Raji Sourani, fundó y dirige en Gaza el prestigioso Centro Palestino por los Derechos Humanos (PCHR), y ha promovido demandas judiciales tanto en Israel como en otros países, para perseguir los crímenes de lesa humanidad cometidos por la ocupación israelí. En 2008 estuvo a cargo de la demanda ante la Audiencia Nacional española contra el ministro de Defensa de Israel, Ben Eliécer, y otros seis mandos militares por la masacre de quince palestinos, once de ellos niños, en el barrio de Al Daraj, en 2002. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu procesó a los acusados y emitió orden de captura, pero, ante la protesta de Israel, el gobierno español pidió perdón y cambió la ley para recortar la jurisdicción universal.
Sourani ha sufrido el encarcelamiento, la tortura y la detención administrativa en varias ocasiones. Su trayectoria como abogado defensor de derechos humanos ha sido reconocida con el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award) y este año con el premio internacional de la Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE). Mundo Obrero habló con él a su paso por Madrid a principios de marzo, gracias a la mediación del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe, y a la hospitalidad de Majed Dibsi.
“El derecho internacional, los derechos humanos, los tomas o lo dejas, pero no puedes decir que unas personas tienen dignidad y necesidad de justicia, y otras no. Esto es lo que está haciendo Europa”
GUADALUPE BARAHONA: Para las personas que no están al día de la realidad en Palestina ¿podría resumirnos la situación en los territorios ocupados, empezando por Gaza?
RAJI SOURANI: La situación es realmente muy mala. Llevamos 16 años de asedio criminal, ilegal e inhumano sobre la franja de Gaza, desde el bloqueo impuesto por los israelíes desde 2007. Tenemos casi un 60% de desempleados y un 9% de población por debajo del umbral de pobreza, el 85% depende de la UNRWA y de las agencias internacionales que racionan los alimentos. Los israelíes asfixiaron a Gaza social y económicamente, y la desconectaron del mundo exterior. No permiten que nadie, salvo personas muy excepcionales, venga a Gaza, y a los gazatíes apenas se les permite salir al exterior. Hay toda una generación que no conoce a los demás: no conocen otros países, no conocen la región y no conocen a los israelíes. Eso es muy crítico.
Durante este periodo Gaza ha sido sometida a cinco guerras. En el ojo del huracán de cada una de estas guerras estaban los civiles y los objetivos civiles. Por eso casi no hay familia que no tenga heridos, muertos o daños en sus casas, en sus granjas, o que no tenga prisioneros dentro de las cárceles israelíes. Las protestas de la Gran Marcha del Retorno entre 2018 y 2019 dejaron muchos asesinados, tiroteados y heridos, lo que implica que muchas personas están discapacitadas. Este es un problema muy amplio en Gaza. Hablar del mañana es muy difícil. Es como si esperáramos que lo peor esté por llegar, día tras día.
G.B.: ¿Y en Cisjordania?
R.S.: En Cisjordania, Jerusalén es objeto de judaización y limpieza étnica. Israel casi ha desgajado de facto la ciudad. Lo que está pasando es muy feo. Jerusalén no es en absoluto la ciudad que conocemos. La ocupación israelí está imponiendo su dominio incluso en los lugares santos. Sheik Jarrah fue sólo un ejemplo de este proceso de ocupación y limpieza étnica que ocurre todos los días, todos los días. A través de procedimientos administrativos y leyes, los israelíes están judaizando Jerusalén y limpiando étnicamente a los palestinos. Además, está la anexión de territorio mediante el Muro del Apartheid, que se construyó después de que el Muro de Berlín fuera destruido, y constituye una nueva dimensión del racismo y la anexión de tierras, asentamientos y enclaves. En Cisjordania, día a día, los israelíes están acaparando más tierra, confiscando terreno, construyendo nuevos asentamientos, ampliando los asentamientos y conectando estos asentamientos con carreteras de circunvalación (segregadas), hasta un nivel en el que las aldeas palestinas son ciudades cantón, enclaves y no tienen posibilidad de expandirse en absoluto, rodeadas por los asentamientos israelíes.
