Andrea Lo Faso. En todos estos actos han participado unas 15.000 personas, provenientes la mayor parte de Madrid, Cataluña, Aragón, Baleares, León, Andalucía, Badajoz, Ceuta, Melilla, Galicia y Canarias. La última escalada de tensión en el conflicto se produjo cuando los secretarios generales de las secciones sindicales de CCOO, UGT y SIE en Endesa comenzaron, a mitad de octubre, un encierro en la sede de Madrid que se extendió muy pronto a Barcelona, Sevilla, Las Palmas de Gran Canaria, Zaragoza y Palma de Mallorca. También ha habido encierros en las centrales de As Pontes (A Coruña), Andorra (Teruel), Litoral (Almería) y Compostilla (León).

Estas cuatro centrales citadas constituyen un motivo añadido para las protestas, pues las cuatro están amenazadas por el cierre, las de Compostilla y Litoral anunciados sorpresivamente y sin contar con las secciones sindicales este mismo año. La importancia que tienen estas centrales como generadores de empleo y riqueza en las zonas donde se ubican y el alto número de trabajadores que emplean hacen necesario que la dirección establezca unos plazos que garanticen el empleo y la creación de alternativas económicas para las comarcas, es decir, una transición energética justa que tampoco ha cumplido hasta el momento.

La situación en Endesa se ha agravado recientemente, cuando la UGT, rompiendo de manera unilateral la unidad sindical, propuso la resolución del conflicto a través de la fórmula del arbitraje. El documento que presentó a la mesa de negociación acabaría totalmente con el modelo de relaciones laborales de Endesa. Supone la eliminación de los acuerdos de reorganización societaria de 1999 y, con ellos, los acuerdos de garantías permanentes y fundamentales que contienen, que son ilimitados en el tiempo y que afectan a todos los trabajadores. Además, el documento suprime la eficacia de los convenios de origen, con los que se rige aproximadamente el 48% de la plantilla. Aceptar voluntariamente dichas condiciones dilapidaría todo lo logrado por la plantilla de Endesa desde su fundación en 1944.

A pesar de los muchos contratiempos, Comisiones Obreras no aceptan un arbitraje ni con los condicionantes puestos por UGT y la dirección, ni en estas circunstancias. Siguen firmes en retomar el camino de una negociación serena, equitativa, en igualdad y razonada. Si esta fase se culminara, entonces estarían abiertos a las “muchas posibilidades técnicas” que ofrece la mediación, citando las palabras de la presidenta de la mesa negociadora, María Emilia Casas. Para la resolución del conflicto, desde Comisiones Obreras lanzan un mensaje de calor y unidad a la plantilla: “todos nos debemos a todos. Creemos firmemente que esta guerra está muy lejos de haberse perdido”.

Secretario de Comunicación Sección Sindical Interempresas CCOO Endesa