El pasado 8 de julio más de cinco mil personas arropamos la presentación de “Sumar”, la plataforma con la que la vicepresidenta segunda y ministra de trabajo, Yolanda Díaz, impulsará el proceso de escucha que la llevará a recorrer el país recogiendo las propuestas para concretar un pacto social para la próxima década, en definitiva, un proyecto de país. Bajo el calor asfixiante de la capital se lanzaron mensajes claves como la necesidad de ensanchar la democracia en clara alusión a la creciente necesidad de poner en el centro las reivindicaciones de la mayoría social. En el evento se escucharon voces de activistas de varios ámbitos, sanidad, educación, empleadas del hogar o la cultura.

Unos días más tarde, el viernes 15 de julio se desarrolló el primer encuentro de escucha, un formato diferente al lanzamiento donde la vicepresidenta tomó nota y escuchó las demandas y propuestas de jóvenes preocupados por uno de los problemas de este siglo, la crisis ecosocial. Citó a jóvenes que si bien participamos a título individual, veníamos de distintas organizaciones sociales y políticas preocupadas por los impactos que tiene y tendrá la emergencia climática en todas las esferas de nuestra vida.

En ese evento una de las cosas que agradecí de manera expresa fue el carácter del evento, un acto de escucha con personas jóvenes, uno de los sectores con más desafección política y que menos se sienten escuchados por las instituciones; lo segundo que puse en valor fue el ejercicio de cercanía y construcción desde la inteligencia colectiva.

En el acto de lanzamiento, se mencionó la necesidad de democratizar la economía, y en este segundo momento además, la traducción de ensanchar la democracia tiene que ver con democratizar la toma de decisiones en lo relacionado con las medidas que tendremos que tomar para mitigar los efectos de la crisis climática y los cambios que necesitamos como sociedad para una transformación justa, social y ecológica. En el evento, se mencionaron desde aspectos más cotidianos y cercanos como el modelo de transporte, las acciones desde lo local y la responsabilidad individual en el consumo y modo de vida, pasando por el modelo económico y su impacto a nivel global, sin olvidar vertientes como el aumento de la militarización para el control de recursos, liderado por la OTAN, o las migraciones como otra cara de la misma moneda; en definitiva, un sistema económico injusto que promueve un crecimiento ilimitado, que crea desigualdad y es incompatible con el planeta y la vida. Hubo diversidad de propuestas pero también unanimidad: No hay tiempo que perder; y con más participación ciudadana y cambiando la correlación de fuerzas, sí es posible transformar las cosas.

Pocos días después el Parlamento Europeo calificó la energía nuclear y el gas como energías verdes. A ese debate no se permitió la entrada de activistas climáticos mientras los lobbies de las grandes empresas presionan para imponer sus intereses en la normativa de nuestros países. Ese es uno de los grandes problemas y por eso necesitamos ensanchar la democracia y recuperar el poder para decidir sobre ésta y otras cuestiones que son vitales.

Un nuevo contrato social para un nuevo país

La propuesta de la vicepresidenta Yolanda Díaz es ambiciosa y necesaria: sumar a todas las personas y organizaciones sociales y políticas para hacer realidad ese contrato social que modernice nuestro país, que resuelva las asignaturas pendientes y que transforme su modelo productivo hacia uno donde se respeten los derechos laborales de sus trabajadores y cuide la sostenibilidad del planeta; pero también un país que respete los derechos humanos de todas las personas sin discriminación alguna, porque ensanchar la democracia es la mejor herramienta de imaginar un futuro alternativo a la oscuridad que proponen las fuerzas políticas reaccionarias.

Es necesario recuperar el protagonismo ciudadano en la política, para que no tomen decisiones por nosotras, es necesario recuperar la política para la mayoría social. Y ese nuevo país que tendremos que dibujar entre todas no será posible sin justicia fiscal.

No será fácil, no será rápido ni inmediato pero sumar es un requisito necesario para poder aumentar la capacidad de transformar nuestra realidad.

(*) Jóvenes de Izquierda Unida