La Resolución aprobada el pasado 17 de Mayo no representa novedad alguna, ya que el respaldo a «un final dialogado de la violencia» venía recogido en el punto 10 del finiquitado Pacto de Ajuría Enea, firmado en 1988 por todas las fuerzas políticas. Esta cláusula no viene recogida, sin embargo, en el vigente acuerdo entre el PSOE y el Partido Popular sobre las Libertades y contra el Terrorismo suscrito en el año 2000.

Sin representar, por tanto, ninguna novedad con respecto a otros Pactos antiterroristas, cabe destacar y valorar positivamente la resolución como absolutamente necesaria en la realidad actual. Realidad que viene caracterizado por la ausencia de asesinatos en los dos últimos años, por una significativa disminución de la kale borraka, por diferentes voces internas en ETA que plantean dejar las armas y por una cierta interiorización de derrota del entorno de ETA. Todo ello acompañado de un creciente y patente rechazo de la sociedad vasca hacia los actos violentos que no ha cesado de manifestarse en estos últimos años.

A todo esto, hay que añadir la urgente necesidad que tiene Batasuna de desprenderse del terrorismo de ETA que, hoy en día, actúa como una pesada losa para su desarrollo y crecimiento político poniendo en peligro su permanencia futura en el entramado institucional. Basta recordar que los mejores resultados electorales de Batasuna se han producido en época de tregua o, como en las recientes elecciones autonómicas, en momentos de cierta distensión terrorista. A esta necesidad responde, básicamente, la propuesta de Anoeta de la que se desprende la voluntad de Batasuna de apostar por las vías democráticas.

Actuación unitaria

Todas estas circunstancias reclamaban una actuación política unitaria para impulsar el fin de ETA que no por menos arriesgada es absolutamente necesaria. Por ello no se comprende ni se comparte la actuación y revuelo que ha producido la resolución de cuyo texto no se desprende elemento alguno que invite al recelo, la desconfianza y el rechazo que han mostrado los dirigentes del Partido Popular, más interesados en desgastar al gobierno Zapatero utilizando la lucha antiterrorista como arma arrojadiza.

Los comunistas vascos siempre hemos manifestado que terminar con ETA es una necesidad prioritaria para el conjunto de la izquierda. El terrorismo además del desprecio que muestra hacia la vida, desactiva la lucha social, debilitando la acumulación de fuerzas por objetivos transformadores y reforzando a los sectores más reaccionarias de la derecha que acaban retroalimentándose en un enroque infernal de cuanto peor mejor.

Por todo ello y dadas las condiciones actuales se hace necesario explorar todos los caminos que nos puedan acercar al fin de la violencia, reclamando del Partido Popular una actuación activa y unitaria en aras de acabar con esta lacra social y a Batasuna una implicación directa, la valentía suficiente para desmarcarse de ETA y la condena del terror como instrumento de intervención política.