“Yo vengo a hablar
por vuestra boca muerta
A través de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramados”

No nos moverán

El fallecimiento de la cantautora Elisa Serna (el día 4 de septiembre en Madrid a los 75 años de edad) nos ha permitido conocer o refrescar algunos pasajes de la azarosa vida de esta mujer inquieta, valiente y de inquebrantable compromiso político, así como gran defensora de la canción popular. Su último disco editado es de 1992, aunque nunca ha dejado de cantar y componer. A pesar de sus modestas condiciones de vida, siempre estuvo dispuesta a colaborar y aportar de forma desinteresada con su voz solidaria y su guitarra allí donde se la reclamara.

Ya delicada de salud, el pasado 18 de agosto Elisa Serna participó en un emotivo tributo –probablemente fuera su última aparición pública- en el cementerio de Sepúlveda (Segovia) en recuerdo de cinco concejales fusilados por los sublevados franquistas a raíz del alzamiento de 1936. La propia Elisa, junto a Elsa Osaba, catedrática e incansable trabajadora en el ámbito de la recuperación de la memoria histórica, fueron promotoras del memorial republicano que tenía como objeto seguir luchando contra el riesgo de abandonarnos en otro cementerio simbólico, el del olvido. Aquel acto concluyó con el himno de Riego.

Crónicas periodísticas que han informado de su muerte se han referido a Elisa Serna como “figura esencial”, “emblema”… “símbolo” de la llamada canción protesta en España. Sin duda todas esas definiciones son certeras y justas, pero si queremos observar al personaje con una perspectiva más amplia habremos de acompañarla con otros nombres, con otras y otros cantantes y músicos que entendieron como elementos imprescindibles para el avance la unidad de acción y el compromiso en la conquista de las libertades y la democracia. Sin la aportación mancomunada, decidida y abierta de la música y la cultura, y en particular, de las y los cantautores, no sería posible explicar la resistencia al franquismo y lo que llegó después.

Ahora que ya echamos en falta a Elisa Serna, es de nuevo ocasión para recordar y realzar la importancia que tuvo el recital celebrado en febrero de este mismo año en el Auditorio Marcelino Camacho de Comisiones Obreras. Se trataba de homenajear los 50 años de la fundación de ‘Canción del Pueblo’ en el año 1967, durante un mítico concierto fundacional. El oportunísimo recordatorio que tuvo lugar en CCOO fue protagonizado por los tres supervivientes en activo de aquellos tiempos heroicos: Elisa Serna, Adolfo Celdrán y Julia León, apoyados por amigos invitados, como Pablo Guerrero (acompañado por Luis Mendo a la guitarra), Javier Batanero, Begoña Olavide, Javier Bergia y Luis Pastor.

Y es que el 22 de noviembre de 1967, a las 7 horas, en el Instituto «Ramiro de Maeztu», tuvo lugar el acontecimiento que cambiaría la concepción sobre la canción de autor en castellano en España: el recital sirvió de bautismo al colectivo de cantautores residentes en Madrid, ‘Canción del Pueblo’. Aunque de muy corta duración (se rompería al año siguiente, dando lugar a la asociación ‘La Trágala’), tuvo una trascendencia importante y sirvió de semillero para algunos de los más grandes cantautores en castellano de España. Entre sus miembros se contaban gente como Luis Leal, Carmina Álvarez, Paco Niño, José Manuel Brabo «Cachas», Ignacio Fernández Toca, Adolfo Celdrán, Elisa Serna, Hilario Camacho, y otros. A todos ellos habría que añadir al periodista, letrista y crítico musical Antonio Gómez, una figura esencial para entender la historia de la música popular en España.

‘Canción del Pueblo’ nació para hablar de las preocupaciones del pueblo. De ahí su nombre, inspirado por el movimiento estadounidense ‘People’s Song’, que en los años 40 había agrupado a nombres fundamentales del folk estadounidense como Pete Seeger, Woody Guthrie o Cisco Houston. No obstante, al referirse a las referencias más cercanas, Elisa recordaba: “nos preceden tres cabales del árbol de la canción: Chicho Sánchez Ferlosio, que nos enseña lo que pasaba con los días cuando canta el gallo negro, Paco Ibáñez, que nos puso a todos a galopar, y Raimon, que nos descubrió llenos de noche, con la cara, no al sol, sino al viento, al viento del mundo…“.

Elisa Serna fue detenida por primera vez en 1970 junto a Luis Pastor y Pablo Guerrero por incitar a la huelga en un concierto celebrado en Villaverde. Los cantautores ya estaban en plena transición, que consistió, como recordaba la propia Elisa, “en hacer la guerra de guerrillas con una guitarra en la mano”.