Cada año por estas fechas sale el balance más duro para los trabajadores y las trabajadoras. Se publican los datos de los accidentes laborales del año que acaba de terminar y las cifras son alarmantes. En 2021 fueron más de 700 personas las que perdieron su vida en accidentes laborales en el conjunto del Estado, 22 en Extremadura.
Quizás no exista mayor mezquindad que seguir mirando su bolsillo, quejándose de los impuestos y de ‘lo dura que es la vida del empresario’, mientras sigue habiendo un número tan elevado de siniestros, en muchos casos mortales, en el mundo laboral. No les vale a los patrones con explotar a los trabajadores y las trabajadoras. En su enfermiza lógica capitalista han impuesto la precariedad, el abuso y la falta de medios de prevención como una norma habitual.
LOS DATOS DE EXTREMADURA
En Extremadura la violencia patronal provocó 23.289 siniestros laborales en 2021, 22 mortales. Se trata de una cifra escandalosamente alta para el siglo en el que vivimos pero normal si nos fijamos en los recursos invertidos por las grandes empresas en prevención de riesgos laborales, en formación de las plantillas y en los requisitos anormalmente bajos que en muchas ocasiones las administraciones piden a estas empresas.
Asistimos con perplejidad a la normalización de los accidentes mediante el cómplice silencio de la gran mayoría de los medios de comunicación. Han asumido que el riesgo en el puesto de trabajo es inherente y que más vale que exista si así los dividendos de las empresas no se ven afectados. Muestra de ello es que los accidentes aumentan en vez de disminuir.
Y todo esto sin llegar a contar en las estadísticas las enfermedades y los problemas mentales derivados del mando despótico del que a menudo hacen gala las grandes empresas y sin que tampoco se hayan tenido en cuenta los suicidios en unas lamentables condiciones laborales.
Los partes que emite la autoridad sanitaria de Extremadura son terroríficos. El 5 de octubre el accidente laboral fue por aplastamiento con una viga de un trabajador de 45 años. El siguiente fue el 12 de octubre, día de fiesta en el que muchos empresarios se ponen su banderita rojigualda pero son incapaces de parar su producción para darle el festivo a la plantilla. En este caso el trabajador resultó herido por quemaduras. El último registro es del 29 de octubre con el resultado de dos trabajadores heridos.
Todo eso sucede en la localidad pacense de Jerez de Caballeros, sede del Grupo Cristian Lay, propiedad de Ricardo Leal Cordobés, el hombre más rico de Extremadura según la revista Forbes.