El informe «Bases políticas y Organizativas para la recuperación de Izquierda Unida» presentado por el Secretario General del PCE, Paco Frutos, fue aprobado por el 92´47 % de los votos, el 5´37 % de votos en contra y el 2% de abstenciones, lo que supone un amplio respaldo del PCE a un proceso de recuperación de IU, con un giro a la izquierda y una dirección colegiada y plural.
Paco Frutos llamó al trabajo de todos los comunistas para reconducir a IU al movimiento político y social basado en la participación y la democracia interna que debería ser, según sus principios fundacionales y lo defendido en cada una de sus asambleas, pero que se ve incumplido en la práctica diaria. Constató que Izquierda Unida está pasando por uno de los peores momentos de su historia, tanto por el apoyo social y electoral, como en sus relaciones internas, y que así no podemos seguir y, por eso, cualquier planteamiento que persiga la recuperación de IU debe partir de esta realidad para poder corregir los errores y recuperar la confianza y credibilidad de electores y afiliados. Y fue con ese llamamiento con el que comenzó el informe: «La situación que vive nuestra organización hace necesario que todos y todas juguemos un papel activo en la reconstrucción de Izquierda Unida, sus señas de identidad y los métodos de funcionamiento que deben convertirla en una organización plural y participativa, con la pretensión de que sea realmente un lugar de encuentro para toda la izquierda alternativa y transformadora, en torno ala elaboración programática y a una práctica política democrática y con perfil propio».
La colaboración con otros sectores de IU es para los comunistas una necesidad democrática: «nosotros defendemos una organización en la que podamos convivir y trabajar juntos ecologistas, comunistas, socialistas de izquierdas, republicanos y compañeros y compañeras que de forma independiente de partidos y corrientes militan directamente en IU». En su plano internacional la referencia en Europa es el PIE y el grupo GUE/NELF en el Parlamento Europeo, en clara alusión a los intentos de llevar a IU al grupo Verde.
El documento que debatieron los comunistas fija unas prioridades políticas para realizar un giro a la izquierda desde lo rojo, lo verde y lo violeta, con el fin de «situar claramente el perfil de IU, no solo en los documentos sino fundamentalmente en la acción institucional, en los parlamentos y ayuntamientos, de tal manera que además esta actividad sea el instrumento para generalizar alianzas sociales desde el desarrollo de nuestro programa». El Comité Federal mostró su preocupación porque en las votaciones del grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, las votaciones de la Ley de Defensa, Ley de Educación y últimamente en las resoluciones del Debate del Estado de la Nación no se ajustan al programa de IU y a los acuerdos de los órganos de dirección.
El «programa, programa, programa» que dijera Julio Anguita, ha marcado la discusión del Comité Federal, para los comunistas «el elemento que desde la elaboración colectiva, seña de identidad, une a los distintos componentes de IU» y avanzan algunas propuestas para «un perfil propio y autónomo» desde «el programa que, en primer lugar, desde el desarrollo del sector público de la economía, (desprivatizando…) sitúe con nitidez una política económica y social de cambio, claramente diferenciada del modelo que hoy defienden, en lo fundamental, tanto PSOE como PP». Respecto a la propuesta de reforma laboral se acordó que los diputados de IU deberán votar en contra de la ratificación del decreto, solicitar su tramitación como proyecto de ley y presentar una enmienda a la totalidad. En cuanto a la reforma de las pensiones IU debe oponerse a su actual redacción, ya que amplia el tiempo necesario de cotización en una situación de gran precariedad laboral. Otros pilares del giro de la política económica y social a la izquierda serían «la renuncia con claridad al déficit cero, que sea alternativa al actual modelo de desarrollo basado en la especulación urbanística y que, desde una política fiscal progresiva, redistribuya mejor la riqueza, cambie el actual ciclo de endeudamiento familiar ante la alta tasa de beneficios de las empresas y nos sitúe en la media europea desde la defensa del empleo estable y de calidad».
El giro violeta se basaría en un programa de defensa de la igual entre hombres y mujeres «acabando con la precariedad laboral y la falta de participación de las mujeres en el poder real y la violencia verbal y física incluida la que proviene de la explotación sexual. Un programa que defienda un feminismo que unifique la lucha por la liberación de las mujeres con la emancipación de los trabajadores y trabajadoras». Y el ecologismo político de izquierdas, como elemento fundamental de cualquier proyecto transformador, marcaría el giro verde.
Las últimas movilizaciones sociales en reivindicación de viviendas asequibles y dignas han tenido su reflejo en las propuestas del PCE mediante «el planteamiento con claridad y con concreción del acceso a la vivienda de los ciudadanos, especialmente los jóvenes, potenciando la construcción de viviendas protegidas y en alquiler limitado, con propuestas para el control del suelo y con medidas en la nueva ley del suelo que eviten tanto la especulación como la destrucción y degradación ecológica que, en algunas zonas, es ya irreversible».
Además, las propuestas de carácter internacional tuvieron un amplio debate que se concretó en» la apuesta con claridad por una Europa con democracia plena en lo político, lo económico y lo social, que deje en evidencia a quienes dicen pretender construir Europa y limitan las competencias del Parlamento Europeo, los derechos sociales y quieren dar rango constitucional al liberalismo económico. Por una Europa con política exterior y de seguridad común no subordinada a la estructura de la OTAN ni a los intereses estadounidenses, una Europa desnuclearizada y con un Concepto de Seguridad que, frente a la doctrina de guerra preventiva, se base en la cooperación y el diálogo. Una Europa sin bases militares extranjeras, sin vuelos clandestinos a campos de internamiento para la tortura y la vulneración de derechos humanos elementales y la retirada de las tropas de Afganistán».
Para que todo esto sea posible es imprescindible que IU tenga su propio espacio en la izquierda. «Partimos de una actuación que nos ha dejado sin perfil propio, el considerarnos en la obligación de sostener a un gobierno sin formar parte de él, es decir sin compartir un programa de gobierno». El resultado es que en la conciencia de la gente, ese papel de IU de «socio preferente» del gobierno, nos sitúa más como una fuerza gubernamental que como una fuerza de oposición responsable y alternativa. Y el espacio de IU no puede estar «subsumido en el PSOE», según se expresó en el informe político del pasado expuesto por Paco Frutos: «Izquierda Unida debe ocupar, defender, construir, articular su propio espacio en la izquierda».
También se dejó claro, cuál debe ser el modelo de Estado de IU, que entre otras cosas pasa pro la defensa de una república federal, solidaria y participativa. Y se dejó claro que IU es una organización federal, y por tanto un proyecto de ámbito estatal que defiende un modelo de estado solidario, aunque «de un tiempo a esta parte IU ha venido funcionando en la práctica como una coordinadora de territorios en lugar de una organización federal. (…) No somos ni una organización confederal ni una coordinadora de las izquierda periféricas. Somos una organización federal que tiene entre sus objetivo la construcción de una alternativa de estado, de gobierno y de sociedad».
El informe acabó sus conclusiones con el mismo llamamiento a la reconstrucción de IU con el que empezaba: «Lo importante en estos momentos tan complicados es proponer a todos y todas los que quieran dar la batalla por reconstruir IU la necesidad de hacer un llamamiento para recuperar una fuerza de izquierdas, federal, alternativa, con perfil propio y claramente diferenciado que se proponga realmente configurar un Movimiento Político y Social organizado y, desde estos planteamientos, buscar las mayores convergencias sin sectarismos, pasando así a una ofensiva que devuelva la ilusión a los militantes y amplíe nuestro grado de influencia social y electoral».
Informe completo en la página web http://www.pce.es