Los días 8 y 9 de mayo, en Roma, se constituyó el Partido de la Izquierda Europea (PIE), con tu presencia como Secretario General del PCE. ¿Qué opinión te merece este proyecto europeo?
«Yo creo que es un proyecto esperanzador porque se constituye un partido europeo de la izquierda, diverso, plural. Todas las demás opciones ideológicas tienen ya su propio partido europeo. Nosotros, la izquierda transformadora -que puede tener entre el 5 y el 15%, de apoyo como media- en la actualidad también debe estar ahí con un programa básico para toda Europa, sin obviar las peculiaridades de cada uno de los países. Ahora bien, hay que ponerse en marcha y ver cómo funciona en el futuro, integrando a partidos que hasta hoy sólo están como observadores».

¿Qué puede aportar el PCE a este proyecto?
«Sobre todo, su sentido unitario, su larga experiencia en análisis y prácticas que excluyen el sectarismo y el dogmatismo como el acomodamiento acrítico al sistema. El PCE practicó en todo momento una política de alianzas en la República, en la lucha contra la dictadura y por el restablecimiento de las libertades democráticas en nuestro país, lo que fue fundamental para mejorar la vida de la clase trabajadora y consolidar la democracia en el periodo de la transición. Posteriormente, el PCE fue, conjuntamente con otros, el creador de IU después de una gran movilización contra la permanencia de España en la OTAN. El PCE supo leer bien lo que representaba aquella lucha. En esta experiencia hay de todo, cosas positivas y también los elementos negativos de estos procesos políticos, que deben ser entendidos para no incurrir en los mismos errores. En definitiva, ayudar a establecer un concepto fundamental: la unidad de toda la izquierda transformadora europea en su pluralidad y diversidad, para que en el conjunto de Europa se visualice una fuerza política dispuesta a trabajar por un proyecto europeo distinto a los modelos conservadores que imperan en estos momentos».

El PCE ha dicho NO a este proyecto constitucional, defendiendo una Constitución defensora de los derechos sociales. ¿Cuál será la posición de IU?
«El Consejo Político de IU del 8 de mayo reflejó una actitud mayoritaria contraria a este proyecto y a favor de un texto realmente democrático, que no consagrara el neoliberalismo como modelo económico, social y político. Esto también quedó claro en el encuentro de Roma por parte de quienes intervinieron en nombre de IU. A mí me parece que está claro. El PCE se ha expresado claramente tras un largo periodo de reflexión. Queremos más democracia para Europa, carta social, seguridad y defensa propia -independiente de la OTAN y de EE UU-. Y ante la conclusión de que el proyecto presentado no va a cambiar para mejorar, lo lógico es que nos posicionemos en contra de un proyecto que no ha producido siquiera un debate constituyente en los pueblos e instituciones europeas».

IU va en coalición con ICV a las elecciones europeas. Si IU ha formado parte del Grupo Unitario Europeo (GUE) en estos cinco últimos años dentro del Parlamento Europeo e ICV tiene un acuerdo firmado con otra rama de los verdes europeos, ¿dónde se ubicarán los futuros diputados elegidos en esta lista?
«Primero, ya no decimos ICV-EUiA, porque ya la marca es ICV. Segundo, yo tengo entendido que irán al grupo verde. El acuerdo con ICV es una entrega política y organizativa a una fuerza política que tiene unos 238.000 votos (elecciones generales del 14-M) aproximadamente, junto, no olvidemos, con EUiA. Mientras las direcciones de EUiA y de IU acepten estas imposiciones, no hay forma de solucionar este problema. Yo creo que se deberían haber seguido las mismas normas utilizadas en las elecciones autonómicas de Cataluña, al Senado y al Congreso de los Diputados, a ICV le tocaría el cuarto lugar en las europeas. Pero no, va el segundo. Esto no presagia nada bueno. Las fuerzas de la izquierda transformadora se enfrentan al neoliberalismo, codo con codo con las organizaciones sociales; se oponen a las guerras, incluidas las preventivas; defienden una Europa de la paz social. Si IU, con ICV, va al Parlamento Europeo y obtiene, digamos, tres diputados, y uno de ellos -el de ICV- va al grupo verde, es que no se cree en este proyecto alternativo para Europa, que se concreta en el Partido Europeo de la Izquierda»:

¿Cómo puede el PCE potenciar el movimiento antiglobalización y fortalecer los foros sociales dentro de esta batalla política contra el proyecto de Constitución europea?
«Nos guste más o menos, tenemos que actuar en Europa para construir un modelo superador del déficit democrático actual, es decir, un Parlamento Europeo con capacidad legislativa para cuestiones fundamentales. Otro reto es la lucha contra la guerra, porque la guerra en Iraq será para mucha gente y generaciones el ejemplo claro de lo que no se debe hacer en el mundo. Por eso, la política de seguridad y de defensa, insisto, debe ser propia, diseñada por el Parlamento europeo. La barbarie de las torturas, símbolo de la moral de los que hicieron la guerra y ocuparon Iraq está en las antípodas de la Europa que defendemos. El PCE, dentro de este marco, tiene que trabajar con estos movimientos sociales. Hemos estado en los foros sociales mundiales y europeos; además, se puede ya concretar grandes movilizaciones entre Europa y América Latina por cuestiones comunes. Desde el principio, vimos que estos foros, que son diversos y muy plurales, tienen un elemento clave: una base antineoliberal, anticapitalista».

