Miembro de la sección sindical de CCOO en Alimerka desde 2011, perteneciente a la Federación de servicios de CCOO de Asturias. Pescadera de profesión.
1. El éxito de la huelga feminista del 8M de 2018 es incuestionable. Veníamos de un período de desmovilización social desolador y el movimiento feminista logró volver a inundar las calles de reivindicaciones. Fue un hito histórico en el que, con una demostración de fuerza que superó con creces todas las expectativas, se le plantó cara a este sistema machista y patriarcal desde una perspectiva anticapitalista, con un argumentario en el que se destacaba que ambos, patriarcado y capital, van de la mano configurando una alianza criminal que nos explota y nos oprime.
Además el movimiento feminista está cristalizando como un proceso de unidad popular desde la base del trabajo militante, gestionando la diferencia y trabajando de manera conjunta entre colectivos sindicales, políticos y sociales que, con anterioridad al 8M, habían sido incapaces de coordinarse. A partir de entonces, hemos visto cómo el movimiento feminista se ha sumado a otras luchas —como la defensa del sistema público de pensiones— y ha participado en ellas de manera unitaria.
Sin duda se ha abierto una senda que hay que ir construyendo, reforzando su contenido de clase y acumulando fuerzas hacia un horizonte anticapitalista y antiimperialista.
2. Este año lo afronto con la misma ilusión que el año pasado, pero con menos incertidumbre. Entonces desconocía la acogida que iba a tener la huelga en el comercio minorista de alimentación. Pero fue absolutamente emocionante comprobar como en un sector tan poco movilizado tradicionalmente, se logró una gran unidad de acción y muchos centros de trabajo llegaron a cerrar sus puertas.
¿Cómo fue posible? Gracias al trabajo sindical constante en los centros de trabajo. Sin actividad continuada en nuestro entorno laboral, es poco más que imposible generar las condiciones objetivas necesarias para cualquier tipo de movilización. El sector precarizado y altamente feminizado, que entendió el sentido y el objetivo de la huelga porque ninguna de las reivindicaciones le eran ajenas.
3. Es de justicia destacar el trabajo y la implicación de las mujeres comunistas en el movimiento feminista y su tesón en pos de la construcción de un proyecto combativo y trasformador. También el papel que hemos jugado para favorecer el encuentro sin precedentes del movimiento feminista con el sindical, conscientes de que es con la implicación de los sindicatos y del movimiento obrero como se consigue desbordar las calles y ganar las huelgas.