El pasado 8 de marzo se alcanzaron cifras récord del precio de la electricidad en España, la media fue de 544,98 €/MWh elevándose a un precio de 700 €/MWh a las 20:00 horas. El precio medio fue 10 veces superior al del 8 de marzo del año 2021 (54,42 €/MWh).
Se apresuró Pedro Sánchez en culpar a Putin y a la Guerra del proceso inflacionista de la electricidad y los combustibles, obviando el hecho de que a lo largo del año 2021 los precios de la electricidad se han quintuplicado. Igual que Borrell, Pedro Sánchez confiaba en que la propaganda de guerra convierta a los trabajadores en abnegados consumidores dispuestos a pagar más o consumir menos de lo necesario para contribuir al desenlace de las sanciones económicas de la UE a Rusia fruto de la invasión de Ucrania.
Los movimientos por la intervención en el sector energético no se hicieron esperar, las industrias intensivas en consumo energético (siderurgias, cementeras, productoras de fertilizantes, etc.) anunciaron esta semana la necesidad de paralizar su producción por los altos costes energéticos y la UE anunció la posibilidad de aceptar la desconexión del gas del cálculo de tarifa eléctrica, medida a la que se opuso en verano y que sirvió de excusa al PSOE para negar la viabilidad de las propuestas de Unidas Podemos en materia de reducción del precio de la electricidad.
El 9 de marzo la UE anunció dicha posibilidad y «milagrosamente» los precios de la electricidad han comenzado a bajar, hoy, 12 de marzo, se sitúan en 247,89 €/MWh, ligeramente por encima del precio anterior a la intervención militar de Rusia (240 €/MWh el 25/02). El oligopolio eléctrico ha reaccionado “aplaudiendo” la propuesta de la UE de intervenir el precio del gas [1], tratando así de focalizar la intervención en el Mercado del Gas y no en el Mercado Eléctrico.
Mercado del Gas y Mercado Eléctrico
Conviene saber diferenciar la propuesta de intervenir el precio del gas de la propuesta de desvincular el precio del gas del precio de la electricidad. Con la intervención en el precio del gas, la UE pretende parar el proceso especulativo en la compra-venta del gas, imponiendo un precio probablemente en los niveles previos a la guerra 75 €/MWh [2] frente a los 200 €/MWh [3] que alcanzaron el 8 de marzo (precio que ya es desorbitado). “Curiosamente” tras el anuncio de la posibilidad de intervenir el Mercado del Gas, los precios del gas han bajado hasta los 110 €/MWh el 12 de marzo, lo cual muestra que en este mercado opera más la especulación que las razones materiales de la guerra. Debe tenerse en cuenta, que los Ciclos Combinados necesitan aproximadamente 2 MWh de gas para producir 1 MWh de electricidad, por eso el precio de la electricidad marcado por el gas es siempre ligeramente superior al doble del precio del gas.
Por otra parte, la desvinculación del gas del precio de la electricidad implica que las Centrales de Ciclo Combinado no entren en la subasta eléctrica y por lo tanto que el precio de la electricidad sea fijado por el resto de las tecnologías: eólica, fotovoltaica, hidráulica, nuclear, etc. Lo cual supondría que el precio de la electricidad terminara en niveles de en torno a 50 o 60 €/MWh, 5 veces menos que antes del inicio de la guerra. Aunque al Oligopolio Eléctrico le quedaría la baza de las Centrales de Carbón cuyos costes de producción derivados del precio del carbón y unidos a los artificiales costes de emisión podrían elevar este precio mayorista por encima de los 100 €/MWh.
Es por eso por lo que el oligopolio Eléctrico está intentando que la intervención se circunscriba exclusivamente al Mercado del Gas, de esta forma se volvería a los niveles de precios previos a la guerra y no puede olvidarse que de los precios elevados se benefician las tecnologías que producen electricidad entre 10 y 45 €/MWh, las cuales aportan entre el 80 y el 90% de la electricidad diaria.
Hay además una cuestión para tener en cuenta en todo este proceso especulativo del precio de la energía, los precios de materias primas como el gas natural se fijan en contratos de suministro donde se pactan precios durante un cierto tiempo, la elevación del precio en los mercados y su traslado inmediato al consumidor no tiene base en los costes reales de las empresas que venden el gas, electricidad o combustibles.
La desvinculación del gas es una medida insuficiente
Si bien la desvinculación del gas en el precio de la electricidad podría tener un efecto inmediato en la reducción de este precio, el oligopolio eléctrico podría seguir teniendo mecanismos para la adulteración del precio a través de las Centrales Térmicas de Carbón que, aunque en menor medida, siguen operando en el sistema eléctrico español y tienen unos costes de operación condicionados a un Mercado del Carbón que también está en un proceso de subida de precios.
Por ello, la intervención del Mercado Eléctrico debe realizarse bajo el principio de que el precio de la electricidad sea un reflejo de los costes reales de producción eléctrica, tal y como viene proponiendo el PCE [4].
La transición energética
Sobre la viabilidad técnica de la transición energética proyectada por la UE ya se realizó un análisis en Mundo Obrero en el artículo Nacionalización o Procrastinación [5].
El hecho de que sean las multinacionales energéticas las que estén desarrollando las inversiones en el cambio de modelo energético es una cuestión que hay que tener en cuenta. Las grandes transformaciones energéticas del siglo XX como las centrales hidroeléctricas, las centrales de carbón o las centrales nucleares fueron impulsadas desde los Estados. La transición hacia energías de fuentes renovables (solar o eólica) o a nuevos combustibles como el hidrógeno verde se está realizando a través de las multinacionales energéticas. Sólo Iberdrola, empresa a la vanguardia de la transformación energética en España, ha anunciado la inversión de 150.000 millones de euros [6] en el proceso de transición energética durante esta década. A las empresas del oligopolio eléctrico se unen también las multinacionales del sector de hidrocarburos como Repsol, Cepsa o BP.
¿Es posible pensar que para que estas empresas acometan estas inversiones con viabilidad son necesarios niveles altos de precios y márgenes brutos? ¿Podrían acometerse estas inversiones desde el sector privado sin el mantenimiento de los precios energéticos (electricidad y combustibles) actuales?
He aquí un motivo más para defender que sigue vigente la necesidad de un sector energético público [7].
Hoy más que nunca es necesaria la movilización por un cambio en el modelo energético que implique cambios en el mercado eléctrico, profundos cambios en el modelo de transición energética y nacionalización de todos los sectores energéticos. Si no lo hacemos, la UE y el Oligopolio mantendrán la lógica de beneficiar al gran capital en detrimento de los trabajadores, o peor aún, se movilizarán otros que utilizarán el descontento popular para establecer políticas que terminen beneficiando al Oligopolio.
Notas:
(*) Ingeniero industrial y Máster en Organización Industrial y Administración de Empresas / Comité Central del PCE
(*)