Un 30 de mayo de hace 40 años, España ingresó formalmente en la OTAN. Lo hizo de la mano de Calvo Sotelo, que con su posición atlantista dio un giro radical a la política exterior que había llevado Suárez. Corría el año 1982, el del golpe de Estado de Tejero.
Rafael Fraguas, periodista, analista geololítico y sociólogo, explica en este artículo, Prudencia no es olvido, cuáles fueron los orígenes de la OTAN y lo que significa hoy. Para ello se remonta a marzo de 1941 cuando Roosevelt y Churchil se reunieron en aguas canadienses para hablar de cómo trazar el nuevo orden mundial posguerra. Aquellas conversaciones y compromisos determinaron la entrada de EEUU en la Segunda Guerra Mundial, demorándose lo suficiente para que la URSS continuara debilitándose.
Con la llegada de Truman se militarizó la política mundial, se bombardeó Hiroshima y Nagasaki y en 1949 se creó la OTAN “con vocación político-militar, como columna vertebral antisoviética del imperio estadounidense y versada hacia Europa Occidental”. Así, se consolidaba el poder mundial de Estados Unidos asentado en el poderío de sus Fuerzas Armadas y en un discurso vinculado al excepcionalismo estadounidense, el compromiso o misión providencial de expandir urbi et orbi la democracia liberal capitalista”.
“Pero a nadie en su sano juicio se le oculta que la OTAN, con su atención centrada hoy en su expansión en Europa Oriental, se ha convertido en la pantalla que esconde la autonomía política mundial del Complejo Militar Industrial estadounidense”, argumenta Fraguas. “Amparada en su carácter supranacional en Europa, fijando los objetivos que mejor le place”.