En la política nacional, ¿pasan las relaciones PCE e IU su momento más delicado?
«Vamos a ver. El PCE es el creador, junto con otros colectivos, del proyecto de IU. Y, además, ha puesto todos sus efectivos, tanto humanos como materiales, a su servicio. Escuchar que el PCE debe quedar relegado, que el PCE estorba… es ridículo, erróneo. El PCE ha apoyado el proyecto de IU en todas partes. Pero, parece ser que algunos sectores de IU entienden que el PCE debe estar congelado, en la línea de Ribó en Cataluña con el PSUC. A todos los que piensan así, yo les digo: primero, el Partido no va a estar congelado -si así fuera, IU entraría en la UVI en estado de coma-; y, segundo, el PCE es el principal activo humano y organizativo que no tiene ningún otro colectivo dentro de IU. Por eso, el PCE se va a volcar por completo en la campaña para las elecciones europeas del 13 de junio”.

¿De dónde arranca la crisis dentro de IU?
«Primero, por las crisis internas, que provocó la salida de Nueva Izquierda, por ejemplo. Crisis por errores tácticos y estratégicos de IU, que no se han abordado bien, en la política de alianzas y dan la impresión de que o bien estamos enfrentados totalmente al PSOE o, al contrario, nos hemos echado en sus brazos. Yo creo que la crisis de IU ya empezó en las elecciones generales de 1996 -salida del PSOE del Gobierno; primer Gobierno del PP-.Se pagó esta crisis -tras la ruptura con Nueva Izquierda- en las municipales de 1999, con una bajada espectacular. Un año después, en las generales de 2000, mantuvimos el grupo parlamentario, obtuvimos ocho diputados. Luego, la VI Asamblea de IU donde se cometió el error, por parte del PCE, de no discutir dentro de sus órganos la propuesta política planteada y cuál debía ser el coordinador general de IU que proponía el Partido, como se había hecho siempre antes. Fue un error presentar tres candidaturas de tres miembros del PCE. Después de la VI Asamblea aceptado democráticamente el resultado, hubo tras años para trabajar todos a fondo en la recuperación y fortalecimiento de IU. La situación de IU estaba, no obstante, al filo de no obtener grupo parlamentario en las elecciones de 2004, como así sucedió el 14 de marzo último».

¿Por qué no ha recogido IU el desgaste del PP en los últimos cuatro años?
«Después de la huelga general del 14-J, las protestas estudiantiles, el desastre del Prestige y la guerra en Iraq, parecía que IU levantaba el vuelo como la organización más consecuente en la lucha contra la guerra y en la defensa de la paz. Pero las elecciones municipales del 25 de mayo de 2003 no lo ratificaron. Se valoró, erróneamente, como un triunfo de IU y el principio de la derrota del PP. Esas valoraciones triunfalistas no nos sirven para avanzar, nos ciegan para superar las dificultades. Esa fue mi opinión, que no se tuvo muy en cuenta. A los pocos meses, se celebró la VII Asamblea Federal de IU, donde el PCE apostó por la unidad para derrotar al PP y, también, por el reforzamiento de IU, lo que no se produjo y que ya se veía incluso antes de los atentados del 11 de marzo. Y, tras el 11-M, la votación de tres días después arroja dos datos significativos: IU no consolida su voto; IU no capta votos cuando se produce una participación de tres millones de votantes más que en el 2000. Esto se ha de analizar a fondo y no se ha hecho así. En la VII Asamblea Federal de IU -diciembre de 2003- se hizo una dura autocrítica de lo que se había hecho mal, con el fin de no repetirlo. Una de esas cosas era la forma de dirigir IU, de forma personalista y escasamente democrática. Hubo un compromiso para corregirlo, lo que no ha sucedido en ningún momento. De ahí viene la crisis actual».

¿Sería mucho pedir una reunión Frutos-Llamazares para normalizar las relaciones entre el PCE e IU?
«Yo ya tuve una reunión con Llamazares en enero pasado y posteriores contactos en la campaña y noche electoral que no sirvieron de mucho. En este sentido, la Comisión Permanente del PCE decidió pedirle una reunión para hablar de cuestiones que afectan a las dos organizaciones. Esperamos respuesta».

¿Qué se habló en esa entrevista de enero?
«Lo primero que le dije es que la lista de las personas que formarían parte de la Comisión Permanente de IU no me gustaba, porque se apartaba a gente destacada dentro de IU que había sido crítica con la dirección. Le dije que no eran formas de actuar. Finalmente, incluyeron a otros de los nombres inicialmente apartados y se incorporaron algunos que no habían sido propuestos antes; y, por contra, gente significativa quedó fuera».

