Por primera vez desde 1979, cuatro de las cinco grandes ciudades no serán gobernadas por partidos del sistema. Madrid, Barcelona y Zaragoza serán gobernadas por candidaturas unitarias de la izquierda rupturistas, y Valencia será gobernada por Compromís. Este es un dato que, por sí sólo, subraya la crisis del bipartidismo, como síntoma de la crisis de legitimidad del régimen político y social.
El segundo gran titular es el importante giro a la izquierda del electorado. Si 2011 pintó de azul la mayor parte del país, en 2015 el PP ha perdido gran parte de su poder autonómico y municipal. Pierde los gobiernos de País Valencià, Aragón, Illes Balears, Extremadura, Castilla–La Mancha, Cantabria y Navarra. En la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Región de Murcia y La Rioja pierde la mayoría absoluta y dependerá de Ciudadanos.
Tras este giro a la izquierda se ha producido un importante movimiento de fondo, que ya se apuntaba en las elecciones europeas y andaluzas: una reemergencia de la clase social como determinante del voto. En los barrios y pueblos de clase trabajadora la derecha ha perdido la mayoría que tanto le había costado conseguir y se sitúa incluso como tercera o cuarta fuerza, en unos resultados similares a los de los años ochenta. Los mapas electorales de Madrid o Barcelona, Sevilla o Córdoba, son los mapas de la lucha de clases. La movilización y el giro electoral de la clase trabajadora ha sido clave en el retroceso del PP.
Para Izquierda Unida nunca los resultados de unas elecciones habían sido tan desiguales. A nivel municipal, los resultados cuando se ha presentado en solitario y sobre todo cuando se ha presentado en listas unitarias, han sido muy positivos; pero los resultados autonómicos sólo pueden calificarse de catastróficos y tremendamente injustos para el trabajo realizado. Es paradójico que en las tres regiones características del modelo de desarrollo basado en la especulación y la corrupción (Madrid, País Valencià y Región de Murcia), el PP ha ganado las elecciones autonómicas y la fuerza que más ha combatido este modelo, y muchas veces en solitario, ha desaparecido de los parlamentos regionales.
A nivel municipal, el voto obtenido por las candidaturas apoyadas por IU y el PCE ha llegado al 10,53%*, frente al 7,45% obtenido en 2011. Estas candidaturas han logrado 3223 concejales y concejalas. El dato es engañoso, pues en esta evolución influye mucho la participación en listas unitarias en las grandes ciudades. Pero si excluimos Madrid y Barcelona, comprobamos que las candidaturas apoyadas por IU han pasado del 7,10% al 8,29%. Entrando en detalle, vemos el importante avance en presencia municipal: de las 82 ciudades más importantes (capitales de provincia y CCAA y otros municipios de más de 100 mil habitantes), IU ha pasado de tener representación en 60 a tenerlo en 67. Tiene concejales en Vigo, Ourense, Santiago de Compostela, Lugo y Pontevedra (Galicia); Bilbao, Vitoria y Donosti (Euskadi); Salamanca, León y Soria (Castilla y León); Santander (Cantabria); Logroño (La Rioja); y Cuenca (Castilla- La Mancha). Por el otro lado, ha perdido representación en Valencia y Castellón (País Valencià), Badajoz y Cáceres (Extremadura), Cartagena (Región de Murcia), Jaén (Andalucía) y Girona (Catalunya).
IU e ICV-EUiA han logrado a nivel municipal los mejores resultados desde 1995. En municipios de más de 20 mil habitantes, ha pasado de tener 10 alcaldías a tener 13. Mantiene Rivas (Madrid), El Prat de Llobregat, Sant Feliu, Santa Perpètua de Mogoda y Olesa de Montserrat (Catalunya), Mieres y Castrillón (Asturias), Los Palacios y Villafranca y Conil de la Frontera (Andalucía). Logra la alcaldía de El Ferrol (Galicia), Zamora (Castilla y León), Langreo (Asturias) y Tudela (Navarra), aunque pierde la alcaldía de San Fernando de Henares (Madrid). Sin embargo a nivel autonómico los resultados han sido catastróficos. En medio de un importante movimiento al voto útil, IU ha pasado de obtener el 6,34% de los votos y 35 diputados y diputadas, a tener sólo el 4,19% y 9 representantes.
Quizás hayamos perdido una gran oportunidad histórica. Viendo los resultados de Madrid, Barcelona, Zaragoza o A Coruña, está claro que no exagerábamos cuando decíamos que las elecciones de 2015 podían ser un golpe al sistema político y social, tal como fueron las elecciones de 1931. El sectarismo de Podemos y nuestros propios errores lo han impedido. En las elecciones generales tenemos una segunda oportunidad para construir una alternativa popular que pueda transformar política y socialmente nuestro país.
* Para los datos de Madrid se han contabilizado los resultados obtenidos por la candidaturas apoyadas por el PCM en Madrid, Leganés, Getafe y Alcorcón, excluyendo los resultados de las candidaturas de IU-CM en estos municipios, siguiendo el criterio de la resolución del 12 de abril del Comité Central del Partido Comunista de Madrid y las resoluciones de la Presidencia Federal de Izquierda Unida.