En esa lucha continua contra las mentiras que siempre nos han perseguido, y contra las que siempre nos hemos tenido que batir los mineros, el conflicto de los mineros del carbón contra el gobierno del PP, hoy, mes y medio después de iniciado, permanece enquistado. No hay, por parte del gobierno, voluntad alguna de negociación.
El ministro Soria, incumpliendo un acuerdo firmado por sindicatos y Gobierno, propone un recorte de más del 60% en las ayudas a la producción, lo que, en palabras de la patronal minera, supone un cierre impuesto, inmediato y traumático de todas las unidades de explotación. Insinuar, como insinúa el ministro, que está dispuesto a negociar un “plan” para el carbón que empiece en 2013, con la premisa anterior conocida, es una burla hacia los mineros. Nadie, ninguna empresa, llegará a diciembre de 2012 sin las ayudas establecidas en el llamado Plan Nacional de Reserva Estratégica de Carbón 2006-2012 y Nuevo Modelo de Desarrollo Integral y Sostenible de la Comarcas Mineras.
La insistencia en negarse a negociar -a reconocer sería el término justo-, que las ayudas para este año ya están pactadas y que sin ellas no hay futuro, ni a medio, ni a largo plazo, es bien conocido por el ministro y al ser así nos lleva, tanto a trabajadores como a sindicatos, a pensar que la verdadera intención del gobierno es la liquidacionista.
Los mineros sabemos que no hay camino de retorno, que no hay plan “b”. Es la mina o la muerte laboral. No hay, en las Comarcas Mineras, y la experiencia así lo determina, alternativa al carbón. Hace 14 años que se firmó el llamado “Plan 1998-2005 de la Minería del Carbón y Desarrollo Alternativo de las Comarcas Mineras”, que intentaba también estabilizar la actividad del sector en niveles compatibles, aunque la reconversión empezó años antes.
Un poco de historia. Se ha pasado de 234 empresas con una producción de 19 millones de toneladas y unos 45.000 trabajadores a principios de la década de los 90 a tener en 2005 unas 25 empresas con una producción de 12 millones de toneladas y 8.000 trabajadores, lo que representa una reducción aproximada del 85% de las empresas, del 80% de la plantilla y del 40% de la producción. Para finales del 2012 estas cifras serían de, aproximadamente, 9 millones de toneladas y unos 5.300 trabajadores. Como dato estas pérdidas de empleo directo se multiplican por tres en el empleo indirecto e inducido.
Todos estos datos son conocidos por los mineros, sus familias y por todos los habitantes de las comarcas mineras, por eso la respuesta ha sido uniforme. En la actualidad llevamos más de un mes de huelga general e indefinida. Tenemos compañeros encerrados en las Administraciones y en varios pozos mineros. También está la Marcha Negra que se dirige hacia Madrid y que tiene prevista su llegada el día 11 de julio. Si, como parece, el ministro no cambia su discurso liquidacionista de la minería, él será el único responsable de lo que suceda.
A medida que los días van pasando y comprobamos que la actitud del ministro, que en algunos momentos está rayando la provocación, puesto que sigue empecinado en intentar engañar a los mineros, mintiendo sistemáticamente en los medios de comunicación, o prolongando la agonía de los compañeros encerrados en las minas, algunos ya con más de 45 días de encierro, nosotros estamos empezando a temer que lo que se está buscando es “thatcherizar” el conflicto, para así, además de eliminar el sector carbonero, colateralmente, exterminar cualquier vía de protesta obrera. Ante esto los mineros queremos recordar al resto de colectivos esos versos de M. Niemüller, atribuidos a Bertol Brecht, que dicen (parafraseando): “primero vinieron a por los mineros, pero como yo no era minero no hice nada…”
Secretario Comarcal de CC.OO en La Robla (León)