La Fundación 1º de Mayo ha realizado, y publicado en el último año, dos investigaciones claves para el conocimiento de la situación de los trabajadores españoles y de nuestro modelo productivo, «La relocalización de empresas y las relaciones laborales en España» (Ediciones Cinca, Madrid, noviembre 2007), de Jorge Aragón, Fernando Rocha y Luis de la Fuente, y «Cambio productivos y empleo en España» (Ministerio de Trabajo e Inmigración, Madrid, 2008), de Fernando Rocha, Jorge Aragón y Jesús Cruces, trabajos ambos imprescindibles.

Comenzando este breve comentario por el segundo, los autores han realizado una descripción y diagnóstico de los cambios ocurridos en nuestro país entre 1996 y 2007, tanto en el modelo productivo como en el empleo, desvelando las luces y sombras de los mismos. En su resumen de conclusiones, y de forma sintética, estos quedan descritos de la siguiente manera: a) «dinamismo de la especialización productiva, dinamismo de subsectores no tradicionales y persistencia de una diferencial de inflación» en relación a la Unión Europea, el crecimiento se ha basado de forma especial en la construcción, planteada como motor de la economía, y el turismo, apoyados en subsectores asociados como las inmobiliarias, el transporte y el comercio y hostelería; b) «creación intensa de empleo, con fuerte dinamismo de subsectores intensivos en mano de obra, contenido tecnológico bajo y escaso desarrollo de procesos de innovación», empleo centrado muy fuertemente en la construcción, hostelería, comercio, servicios a las personas, servicio doméstico; c) «retroceso relativo de la productividad del trabajo y patrones diferenciados de crecimiento a nivel sectorial», como consecuencia de los dos punto anteriores; d)»profundización de la polarización ocupacional», centrándose el incremento de empleo en los altamente cualificados y los apenas sin cualificación, y de forma muy especial en técnicos y profesionales de apoyo, por un lado, y trabajadores de servicios de restauración y personales, trabajadores no cualificados y peones; e) «persistencia de una elevada temporalidad en el empleo, con una notable ocupación sectorial y ocupacional», dado que el empleo se ha concentrado en los subsectores y ocupaciones indicadas, creándose auténticas bolsas de trabajo precario en los mismos; f) «notable crecimiento del empleo de las mujeres, con una elevada concentración sectorial, persistencia de una mayor temporalidad y polarización ocupacional»; g) «intenso crecimiento del empleo de los inmigrantes, con marcada concentración sectorial, un peso determinante de las ocupaciones de cualificación más baja y mayor incidencia de la temporalidad», es decir, las sombras se convierten en auténticos nubarrones, o tormentas, para mujeres e inmigrantes los grupos de trabajadores en los que más se ha apoyado el crecimiento económico y la expansión del empleo.

Se puede reprochar al estudio algunas carencias, que en absoluto empañan los logros obtenidos, por ejemplo: el no tratamiento de la variable edad, cuando los más jóvenes han acaparado, con mujeres e inmigrantes, la mayoría de los empleos creados, siendo en ellos también mucho más elevada la polarización sectorial y la temporalidad; el centrarse de forma casi exclusiva en la contratación temporal como base de la precariedad, sin incidir más, y no es que no se mencionen, en los bajos salarios, las jornadas reales, enormemente extendidas o reducidas hasta el ridículo, con el auge de la jornada parcial no deseada, el subempleo, y otras; y el no detenerse en la falta de derechos laborales o la práctica imposibilidad de ejercerlos para una elevada proporción de asalariados en nuestro país.

En relación a la primera de las investigaciones a comentar, esta analiza la relocalización de empresas, que junto con la subcontratación y la externalización productiva forma uno de los pilares de la estrategia empresarial de precarización del empleo. La importancia de este trabajo está en que, como se plantea en el resumen de conclusiones, aún siendo «la magnitud de los procesos de relocalización en España es todavía relativamente reducida» si bien «crecerá previsiblemente a medio plazo», afecta a distintos sectores productivos y, de forma e intensidad diferenciada, busca la explotación de costes diferenciales de producción, no es un fenómeno exclusivo de empresas de capital extranjero, «estos procesos suelen producir efectos muy negativos a corto plazo, tanto en las empresas afectadas -directa o indirectamente-como en las localidades donde se ubican». La principal conclusión a la que se llega es la de la importancia de un enfoque proactivo en las relaciones laborales, no solo en la representación de los trabajadores, sino también en los poderes públicos, «favoreciendo la anticipación al cambio y contribuyendo a minimizar sus efectos más negativos». En este aspecto es de destacar como la investigación muestra el, hasta el momento, carácter reactivo, a remolque de decisiones previas y unilaterales por parte empresarial, y limitado de la participación de los trabajadores, «un planteamiento que puede valorarse negativamente».

En suma, y me repito, nos encontramos ante dos investigaciones imprescindibles, y en gran manera irreprochables, cuyo conocimiento es imprescindible.

* Responsable de la Sección de Economía de la FIM