No dejarán de trabajar porque reciban el ingreso mínimo vital.
Necesitan esa protección solidaria porque no tienen trabajo y han sido empobrecidos.
Mientras Cáritas considera imprescindible un ingreso mínimo vital permanente, la Conferencia Episcopal lo rechaza porque (dice el portavoz de ese grupo) “al vivir subsidiados, no buscarían trabajo”.
La iglesia católica es en España la institución más subsidiada, recibiendo de la hacienda común una financiación privilegiada y no democrática que utiliza más para su propaganda a través de 13TV que para sostener la labor humanitaria de Cáritas.
La iglesia católica se apropia de lo que es de todos y además no necesita (podría autofinanciarse) pero se opone a la imprescindible solidaridad con quienes sí lo necesitan.
Hasta el Papa Francisco reclama un salario universal como derecho humano.