Desde su presentación como anteproyecto, la Associació Catalana d’Expresos Polítics del Franquisme (ACEPF) ha participado activamente en las tareas de seguimiento, evaluación y otras iniciativas orientadas a conseguir mejorar el texto de Ley de Memoria Democrática. Así lo hicimos en el marco del Encuentro Estatal de Colectivos de Memoria Histórica y de Víctimas del Franquismo, compartiendo diferentes valoraciones colectivas, y añadiendo propuestas de mejora que hemos hecho llegar a la Secretaria de Estado de Memoria Democrática y a las diferentes formaciones políticas progresistas.

Estas valoraciones han sido recogidas en diferentes artículos y editoriales de Catalunya Resistent. También lo hemos hecho en el marco del 20 aniversario de la Declaració del Liceu: Manifest per a un Memorial Democràtic, recordando nuestros orígenes como Asociación memorialista desde los años sesenta.

Desde el principio nuestra posición ha sido muy clara “llegamos tarde y arrastramos un déficit democrático, pero ahora tenemos una gran oportunidad para superar las insuficiencias y limitaciones de la Ley de Memoria Histórica del 2007. Por esta razón pedimos valentía al Gobierno de coalición (PSOE-UP) e inteligencia política a las fuerzas progresistas. Las enmiendas presentadas por diferentes grupos pueden mejorar su contenido” huyendo de maximalismos estériles y participando activamente en todo el recorrido de las enmiendas que puedan mejorar el texto.

Hoy, nos congratulamos del texto aprobado en el Congreso el día 14 de julio y pendiente del trámite parlamentario en el Senado. Es una Ley que refuerza las políticas públicas de memoria y que afianza los principios invocados en la misma: la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Claro que debemos evitar que se convierta en papel mojado. La composición actual del poder judicial y su actitud de interpretación e inanición, (injustificable en materia de justicia y memoria), constituye una anomalía democrática. Pero esta Ley supone un avance substancial en las políticas de memoria; su ejecución dependerá en gran medida de la capacidad de generar mayorías para su implementación a todos los niveles. Habrá que sumar nuevas voluntades para hacerlo posible y seguir avanzando.

Conocer nuestra historia desde los centros educativos

Se han destacado en diferentes medios los aspectos clave de la nueva Ley. Yo quiero referirme a uno fundamental para la implementación del cuarto principio invocado: el de garantía de no repetición. Los artículos 43 y 44, se refieren al fomento de las políticas de memoria democrática, y la obligación de las administraciones educativas para garantizar que la memoria democrática llegue a las escuelas. Tal como hemos proclamado en el “Manifiesto por una verdadera inclusión de la memoria democrática en el currículum escolar”, articulando propuestas concretas de cambios curriculares y de formación del profesorado que permitan en su desarrollo e implementación un instrumento útil para las nuevas generaciones.

Fundamental para que llegue a la comunidad educativa el conocimiento y la verdad. Se lo debemos a la memoria de las mujeres y de los hombres que nos han precedido, a las personas que laboran sin desfallecer en la construcción de un futuro con sólidos valores democráticos.

Escribo estas notas apresuradas recién llegados, como Asociación, de visitar la prisión de Burgos, la Escuela Antonio Benaiges en Bañuelos de Bureba y las fosas de la Pedraja. Itinerarios imprescindibles en los espacios de memoria, hoy silenciados. Se lo debemos a los maestros y maestras republicanas que dieron su vida por un futuro mejor. La nueva Ley de Memoria Democrática debe permitirnos acercarnos a “Aquel mar que nunca vimos”. Y para seguir avanzando.

(*) Junta Directiva de la ACEPF (Associació Catalana d’Expresos Polítics del Franquisme)

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