La conflictividad en el seno del ejército está en su punto álgido. Recientemente, hemos visto a soldados en huelga de hambre, marchas de militares reivindicando mejoras laborales e, incluso, una entrega masiva de solicitudes en protesta por la salida del ejército a los 45 años ante la oficina del Defensor del Pueblo. Y todo ello, responde a una lógica neoliberal: el deterioro de las condiciones de trabajo en el ámbito privado y en los servicios públicos, como sanidad y educación, también afecta a los hombres y mujeres que trabajan en el ejército. El malestar de las asociaciones de militares y de los y las soldados con las políticas de PSOE y PP se haya en niveles inéditos hasta ahora, hay una ruptura con el bipartidismo en las escalas de tropa y marinería.

Diría que la política de Defensa de nuestro país sigue dos ejes fundamentales: una política de clase al servicio del poder económico y nuestra supeditación a la estrategia imperialista de la OTAN.

La política de Defensa de nuestro país está al servicio de los intereses imperialistas y de las grandes multinacionales. Hemos tenido incluso un ministro de Defensa, Pedro Morenés, proveniente de la industria armamentista. A la vez que se van perdiendo derechos laborales en el seno del ejército, las exportaciones de armamento han crecido un 391% en el período 2006-2015. Sobra señalar que una cuarta parte del armamento que exporta nuestro país va a Oriente Medio, siendo Arabia Saudí el principal destino. Un claro ejemplo de política de Defensa al servicio de la industria armamentista y del capital financiero que participa en las mismas. Las entidades que financian dicha industria han dedicado en la anterior legislatura de Rajoy 5.900 millones (BBVA y Santander el 75% [1]).

OTAN y crímenes de guerra

Nuestra pertenencia a la OTAN nos hace copartícipes de los crímenes del imperialismo. Actualmente, hay más de 60 millones de refugiados en el mundo, fundamentalmente huyendo de las guerras imperialistas. Estamos ante un genocidio sin precedentes en la historia de la humanidad (con la excepción del genocidio fascista y el nazismo en la Europa de la II Guerra Mundial).

La clave de nuestra profunda militarización es la situación geográfica de nuestro país en relación con el continente africano y el mar Mediterráneo. La conexión del Estrecho de Gibraltar con el Canal de Suez es un elemento estratégico de vital importancia para la OTAN, ya que asegura la extracción y comercialización del petróleo del Golfo Pérsico, así como el paso de las grandes flotas de las potencias imperialistas para dirigirse a los focos de conflicto de Oriente Medio, Ucrania, norte de África… Esta es la principal razón que explica la presencia norteamericana en zonas como Rota y Morón desde el franquismo (es curioso que aquellos que se hacían llamar los “nacionales” pusieron el territorio de nuestro país al servicio de los intereses de EEUU).

Cospedal y Trump

Se hace necesaria una política de Defensa al servicio de la clase trabajadora. La ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, ha anunciado que España se va a sumar a la nueva carrera armamentista impulsada por la administración Trump, subiendo el presupuesto de Defensa desde el 0,91% actual al 2% del PIB de cara a 2023. España tiene un compromiso con la UE de reducir el gasto en Educación, Sanidad y servicios públicos, y otro con la OTAN de aumento de gasto en armamento. La campaña lanzada por IU con el lema Ni Trump Ni Tropas ha sido un acierto por la coyuntura política del momento y la actualidad mediática. Sin embargo, desde PCE e IU necesitamos profundizar en nuestro modelo de Defensa más allá del No a la Guerra y del OTAN No, Bases Fuera. En octubre constituimos un grupo de trabajo sobre Defensa en IU con el aval de la dirección federal. Hemos tenido distintas reuniones con asociaciones de militares, miembros de las FFAA y distintos colectivos. Actualmente, estamos trabajando para organizar unas jornadas sobre modelo de Defensa. Los dos elementos fundamentales son, por un lado, la defensa de las condiciones de trabajo de los miembros de las Fuerzas Armadas en su condición de trabajadores y trabajadoras; y por otro lado, qué modelo de ejército necesitamos para la clase trabajadora de nuestro país. Esto es, romper con estructuras imperialistas, tanto la OTAN como el hipotético ejército europeo que vendría a ser otro ente imperialista, e introducir el concepto de soberanía popular. La defensa de los intereses reales de nuestro pueblo es el único elemento a considerar en la acción de nuestras FFAA. En definitiva, la unión entre pueblo y ejército en aras de los intereses de la clase trabajadora y del pueblo.

NOTA:
1. Informe 28 del Centre Delàs d’estudis per la Pau.