“En Gaza, casi no hay familia que no tenga heridos, muertos o daños en sus casas, en sus granjas, o que no tenga prisioneros
en las cárceles israelíes”
Hablar ahora de un Estado palestino es misión imposible. Lo que tenemos en Cisjordania es un sistema de apartheid, un sistema de colonización en el que se imponen leyes israelíes. Y Gaza es una prisión para 2,4 millones de personas.
Este nuevo gobierno israelí no ha añadido ninguna política nueva, excepto una cosa: son audaces, claros y directos. No tienen complejos con las palabras, y dicen de forma clara y sencilla que “no existe un Estado palestino”, que “no somos una potencia ocupante”, que “esta es nuestra tierra” y que “los palestinos no existen”. Así que sólo puedo esperar que la situación empeore. Más violencia por parte de los israelíes, más ataques contra civiles, incluso la oficina de seguridad nacional de la Casa Blanca ha dicho que el ejército israelí es cómplice de los ataques contra civiles en Huwara y otras aldeas palestinas, al proporcionar cobertura a dichos ataques.
G.B.: Dada la situación que describe, ¿la solución de los dos Estados sigue siendo viable?
R.S.: Si decimos que hay una solución de un Estado, nos acusarán de pedir la destrucción del Estado de Israel. Si decimos que apostamos por la solución de los dos Estados, prácticamente es inviable, gracias a Europa y Estados Unidos, que practicaron una conspiración de silencio sobre lo que Israel ha estado haciendo en los últimos 30 años. No atienden a la situación sobre el terreno, a pesar de que una y otra vez estamos advirtiendo, informando a la comunidad internacional sobre lo que está sucediendo, y tenemos el conflicto mejor documentado de la historia moderna, por palestinos, israelíes, organizaciones internacionales de derechos humanos y la ONU. Pero Europa guarda silencio, ni siquiera critica lo que Israel está haciendo. Lo que está pasando en los territorios ocupados es una gran vergüenza en la comunidad internacional.
“Gaza es una prisión para 2,4 millones de personas. Llevamos 16 años de bloqueo y asedio criminal. La alimentación del 85% de la población depende de la UNRWA y de las agencias internacionales”
No sé por qué la selectividad y la politización es una práctica común en esa parte del mundo. Por qué cuando Rusia invadió y ocupó Ucrania, como ellos dijeron, “de repente”, castigaron a Rusia con 9 oleadas de sanciones, están activando ferozmente la CPI contra Rusia, enviaron 53 investigadores a Ucrania y el fiscal visitó Kiev 8 veces. No sé por qué dicen públicamente que los ucranianos tienen derecho a la autodeterminación y a resistir la ocupación, incluso con las fuerzas armadas, y que Europa debería apoyarles con dinero, con armas, y piden a la población en el Reino Unido, en Francia, en Alemania a que tomen las armas y luchen junto a los ucranianos contra los rusos.
Dicho esto, es fantástico cómo trataron a los refugiados que llegaban de Kiev, a cuerpo de rey. ¿Cómo trataron a los demás, o a los palestinos? es una gran vergüenza. ¿Por qué el doble rasero? ¿Por qué la politización? El derecho internacional, los derechos humanos, los tomas o lo dejas, pero no puedes decir que unas personas tienen dignidad y necesidad de justicia, y otras no. Esto es lo que está haciendo Europa y lo que da alas a Israel, que está consiguiendo hasta ahora actuar con impunidad, sin someterse a las críticas ni a la condena política de nadie.
G.B.: ¿Qué tiene que pasar para que Israel respete el derecho internacional? ¿Depende sólo de Estados Unidos o cree que Europa o incluso España, adoptando una postura firme, podría hacer que la situación cambiara?
R.S.: Mire lo que ha pasado en España. Históricamente hemos tenido un apoyo fantástico por parte del gobierno, del Partido Socialista y de la sociedad civil. Durante mucho tiempo, los palestinos han contado con el apoyo de España. Cuando tuvimos el caso en la Audiencia Nacional, y el tribunal decidió investigar a seis dirigentes israelíes implicados en crímenes de guerra, al día siguiente el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se levantó y dijo: «lo siento, presento mis disculpas a la primera ministra israelí, Tzipi Livni”, y se comprometió a cambiar la ley. Yo estaba en estado de shock. ¿Quién estaba hablando? ¿Moratinos, el amigo del pueblo palestino, o un dirigente de Uagadugú?
