En Rota hemos tenido que librar una lucha, abrupta y desigual, frente a uno de los santos posmodernos de mayor tirón. Auspiciados por la interesante librería-café La Clandestina, instalada en el centro de Cádiz, nos dispusimos a defender el rescate ideológico de María Teresa León. Pero la lucha de espacios en la feria del libro de verano es atosigante, y nos tocó la charla con el telón de fondo, a escasos centímetros, de la presencia de una gran imagen de Spiderman. No por eso nos arrugamos Julia Hidalgo y un servidor, militantes incansables de las guerrillas de la memoria literaria.
Spiderman lanzaba sus redes-telaraña incesantemente, llamando a las entrañas de su caseta a las familias con niños. Su lucha iba dirigida a la abolición de las épicas antiguas de clase, tachándolas de dudosa efectividad, sobre todo si se las compara con la versatilidad combativa del hombre araña. Si Spiderman está ahí, rechazando la entrada de la desventura en nuestras vidas, ¿para qué hablar de memoria, de república o de situaciones constituyentes del poder popular?
La desproporción cuantitativa, tanto en presencia física de los contendientes como en suma de decibelios, era muy favorable aquella tarde en la feria de Rota a Spiderman. En todo caso nosotros podíamos contar relativamente con el factor sorpresa y el factor curiosidad: ¿quiénes son esas hormigas osadas que se atreven a plantar un tenderete delante del santuario del héroe? Nosotros intentamos explicar que otros rescatan bancos y que nosotros, en nombre de la comisión de cultura del PCE y la editorial Atrapasueños, nos dedicamos a rescatar la memoria de la lucha. Y que María Teresa León no tenía lanza-telarañas, pero supo convencer a los milicianos del V Regimiento de la necesidad de salvar los cuadros del Museo del Prado, amenazados por las bombas de la aviación alemana.
El mensaje de Spiderman, por cómodo, era venenoso. Todo se os dará y no habrá más sufrimientos a condición de que neutralicéis cualquier actividad, cualquier capacidad organizativa, cualquier enaltecimiento de la épica republicana o de clase, y creáis. Creed desde vuestra pasividad y se os dará, era en resumen su filosofía: No organicéis la memoria, no planifiquéis el futuro, llamadme desde vuestras congojas y allí estaré, como autoridad paliativa del capitalismo posmoderno.
Nuestra mensaje era más vidrioso: Todo es lucha. Nuestras derrotas lo único que demuestran es que somos pocos todavía. María Teresa León, por roja y por mujer, perdió la historia de la literatura y no figura como miembro de la Generación del 27. Un día, junto a otras atrevidas, las Sinsombrero, fue apedreada por descubrirse por la calle… Luchad y se os dará…
No ha debido quedar demasiado mal la batalla, cuando salimos de Rota dispuestos a seguir la gira: habían fallado las redes de Spiderman.