¿ONGS insolidarias? Nada puede parecer más contradictorio en quienes dicen dedicarse a ayudar a los demás. Pero veamos los hechos manifiestos en un campo en el que estoy muy especializado.
Greenpeace, aparte de ciertos gestos espectaculares que obviamente son propios, no hace públicas muchas de sus propias manifestaciones, cuando otras ONGS sí piden y obtienen colaboración del público concienciado sobre el tema. Más aún, cuando participan en esos actos colectivos son reacios a aceptar pancartas comunes a todos para conservar su “pureza”.
“Anima Naturalis” va más allá y sus jefes obligan a sus miembros a desprenderse de cualquier objeto común que hayan podido recibir en apoyo de la causa animal que dicen defender. ¿Será al menos para conseguir alguna subvención extra por ser… únicos?
El colmo es ahora Amnistía Internacional España que este domingo 10 de octubre no ha comunicado ni a sus socios su mini manifestación en la campaña internacional contra la pena de muerte y califica a los países que dice defender con el nombre de los golpistas (como Myanmar, no Birmania; y eso hace lustros; con su nuevo golpe ni se ha movilizado). Más aún: ha llegado a cambiar radicalmente su rechazo anterior a la conducta violenta de los independentistas catalanes tras recibir una notable “ayuda” de ellos. Hasta el punto de movilizarse en favor de la absolución del cantante cantamañanas Hasél que pedía en público que ETA matara a un determinado político.
Dios me libre de comparar al director de Amnistía con Judas, que se arrepintió enseguida de su traición, devolvió las 30 monedas y se suicidó. Beltrán -apellido catalán que yo también tengo- es en realidad mexicano y, tras fracasar en fundar Amnistía en varios países americanos, “sólo” lleva 25 años seguidos al mando de la organización en España, por lo que se comprende que el pobre aún no conozca bien las hazañas de ETA ni de los separatistas de mi tierra.
Sociólogo