Pues no sólo eso. Hace sólo unos días, Palestina acudió al Alto Tribunal y a la Asamblea General de la ONU, a pedir una opinión consultiva sobre la ocupación, quieren utilizar la ley, y el embajador israelí afirmó: «No estamos ocupando la tierra de nadie, ésta es nuestra tierra. ¿Hay alguien que pueda ocupar su propia tierra? Los palestinos no existen». Y los españoles oyen eso, y se abstienen de votar, lo que me parece un retroceso realmente drástico, y totalmente inaceptable.
G.B.: ¿Cómo valora la política de la Autoridad Palestina?
R.S.: No soy un político. Quiero hablar de cosas estrictamente relacionadas con los derechos humanos. En primer lugar, creo que la división política palestina es una gran vergüenza, y todo el mundo es responsable de ella. Hamás y la OLP son responsables, y no podemos seguir así. Por supuesto, se trata de un interés estratégico de Israel que no debe continuar. Esto es algo por lo que estoy muy enfadado y nosotros, los juristas, decimos que quien está en el poder tiene la mayor responsabilidad. La OLP tiene la mayor responsabilidad.
“A través de procedimientos administrativos y leyes, los israelíes están judaizando Jerusalén y limpiando étnicamente a los palestinos”
En segundo lugar, creo que la Autoridad Palestina tiene una posición muy equivocada con respecto al poder judicial y a su independencia. Los abogados decimos que “si el poder judicial no tiene patas, tenemos que hacerle patas de madera”. Pero, por desgracia, nuestro presidente ha hecho algunos decretos para que el poder judicial carezca de independencia. Eso es totalmente inaceptable y nosotros, como sociedad civil y organizaciones de derechos humanos, hicimos un informe muy detallado y críticas a la Autoridad Palestina a este respecto. Siguen produciéndose torturas y muertes bajo custodia, menos, pero siguen produciéndose, hay detenciones arbitrarias, tanto en Gaza como en Cisjordania, y la libertad de reunión está muy restringida. No quiero decir que seamos mejores que el mundo árabe, porque no es con él con quien nos comparamos. Pero creemos que la libertad de expresión y de reunión debería ser 50 veces mejor que la que tenemos ahora. En Gaza y Cisjordania, con Hamás y la ANP. Y Hamás sigue aplicando la pena capital de vez en cuando, y con respecto a la libertad de expresión, tienen un problema con nosotros. Hace un par de años les criticamos por almacenar armas en algunas zonas pobladas por civiles, y tuvimos un gran enfrentamiento con ellos a este respecto. A veces imponen restricciones a las organizaciones de la sociedad civil, obligando a solicitar permisos para celebrar reuniones.
G.B.: ¿En qué sentido la ocupación ha dañado la sociedad civil en Palestina, las raíces democráticas? El pueblo palestino siempre ha sido uno de los pueblos más avanzados de la región.
R.S.: Creo que la sociedad civil palestina sigue siendo la más fuerte del mundo árabe, ya se trate de la sociedad civil en general o de las organizaciones de derechos humanos. Es más, las organizaciones de derechos humanos son de las más desarrolladas del mundo: son creíbles, independientes, profesionales. Son capaces de decir la verdad al poder en cualquier circunstancia. Aunque Gaza está desconectada de Cisjordania, y alguien como yo no ha estado allí desde 1999, 24 años, seguimos encontrando formas de comunicarnos y cooperar, y si tuviéramos libertad de movimiento, podríamos ser mucho más fuertes.
Y esa es exactamente la razón por la que los israelíes imponen este asedio en la franja de Gaza, pero también entre cada pueblo, campamento y ciudad de Cisjordania, entre el sur y el norte, entre Cisjordania y Jerusalén. Forma parte de su política orquestada. Pero, con todas estas dificultades, somos capaces de comunicarnos, de funcionar y de hacer lo necesario. Pero sin duda podemos estar 50 veces mejor si tuviéramos libertad de movimiento.
