Hay cuatro factores de los cuáles depende la continuidad del proceso de cambios que hemos iniciado en Colombia. Uno, los resultados de las políticas públicas, en especial, las medidas económicas y la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo ‘Colombia, potencia mundial de la vida’. En este primer aspecto los resultados ya son muy positivos y alentadores: bajó la presión inflacionaria, los precios de los alimentos y la pobreza multidimensional, al tiempo, que hay crecimiento económico destacándose los indicadores positivos en materia de empleo.

Dos, la aprobación y ejecución de reformas sociales, en las que el pueblo colombiano tendrá la posibilidad de recibir los beneficios de tener una salud como derecho, la recuperación de los derechos laborales y la garantía de una vejez digna.

Tres, la Paz Total, que con dificultades avanza por encima de la complejidad del proceso, la diversidad de actores armados y los vacíos en el diseño institucional. La firma de un cese bilateral con el ELN por seis meses, con mecanismos claros de verificación, consolida esa perspectiva.

Y cuatro, que el Pacto Histórico solo o en coalición pueda ser Gobierno y poder territorial en las próximas elecciones de octubre, victoria que le daría a las reformas y a los cambios pistas de aterrizaje en la implementación de las políticas públicas que beneficien a la Colombia profunda y excluida históricamente.

La derecha guerrerista y corrupta lo sabe. Si logramos que estos cuatro factores despeguen, se desarrollen y potencien, daremos continuidad a un proceso de cambios duraderos en el tiempo, se profundizará la justicia social, habremos vencido en la batalla contra la corrupción y la paz será el signo que caracterice el futuro. Esto es lo que está en disputa. La derecha ha puesto en marcha y dirige en pleno desarrollo la combinación de todas las formas de saboteo y desestabilización.

Sin duda, el gobierno, el Pacto Histórico y el pueblo, hemos tenido vacíos y fallas en el ejercicio democrático de gobernabilidad, errores de creer, de esperar y de dejar en manos de otros lo que debemos dirigir y asumir nosotros y nosotras.

¿El Gobierno? Hay que mejorar y restablecer el diálogo y la interlocución con las cortes. Acelerar el cumplimiento de los compromisos adquiridos con el movimiento social, popular y los procesos territoriales. Si no se le cumple a la gente, esta no saldrá a respaldar las reformas. Recuperar la conexión con el movimiento real que luchó y estuvo en primera y segunda línea del estallido social.

La coordinación y el papel del Pacto Histórico en el Congreso en dialogo permanente con los y las ministras es clave. Y encontrar una dinámica comunicativa y mediática que socialice los logros y aciertos. En la batalla mediática tenemos que superar el relato que ha montado la derecha.

¿El Pacto Histórico? Lograr un mayor compromiso colectivo en la defensa de las reformas es un mensaje fuerte y decisivo en el actual momento. Los y las representantes y senadoras deben pasar de mostrar sus propios resultandos legislativos para visibilizar más el panorama global e integral de los avances en el Gobierno.

¿El pueblo? Viniendo de una larga lucha con un costo humano enorme, ha sentido el desgaste y ha sido difícil su reorganización, no obstante, tiene toda la disposición de recuperar niveles de movilización e iniciativas que dinamicen la defensa de las reformas.

La actual coyuntura es superable. Lo primero es el respaldo irrestricto al presidente Petro y al gobierno, recuperar el relato de esperanza que dio origen al estallido social y potenciar los resultados benéficos de la política actual que impulsamos. El presidente tiene aún muchas herramientas constitucionales para seguir adelante.

Debemos tomar decisiones, ejecutar y resolver. Para garantizar las reformas, tenemos dos salidas. Una, aprovechamos la crisis para profundizar el carácter democrático y alternativo del Gobierno, lo que incluye comenzar en las regiones, asumiendo la direccionalidad del Estado en los territorios; o dos, recomponemos la coalición amplia, lo que implicaría renegociar la composición del gabinete en condiciones de mayor debilidad.

Desde esta orilla nos la jugamos por la primera. La movilización del 7 y el encuentro nacional de la Coordinadora Social por el Cambio el 10 y 11 de junio, nos darán las señales para asumir el reto con confianza.

Editorial del Semanario Voz, del Partido Comunista Colombiano