Corría el año 2008 cuando el Gobierno del PSOE y muy especialmente su presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, defendía a capa y espada la “excelente solvencia” del sistema financiero español. La crisis todavía no asomaba para el Gobierno, aunque los bancos españoles, y especialmente las cajas estaban inundados hasta el tuétano de ‘activos tóxicos’ derivados de la insana burbuja inmobiliaria. Durante esos años, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) no llamó la atención sobre el verdadero estado de las entidades financieras españolas.
Lo que sí recordaba cada vez que tenía ocasión o un micrófono delante era que el mercado laboral español era muy rígido y que los salarios debían bajarse para luchar contra la crisis. Nunca hizo referencia a la mala salud de las entidades financieras españolas, hasta bien entrada la crisis. Esas declaraciones profundamente antisociales, que en principio, chocan con el nuevo traje ‘hollandista’ de Alfredo Pérez Rubalcaba, nunca fueron replicadas ni por el presidente del Gobierno ni por su vicepresidente y hoy líder del primer partido de la oposición.
Al revés, Miguel Ángel Fernández Ordóñez era defendido en todas sus intervenciones desde su púlpito de Gobernador del Banco de España por las altas instancias del poder, en ese momento ocupadas por el partido socialista.
Hoy el desastre de Bankia, parece que nos va a costar a los contribuyentes 15.000 millones más, y que el Gobierno del Partido Popular los va a inyectar sin problemas en la entidad enferma de ‘ladrillitis’, lo cual no es garantía para detener el tsunami de bancarrotas que según muchos expertos parece que se avecina para el sistema financiero español.
El Partido Popular, que está viendo fracasar su gran proyecto bancario, carga todas las tintas contra el Gobernador del Banco de España, y Rubalcaba sale al paso y vuelve a defender a MAFO. Puede que hoy esa defensa no esté demasiado fuera de lugar, ya que el Partido Popular busca un chivo expiatorio a su desastrosa no-gestión de Bankia.
La defensa de MAFO sigue siendo sin ambages, sin la más mínima crítica a sus declaraciones sobre los derechos de los trabajadores que indignaron a la izquierda real, y sin hacer referencia a una más que probable negligencia cuando se sometió a la banca española a los famosos ‘stress test’ y no se quiso ver, quizás por rentabilidad política o quizás por ceguera profesional, que el atracón del ladrillo estaba sentando muy mal a bancos y cajas, por su propio deseo de multiplicar exponencialmente dividendos y sueldos de los Consejos de Administración, y que el supervisor de todo el sistema no estuvo a la altura del puesto, que debe ser el del control de la actividad de las entidades, especialmente cuando conllevan un riesgo sistémico, como el que se está produciendo en el sistema financiero español.
Así Rubalcaba sigue defendiendo a MAFO contra viento y marea, sin corregirle una coma, sin editarle un párrafo, aunque eso signifique olvidar el alineamiento constante que ha tenido el Gobernador del Banco de España con las tesis de una patronal presidida en aquellos años por nada más y nada menos que Gerardo Díaz Ferrán.