“Estamos documentando cada crimen. No olvidamos, no perdonamos. Algún día Israel tendrá que rendir cuentas por sus crímenes”
G.B.: No hace falta ser abogado para saber que bombardear Gaza, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, es un crimen de lesa humanidad. O disparar a un niño en la cabeza o en el tórax.
R.S.: Y eso lo hacen francotiradores, que pueden ver con total precisión milimétrica a quién y dónde están disparando…
G.B.: Cuando se ven esas imágenes, que llegan casi cada día desde los territorios ocupados, es inevitable preguntarse: ¿Para qué sirve el derecho internacional, sigue siendo útil la ONU? ¿Cuál es su perspectiva como jurista?
R.S.: Puedo criticar durante diez horas el sistema de justicia internacional. Pero no me rindo. Ellos quieren que nos rindamos. A los criminales no les gusta la ley, y nosotros pensamos que la ley es la crème de la crème de la experiencia humana. Y está ahí para ser respetada y acatada. Según la ley de la jungla, sólo cuentas con tus músculos para pelear. No tenemos músculos fuertes. Entonces, perderemos. Nos rendiremos. Al menos en el frente del Derecho, con la crème de la crème de la experiencia humana, estamos documentando cada crimen. No olvidamos, no perdonamos. Algún día Israel tendrá que rendir cuentas por sus crímenes. Muchos colonizadores, muchos ocupantes consiguieron mantener su dominio durante siglos, y un día llegó a su fin, y la gente tuvo que rendir cuentas. Por tanto, no tenemos derecho a olvidar ni a perdonar.
“Nuestra misión es luchar por la justicia y la dignidad, y decir la verdad al poder. Los palestinos no somos buenas víctimas. Seguiremos alzando la voz”
Tenemos superioridad moral, jurídica, humana. La ocupación y la colonización están cometiendo crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad, persecución contra civiles palestinos. Así que tenemos que mantener esta superioridad moral. La diferencia entre tú y el ocupante, tú y el colonizador, es solamente una: tú estás moralmente por encima de él.
Así que conocemos los hechos. Sabemos que el fiscal de la CPI está en el bolsillo de los estadounidenses, los británicos y los alemanes, que guarda silencio en Palestina, que aplica selectivamente las leyes, que no se ha movido ni un milímetro durante 2 años, y que tenemos una investigación abierta en Palestina, pero seguiremos siendo leales a la sangre, al sufrimiento, al dolor y a las almas de las personas que pagaron con su vida. Nuestra misión es luchar por la justicia y la dignidad, y decir la verdad al poder. Los palestinos no somos buenas víctimas. Seguiremos alzando la voz.
G.B.: ¿Por qué y cuándo decidió hacerse abogado?R.S.: No lo sé. Es química, no matemáticas. No es una decisión. Pero para resumir la historia, yo era abogado en ejercicio y fui encarcelado durante tres años. Antes de mi encarcelamiento, creía saber algo sobre prisiones y tortura. Cuando estuve en la cárcel, descubrí que era un ignorante y un ingenuo, y empecé a aprender sobre mi cuerpo, a través de la tortura, y viendo, escuchando a miles de presos. Mi primera estancia en prisión por 3 años me abrió mucho los ojos, y decidí dedicar parte de mi tiempo a representar a presos políticos palestinos. A los pocos meses, estaba inundado de casos, y desde entonces empecé mi trabajo, era el año 1979.

REUNIÓN DE RAJI SOURANI CON ENRIQUE SANTIAGO EN EL CONGRESO
Enrique Santiago, portavoz parlamentario de Izquierda Unida y portavoz adjunto de Unidas Podemos, recibió a Raji Sourani en el Congreso de los Diputados el 1 de marzo. Raji Sourani denunció en esta reunión la falta de avances en la demanda palestina ante la Corte Penal Internacional, a cargo del fiscal Karim Khan, dos años después de que se declarara competente para juzgar los crímenes de guerra y lesa humanidad cometidos por Israel en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Enrique Santiago subrayó la condena del apartheid contra el pueblo palestino y la ocupación, que viola las resoluciones de Naciones Unidas, y el apoyo de IU a la reforma de la jurisdicción universal en España, para revertir los recortes que aprobó primero el gobierno de Zapatero (2009), y después el de Rajoy (2014).