¿Hubo en dicha entrevista tu ofrecimiento para ser el candidato a las elecciones europeas?
«Hay gente dentro de IU que dice que todos los problemas entre el PCE e IU vienen de que Paco Frutos no es el cabeza de lista a las elecciones europeas. Son opiniones falsas, mezquinas y manipuladoras. Yo tengo que aclarar todo esto. En noviembre de 2003, yo dije que no me iba a presentar a las elecciones generales. En aquel momento, Felipe Alcaraz expresó en rueda de prensa que Frutos sería un gran candidato a las elecciones europeas; también dijo Llamazares que haría los esfuerzos necesarios para evitar mi retirada de la vida política, a pesar de las discrepancias entre ambos en asuntos como los de Euskadi. Así, la propuesta parte de ellos. Otros dirigentes del Partido me dijeron que el Secretario General del PCE tenía que tener una representación institucional

Ahora las circunstancias eran diferentes. Yo no me presento a las generales de marzo; pero las siguientes, las europeas, podrían solucionar este problema. Por mi parte, no tenía ninguna vocación de ir al Parlamento Europeo, si bien he ayudado todo lo posible para potenciar en Europa el partido europeo de la izquierda o a fortalecer los foros sociales europeos antiglobalización. Y es verdad que hay un reto importante por delante. En este contexto, en la reunión de enero le dije a Llamazares que estaba disponible para encabezar la lista «sólo que estaba disponible, no que fuera a hacer campaña para mi candidatura».

¿Por qué no se concretó después?
«Bien, con este ofrecimiento le pedí a Llamazares que me diera una respuesta antes del 14 de marzo -fecha de las elecciones generales-, porque terminaba mi legislatura y debía arreglar mis cuestiones personales. Pasó la precampaña y campaña electoral. En ningún momento me llamó para decirme si sí o si no. En la campaña, me entero que estaban buscando a una persona del mundo de la cultura (se barajó el nombre de Almudena Grandes para ser la candidata). El método elegido ya era degradante; nada que ver con el nombre elegido, sino con el método. Yo no dije nada. Luego, dimito de la Comisión Permanente de IU y como Coordinador Ejecutivo el 16 de marzo, dos días después de las elecciones, por el análisis de los resultados electorales, por ser erróneo, errático, autojustificativo, que no ayudará en nada a salir de la crisis. Y, aún así, fui prudente; pedí que las cosas se hicieran bien, que el grupo parlamentario se debía llamar IU-ICV por la propia fuerza de los votos. Me oponía a lo de Izquierda Verde», porque representaba intentar solucionar los problemas de IU con apelaciones nominalistas que nos servían para nada. IU no tiene que ponerse un uniforme artificial de «verde» porque ya ha asumido históricamente los principales elementos de la ecología política de izquierdas. El nombre del Grupo Parlamentario, fue la guinda para acabar de violentar las decisiones de la VII Asamblea aceptando las imposiciones de IC».

Luego saltó el nombre de Jiménez Villarejo.
«Jiménez Villarejo, su candidatura, no podía ser un elemento unitario cuando no se había discutido en ningún órgano de IU. Y ahí es donde yo hice esas declaraciones contrarias a Llamazares. Después, la posterior elaboración de la candidatura europea ha sido esperpéntica».

¿Cómo valoras el ‘trato preferencial’ del PSOE hacia IU tras el 14 de marzo?
«Creo que es una imagen que en nada favorece a IU. Es como decir: IU ha tenido un mal resultado electoral, pero ahora lo arreglará y tendrá una buena situación con este trato preferencial donde el PSOE atenderá las peticiones de IU en torno a diferentes puestos de responsabilidad institucional. No se pueden excluir los acuerdos en la práctica política, al contrario, negociar sobre bases políticas concretas, quedando claro que IU es una fuerza política independiente. Ahora creo que se está dando la imagen de que IU es un partido subalterno del PSOE al hacernos algunas concesiones para solucionar o aliviar el problema económico. No, nuestra imagen debe ser otra: IU como una fuerza autónoma que luchará por las políticas sociales, mejora de los derechos laborales, por la paz, contra los aspectos más negativos de la Ley D’hont»…

¿Por dónde ha de avanzar la línea de regeneración democrática?
«En que haya más mecanismos de control democrático en todas las instituciones, sobre todo en el Congreso de los Diputados, más iniciativas parlamentarias desde la oposición, el desarrollo de la participación ciudadana en la política de referéndum desde los ámbitos nacional, regional o local. Obligación de que todas las formaciones políticas tengan un contacto directo con la ciudadanía, ventanillas abiertas que forme parte de las estructuras de financiación de los partidos políticos, con un reglamento bien organizado. Por cierto, en los ayuntamientos, si se llega a concretar la propuestas socialista de que el alcalde sea elegido directamente por la ciudadanía sería una reducción del sistema democrático colectivo que representan los partidos políticos y haría el sistema más presidencialista todavía».