A finales de los 70 del pasado siglo, los EEUU y sus aliados de la OTAN, planificaron el despliegue de misiles nucleares de alcance medio (menos de 5.500km) en Europa Occidental. Concretamente, 108 misiles balísticos Pershing II en la entonces República Federal Alemana y 464 misiles crucero Gryphon a distribuir entre Reino Unido, Italia, Bélgica, Holanda y la RFA. Estos misiles, conocidos popularmente como “euromisiles», provocaron una respuesta unánime de los movimientos europeos por la paz, con miles de manifestaciones en toda Europa. En Londres se creaba la European Nuclear Disarmament, que convocó concentraciones masivas en todas las capitales europeas resultando las de Alemania las más numerosas al ser el país receptor de los euromisiles. Las movilizaciones precipitaron la crisis del gobierno alemán y obligaron a la OTAN a buscar una salida negociada con la entonces URSS, con la que llegaron a un acuerdo en 1987 firmando el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF). El Tratado eliminó los «euromisiles” destruyendo EEUU 846 y la URSS 1.846.
Como reacción a ese éxito del movimiento pacifista europeo y mundial, el Presidente Trump anunció el 20 de octubre, la retirada de los EEUU del Tratado INF, retrotrayéndonos así a la situación de los años 70 del pasado siglo, es decir, al posible uso ilimitado de armas tácticas nucleares de alcance medio, poniendo en riesgo la seguridad internacional.
Con esta decisión, la Administración de los EEUU vuelve a apostar por retirarse de Tratados Internacionales que pretenden contener escaladas en el rearme nuclear. Hay que recordar que el Presidente Bush retiró unilateralmente en 2002 a los EEUU del Tratado sobre Misiles Anti-Balísticos o Tratado ABM, suscrito con la Unión Soviética, para limitar el número de sistemas de misiles antibalísticos, utilizados para defender los emplazamientos con misiles nucleares balísticos. Esa decisión, permitió la instalación de escudos antimisiles norteamericanos en Europa (España, Polonia y República Checa) creando la consiguiente respuesta rusa de contramedidas y por tanto, incrementando la inseguridad europea.
De igual forma, los esfuerzos para limitar las armas estratégicas nucleares que se desarrollaron entre 1969 a 1986, acuerdos conocidos como SALT (Conversaciones sobre Limitación de Armas Estratégicas) el SALT I y el SALT II, saltaron por los aires cuando los EEUU con la Administración Reagan, promovió la Iniciativa de Defensa Estratégica (el uso del espacio para destruir misiles balísticos intercontinentales).
Por si fuera poco, la retirada de Trump del Tratado (INF) podría derivar, según sus declaraciones, en una retirada también del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III), firmado por Barak Obama y Dimitri Medvédev (EEUU y Federación Rusa) en 2010. Este Tratado, de vital importancia en la contención de uso del arma atómica, consiguió reducir sus arsenales nucleares en dos tercios, en la práctica, suponía limitar a 1.550 cabezas nucleares de cada una de las partes y a 800 lanzaderas de misiles balísticos, además de limitar las lanzaderas submarinas y la flota de bombarderos estratégicos con armamento nuclear. Este Tratado es el más importante de la historia de la reducción del arsenal nuclear y tiene una vigencia hasta el 2020, fecha en la que debería ser renovado con nuevos compromisos más ambiciosos en la perspectiva de la reducción casi total del armamento nuclear. De confirmarse también la retirada del START III, supondría el fin de la política de reducción del armamento nuclear y por tanto la vuelta a la política de disuasión nuclear ilimitada, que pone en riesgo la Paz y Seguridad mundial.
La Administración Trump está dispuesta, en su objetivo de impedir la hegemonía mundial de China-Rusia, a reactivar su industria de guerra, aumentar su arsenal nuclear táctico y estratégico, creando así una nueva era en el rearme nuclear y por tanto aumentando el riesgo de un conflicto nuclear. Es la hora de la respuesta internacional de los movimientos por la Paz en la exigencia de alcanzar un Tratado Internacional de prohibición y destrucción ecológica de todo el arsenal de armas de destrucción masiva (ABQ). Nos va en ello la vida.