Secretario General del Sindicato belga Central Nacional de Trabajadores (CNE), Felipe Van Keirsbilck es uno de los impulsor de la construcción del Movimiento Social Europeo, además de trabajar en el equipo coordinador de las EuroMarchas que caminan hacia Bruselas contra la política de austeridad, sus ideólogos y los gobiernos acólitos que implantan sus políticas en los estados miembros.

También es uno de los fundadores de la Alter Summit o Cumbre Alternativa, creada a partir del Foro Social Europeo para trabajar en la convergencia entre todos los movimiento sociales que en Europa se oponen a las políticas antisociales y antiecológicas promovidas por los gobiernos e instituciones europeas.

La Alter Summit se reunió el 7 y 8 de junio de 2013 en Atenas y en él participaron organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, ONGs y personalidades de la política y la cultura de toda Europa. De allí salió el llamado Manifiesto de los Pueblos, un grito alto y claro contra la austeridad y en favor de políticas alternativas para construir otra Europa democrática, social, ecologista y feminista. Un manifiesto que deja las bases para seguir avanzando en esa dirección.

Mundo Obrero: Las Euro Marchas son un gran paso hacia la unidad de acción de los movimientos sociales a nivel internacional. ¿Cómo se está trabajando la construcción de ese movimiento social europeo?
Felipe Van Keirsbilck:
Desde el movimiento Altersummit, que une sindicatos y movimientos sociales de 15 países de Europa, creemos que la unidad de los Movimientos Sociales en Europa es la tarea prioritaria aunque bastante difícil. Estamos muy contentos de que las EuroMarchas sean un paso adelante porque todos los movimientos sociales de Europa pueden unirse a la movilización y participar uno o dos días en las marchas o en las acciones de Bruselas.

M.O.: ¿Qué papel desempeña el Altersummit en este trabajo coordinado de los movimientos sociales?
F.V.K.:
Altersummit es una iniciativa de sindicatos y movimientos surgida hace cuatro años ya, cuando el Foro Social Europeo estaba al fin de su inspiración. Y nosotros, desde el espíritu del Foro Social, queríamos dar un paso adelante y decir que no basta con un foro cada año para intercambiar ideas y que cada individuo pudiera hablar con quien quisiera. Partimos de la idea de que era necesaria una organización que se comprometiera con la construcción del movimiento social europeo. En los foros sociales había miles de idea, pero lo que necesitábamos era una estructura. Y como primer paso teníamos que decir cuáles son los objetivos prioritarios que queremos para cambiar Europa.

M.O.: Frente a la globalización del capitalismo ¿Cómo habría que coordinar las luchas nacionales con las europeas para avanzar en la globalización de movimientos sociales?
F.V.K.:
Entendemos que las luchas nacionales no bastan. Y este verano hemos visto que incluso cuando un pueblo elige un gobierno de izquierda de verdad, no la izquierda de pantomima, que cuenta con el apoyo de os movimientos sociales, como ocurrió en Grecia, al final no puede gobernar porque está demasiado aislado frente a la Europa del capital, al Banco Central Europeo. Entonces comprobamos que las soluciones aisladas no bastan.

La cuestión es no caer en la dicotomía de si hay que luchar a nivel nacional o a nivel europeo. Uno de los puntos muy claros que Altersummit tuvo desde el principio es que siempre tenemos que presentar las luchas nacionales y europeas como las dos caras del mismo sistema. El entramado político europeo está construido sobre un sistema complejo de poder que tiene un lado nacional y otro europeo. Y si dejamos al margen uno de los dos, estamos perdiendo. Por eso es muy importante encontrar formas de acción que confronten la realidad de la política europea a los dos niveles.

M.O.: Hace ya una semana que la columna Suroeste, la primera que inició su recorrido, salió desde Gibraltar y ya ha atravesado el estado español, ¿cómo están funcionando las columnas?
F.V.K.:
Cada día recibimos informaciones e imágenes de las marchas iniciadas en España. Están realizando un largo camino, en dos sentidos, en el físico, pero también en la construcción del movimiento social europeo. Estoy muy feliz e impaciente de ver cuando llegan a Francia. En unos días también saldrán los compañeros de Atenas, que pasarán por Italia, y dos días después vendrán los compañeros de Rumanía.

Es la primera vez que este tipo de movimiento es internacional. En España ya se organizaron las Marchar hace año y medio, y ahora, por primera vez, la marcha es europea.

Cuando las marchas lleguen a Bruselas el día 15, que es primer día de la Cumbre de Estados, las EuroMarchas habrán pasado por 35 ciudades diferentes, hablando con los movimientos sociales y los gobiernos locales de cada lugar.

M.O.: ¿Cuántos países y organizaciones están participando?
F.V.K.:
Nos alegra que a la iniciativa de los compañeros españoles se hayan sumado otros países. Están participando nueve: España, Portugal, Grecia, Rumanía, Alemania, Irlanda, Inglaterra, Francia y Holanda. De momento han firmado el llamamiento más de 300 organizaciones, pero como es una acción muy abierta, mañana pueden haber una organización en París, en Grenoble o en Bolonia que también se sume a las marchas. Nosotros decimos que si están de acuerdo con nuestros puntos, se unan un día o dos a la marchas o se junten con nosotros en Bruselas.

