Quería dedicar esta columna, una vez más, de forma exclusiva a la imprescindible movilización contra las políticas neoliberales practicadas por el gobierno de Rodríguez Zapatero, avaladas por los diversos nacionalismos y por el PP, que quiere más, y así cuando gane las próximas elecciones ya tendrá hecha gran parte del trabajo sucio. Me limitaré a decir que es necesario continuar analizando las cosas concretas de la realidad, no para sacar montones de conclusiones que sirvan de denuncia contra la maldad del capitalismo, sino para facilitar elementos de reflexión que contribuyan a la toma de conciencia y al compromiso, a la organización social y a la movilización por propuestas y políticas alternativas a las que impone el sistema. Es la única vía y es posible ponerla en marcha gradualmente si cada organización del Partido, y de IU en lo que le compete y nos compete, se impone un plan de trabajo con reuniones, asambleas, piquetes informativos y actos de todo tipo, más grandes o más pequeños, para explicar, convencer, organizar y movilizar, utilizando también a fondo Internet como elemento de extensión y llegar hasta el último rincón. Me consta que, a pesar de los acuerdos tomados por el Comité Federal, la mayoría de las organizaciones del Partido continúan instaladas en la rutina. Alguna incluso se dedica preferentemente a actos de homenaje novelístico a obras que hablando del Partido y de sus protagonistas poco tienen que ver con la verdadera historia del PCE y sí con la manipulación contra el Partido.

La parte más extensa de la columna la dedico a Libia porque considero imprescindible en momentos tan dramáticos para este país aclarar qué ocurre y cuál es nuestra posición. No sé qué situación habrá en Libia cuando se publique la columna que estoy escribiendo. En mi blog he escrito ya diversos artículos sobre los acontecimientos en Túnez, Egipto, Libia y en sentido general refiriéndome a toda la zona. Aquí sólo quiero puntualizar algunas cosas para que, al menos, mi posición sea nítida y no dé lugar a ninguna confusión. En primer lugar, para hablar de cualquier cosa y, en especial, de algo tan serio como los enfrentamientos civiles, la violencia o la guerra, es necesario documentarse, leer y consultar diversas fuentes, tener en cuenta los procesos históricos y contrastar las informaciones antes de aceptar la realidad que se vende desde los medios de comunicación y propaganda del pensamiento único. Aceptar la información que se da por la prensa oficial, sea la inefable TVE y resto de públicas, las autonómicas, el grupo Prisa, o las reaccionarias de diverso pelaje, es aceptar la mentira y la manipulación más descarada. Se dicen cosas sobre los hechos en Libia que darían vergüenza ajena si no fuera porque sabemos la fuente de la que proceden y los intereses que hay detrás. No se tiene que estar de acuerdo con Gadafi y lo que representa, ni con sus informaciones, para saber con matemática exactitud que la avalancha informativa procedente de los medios antes citados es un montaje repugnante, calcado de los montajes que vivimos ya antes de Serbia-Kosovo y, mucho más, antes de bombardear e invadir Iraq. Si no se sabe más se aprende o se calla.

No podemos coincidir con la OTAN, con EEUU, con la UE y el actual Parlamento Europeo, ni para decir que es de día y hace sol. Ni con el Consejo de Cooperación del Golfo, formado por Arabia Saudí, Bahrein, Qatar, Emiratos Árabes, Kuwait y Omán, que, por cierto, acaba de enviar tropas y policía saudí a Bahrein para reprimir las manifestaciones que allí se están produciendo por parte de personas desarmadas, algo que también fue así en Túnez y Egipto pero no en Libia en la que, desde el primer momento, los enfrentamientos fueron armados. En resumen, no podemos coincidir con integristas y jeques reaccionarios, ni con OTAN, EEUU, UE., aunque tampoco deberíamos hacerlo con estos super puros revolucionarios izquierdistas, siendo antagónico revolucionario e izquierdista, que en Kosovo, con su «ni OTAN ni Milosevic» defendían al llamado Ejército de Liberación (UCK), una banda dirigida por criminales y mafiosos, y que casi siempre coinciden con los neocon yanquis y con los subalternos europeos de la OTAN. Debemos tener nuestro propio pensamiento, documentarnos y esforzarnos en conocer y aprender, teniendo en cuenta las realidades complejas para no caer en actitudes simples que siempre sirven de apoyo a los belicistas. Nosotros estamos contra la intervención de la OTAN, no faltaría más a estas alturas, pero tampoco aceptamos la mentira y la manipulación sobre lo que sucede en Libia. Por ello, consideramos que sólo una comisión al más alto nivel, mandatada por las NNUU, que siente en una mesa a todas las partes enfrentadas puede evitar la continuación de las muertes y destrucción y contribuir a construir un futuro más esperanzador en el que los conflictos de todo tipo puedan resolverse con el diálogo, la política y la libertad. Esto es lo que propusieron Fidel Castro y Hugo Chávez, no lo que han tergiversado los de siempre.

Cuando estoy escribiendo este artículo, la tragedia humana y la destrucción material en Japón asumen magnitudes terribles. Aunque sirva de poco, vaya mi dolor y mi solidaridad para acompañar al pueblo japonés.

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