En numerosas ocasiones se ha recordado que, a pesar de lo que se está intentando, el fútbol es de la gente. Pertenece a los miles de aficionados que llevan con orgullo los colores de su equipo, los que siguen animando a pesar de las inclemencias climatológicas. Lógicamente, estos aficionados no son ajenos al contexto social o internacional. Desde que el 7 de octubre se iniciara una nueva fase en el proceso de colonización de Israel en Palestina, se ha producido una oleada de apoyo internacionalista hacia el pueblo palestino. Las gradas de fútbol no podían ser menos.

El periodista Ricardo Uribarri comentaba hace unos días en Ctxt: “Los estadios ya no son solo unos recintos donde ir a ver un partido y animar a tu equipo. Muchos de ellos, en distintos países, se están convirtiendo en escenarios donde los aficionados más comprometidos socialmente aprovechan la resonancia mediática que tiene un partido para reivindicar cuestiones de distinto cariz que normalmente tienen que ver con la actualidad”.

Este compromiso se ha visto en estadios de toda España con muestras de apoyo al pueblo palestino. En Éibar, Pamplona, Cádiz, Sevilla, Vallecas o San Sebastián se han mostrado banderas palestinas dentro de los campos. Frente a estas muestras de solidaridad La Liga y la UEFA han implementado de forma implacable sus normativas para vulnerar los derechos fundamentales de los aficionados.

En el campo eibarrés de Ipurúa, el aficionado que portaba la bandera de Palestina fue detenido y expulsado del estadio por la Ertzaintza al negarse a guardarla. Además, se le ha abierto un expediente que puede conllevar una multa económica. La justificación para que la seguridad privada del club vasco requiriera a las fuerzas del orden es una normativa de LaLiga que prohíbe exhibir en los estadios símbolos políticos ajenos al encuentro deportivo. Amnistía Internacional y la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español (FASFE) han denunciado estos hechos señalando este nuevo episodio de vulneración de la libertad de expresión de los aficionados. Al mismo tiempo que ahora se reprime las expresiones contra le genocidio en Gaza, en su momento se permitió y fomento el uso de la bandera de Ucrania en el momento del inicio del conflicto.

En Sevilla, los Biris (los ultras del Sevilla FC) tuvieron que hacer parte de su reivindicación contra el genocidio en la calle. “Ante la censura y persecución que sufrimos los aficionados por parte de la liga a la hora de expresarnos libremente en los estadios, nos vemos obligados a mandar estos mensajes desde fuera”. Pero no pudieron impedir que sacaran numerosas banderas palestinas en el Sánchez Pijuán. 

Uno de los casos más llamativos se ha producido fuera de nuestras fronteras. En el encuentro de Champions que enfrentó al Celtic de Glasgow contra el Atlético de Madrid en tierras escocesas se realizó un gran acto de apoyo al pueblo palestino. La afición local es conocida por sus estrechos vínculos al republicanismo, el antifascismo —ya mostraron hace unas semanas a los seguidores de la Lazio, cuyos ultras son de extrema derecha, una gran pancarta con el lema “antifascistas” y la imagen boca abajo de Mussolini— y a las causas independentistas. Se produjeron unas imágenes estremecedoras que llenaban de esperanza a los espectadores al comprobar que no solo el grupo ultra del equipo portaba las banderas sino todo el estadio. Muchas de las personas han sido sancionadas con la retirada de su abono, en especial los ultras de Green Brigade.

Otras acciones implican a menos personas, pero aun así consiguen la misma o más atención como el aficionado que saltó al campo en el partido entre Copenhague y Manchester United de Champions para mostrar solidaridad con el pueblo de Palestina.