Nos piden desde Mundo Obrero, una pequeña crónica de la jornada del 1º de mayo en España.
Ciertamente, cronificar las manifestaciones celebradas en todas y cada una de las provincias requeriría mucho más que este limitado espacio.
Nos atreveremos a hacer, sin embargo, una pequeña mención de aquellos rasgos comunes y más característicos que se han ido repitiendo a lo largo y ancho de nuestra geografía.
Antes, conviene pararse un poco a reflexionar sobre lo que representa en la actualidad este ritual de clase reivindicativo repetido año tras año y en el que participan miles y miles de trabajadoras y trabajadores que siguen luchando por la consecución de un mundo mejor. Las manifestaciones del 1º de mayo han ido languideciendo a medida que los valores conservadores ganaban terreno entre la ciudadanía. La fiesta del trabajo no deja de ser, para muchos, la tan esperada «fiesta-puente» para salir corriendo de las grandes ciudades huyendo de sus preocupaciones cotidianas.
El neoliberalismo ha conseguido ocultar al debate social y laboral, la verdadera estructura clasista de nuestra sociedad, desterrar los proyectos utópicos del horizonte futuro de la humanidad que han servido como auténticos acicates para la reivindicación de mejoras laborales inmediatas.
A pesar de ello y como no podía ser de otra manera, las manifestaciones se siguen nutriendo de hombres y mujeres que no se resignan a esta situación, que salen a la calle igual que lo ha hecho el Partido Comunista de España para conmemorar el Día Internacional del Trabajo con sus banderas, pancartas y lemas que hacían referencia a la crisis económica que se avecina.
Tanto en las manifestaciones como en los mítines finales se hizo hincapié en una misma idea: «que la crisis económica no la pague la clase trabajadora», después de muchos años de «bacanal de beneficios» de la patronal. Se exigió que el objetivo inmediato de las organizaciones sindicales debe pasar por la mejora del salario de los trabajadores y las trabajadoras, sin que, en ningún caso, la crisis pueda acentuar la pérdida del poder adquisitivo.
De forma generalizada, se notó una gran afluencia de jóvenes y del colectivo de inmigrantes, dos sectores de la población asalariada que están sufriendo muy especialmente las consecuencias de la desaceleración económica y del aumento del desempleo. Así, en Barcelona, cabe destacar la numerosa delegación de la plataforma «Actua contra la precarietat», un espacio unitario de organizaciones juveniles, tanto políticas como sindicales que se han agrupado para articular fórmulas y alternativas frente a la precariedad laboral que afecta a la juventud trabajadora.
Los camaradas aragoneses quisieron recordar especialmente a los trabajadores muertos en accidente laboral para afirmar que la única garantía de protección frente a los accidentes es la aplicación de la legislación laboral en materia de prevención, con control y organización de la clase trabajadora.
También los camaradas asturianos celebraron el 1º de mayo en la cuenca del Nalón, enclave industrial y minero que se encuentra en decadencia por los recortes mineros y sus efectos directos e indirectos en el resto de la industria y los servicios.
Los comunistas valencianos se afanaron por adaptar el manifiesto del PCE y repartirlo por polígonos industriales y en las manifestaciones, con pancartas en las que se podía leer: «la crisis tiene culpables, que la paguen ellos».
En definitiva, el 1º de mayo se convirtió en una jornada reivindicativa, llena de esperanzas de lucha por un futuro mejor. No faltaron los homenajes emotivos, como el brindado por CCOO en Asturias a nuestro camarada Marcelino Camacho en La Felguera, donde se le dedicó una calle y se descubrió una placa de bronce, destacándose sus valores humanos y su trayectoria vital y sindical.
No faltaron tampoco las comidas, ágapes y otros aperitivos que se celebraron después de los mítines. Los comunistas vascos organizaron en Bilbao, tras la manifestación, una comida con más de cien comensales en un ambiente de fraternal camarería. También en Zaragoza la jornada concluyó con una fiesta en el parque de atracciones organizada por CCOO.
Un año más, el PCE ha participado en las movilizaciones del 1º de mayo desde la convicción de que es necesario seguir reivindicando la utopía, porque razones hay muchas y cada cual deberá encontrar las suyas para el compromiso y la acción por un mundo mejor.
* Secretaria del Mundo del Trabajo