M.O.: ¿Cuál es el objetivo de esta gran movilización europea?
F.V.K.:
Decimos 5 veces “!No!. ¡Basta!”. Decimos no a la pobreza, no a la austeridad, no al TTIP y los tratados comerciales que atentan contra la democracia; no a la corrupción y a los paraísos fiscales, y también no al racismo. Quiero detenerme en este último punto, porque hay gente que piensa que la extrema derecha, como el Frente Nacional en Francia, también puede compartir algunos de nuestros “nos”, como en el tema de la soberanía nacional. Y por eso, el último no, el del no al racismo y sí la acogida a los refugiados, es muy importante porque deja claro de una forma muy sencilla que nuestro no a la política de la UE no es un no para reivindicar la soberanía nacional como si el problema fuera lo extranjero. Yo, como belga, quiero pensar que los alemanes, los españoles o los franceses no son un problema. No, el problema es el capital, el poder de las multinacionales y la corrupción de los políticos.

Y, junto a esos cinco “no” en las marchas hay un claro “sí”. Es el sí a la solidaridad internacional porque creemos que en Europa es posible una solidaridad que cruce las fronteras, un punto en que chocamos con extrema derecha.

M.O.: ¿Cuál es el punto mas importante de estos tres días de acción en Bruselas?
F.V.K.:
Es difícil. Uno de ellos es cuando las EuroMarchas lleguen al centro de Bruselas al mediodía del jueves 15, cuando comienza la Cumbre Europea. En Bélgica movilizamos también a los movimientos y los sindicatos, con lo que habrá miles de belgas que recibirán a las marchas. Y vamos a hacer una cadena para rodear la Comisión Europea e intentar impedir la Eurocumbre. Será difícil porque la policía hará todo lo posible y aún más, para que Merkel y los demás puedan celebrar su reunión. Pero intentaremos dificultárselo todo lo que podamos y mostrarles que no nos representan, ni a los trabajadores ni a los pueblos.

M.O.: Y después de las EuroMarchas, ¿cuál es próximo paso en la hoja de ruta del Movimiento Social Europeo?
F.V.K.:
Hay dos puntos importantes del programa en Bruselas que marcarán el camino a continuar.

En el auditorio más grande de Bruselas habrá un encuentro con los movimientos sociales y los representantes políticos sobre el tema de si después de lo que han hecho con Grecia existe o no una alternativa a la austeridad. Y si existe, ¿cuáles son las salidas, qué debemos hacer frente a los tratados y las instituciones europeas? Y este encuentro es importante porque vamos a discutir no sólo con los políticos de izquierda sino también con los movimientos para preguntar cómo nos organizamos ahora. No podemos esperar que un gobierno en Grecia resuelva los problemas de los europeos.

Y el sábado 17 organizamos una marcha contra la pobreza, porque es el día internacional de la lucha contra la pobreza y nosotros nos preguntamos si tiene sentido o no decir que estamos en contra de la pobreza si no reaccionamos políticamente contra los causantes de ese empobrecimiento que son la austeridad y las políticas de la derecha.

Mi opinión personal, que hay que discutir el día 16 en Bruselas, es que en verano de 2016 deberíamos realizar un congreso de los movimientos sociales europeos sobre una base política muy clara, que yo propondría que sea el manifiesto de los pueblos que se realizó en el Altersummit de Atenas hace dos años. Se trata de decir, bueno, aquí tenemos un acuerdo político y ahora hay que encontrar una solución a la deuda, quitar el poder a los bancos, restaurar los derechos sociales y la negociación colectiva, etc, etc.

Tenemos que crearlo juntos. Las marchas europeas nos enseñan una forma muy importante de hacerlo, pero pienso que necesitamos un congreso muy largo y muy preparado de los movimientos sociales.

M.O.: El mensaje que los movimientos sociales han dado a los políticos es el de “No pedimos que nos representen sino que luchen con nosotros.” ¿Cuál es la relación del movimiento social europeo con los partidos políticos?
F.V.K.:
Hemos conseguido dar un paso adelante respecto a hace unos años. En los Foros Sociales Europeos había una desconfianza muy grande hacia los partidos políticos y nosotros pensamos que necesitamos que cada uno haga el trabajo en su terreno. El viejo modelo en el que los movimientos sociales presentaban reivindicaciones o preguntas, que se envían al Parlamento o a los partidos políticos, y los políticos se encargan de todo, ya no sirve. Ahora creemos que la defensa de los procesos sociales necesita una lucha continua de los sindicatos y los trabajadores, un protagonismo de los pueblos. No queremos ese viejo modelo, pero tampoco quedarnos en una situación de total desconfianza hacia los políticos.

Necesitamos acabar con algunas leyes y tratados europeos y el lugar para hacerlo es desde las instituciones. Por eso decimos que no nos representan en el sentido de que nosotros vamos a seguir hablando, actuando y no les vamos a dejar a los políticos la responsabilidad de lograr lo que queremos, pero sí queremos trabajar con ellos. Ellos tienen cosas que aprender de nosotros y nosotros de ellos. Esa es la relación que queremos tener con los partidos políticos.