El número 256 de Nuestra Bandera nace con el horizonte de las Elecciones Municipales y Autonómicas que se celebrarán en mayo de 2023. Unas elecciones enmarcadas en un curso político lleno de incógnitas, tanto en lo internacional como en lo nacional. Con la Guerra de Ucrania que, sin perspectiva de solución en el corto plazo, está siendo utilizada para condicionar el proceso de transición que vive un Orden Internacional cada vez más cerca de una nueva Guerra Fría, obliga a las fuerzas antiimperialistas a dotarse de una coordinación y colaboración en defensa de un proyecto común de paz y progreso para toda la humanidad.
Guerra que está teniendo unas dramáticas repercusiones en las condiciones de vida de la clase trabajadora y de nuestro pueblo, así como en una política doméstica en la que asistimos al proceso de reconfiguración de la izquierda en torno al Proyecto Sumar que impulsa la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, un reto para el que se debe conformar y articular la más amplia base social y política que represente los deseos de bienestar, justicia social, igualdad, soberanía y paz de nuestro pueblo y a las organizaciones de izquierda y progresistas que luchan por esos objetivos.
En este contexto hemos querido diseñar este número para que sea un instrumento útil que nos permita valorar la importancia de esta cita electoral. En ella nos jugamos algo más que la renovación de Ayuntamientos, Diputaciones y Parlamentos Autonómicos, en la medida que su resultado marcará, sin duda, tendencia con repercusiones en el resto del ciclo electoral que culminará con unas Elecciones Generales determinantes para el futuro del país, en un momento en el que la crisis capitalista se agudiza y la ofensiva neoliberal de los grandes poderes económicos amenaza con poner fin a las conquistas del Gobierno de coalición, y otras, si ganara la derecha.
Hacer frente a esa amenaza, exige para empezar, plantear una propuesta municipalista que sitúe a los Ayuntamientos como pieza clave en el desarrollo de un modelo alternativo de organización económico, social y medioambiental, que supere desde su raíz la crisis estructural que sufre el modelo de acumulación capitalista de carácter especulativo que hoy dominan amplios sectores de la economía nacional.
Los gobiernos municipales diseñan y ejecutan las políticas económicas que pueden generar empleo y la activar la inversión pública en servicios y equipamientos
En este sentido destacamos el papel protagonista de los ayuntamientos en el diseño y ejecución de políticas económicas que generen empleo y permitan la activación de la inversión pública en servicios –apostando por la municipalización de los privatizados- y equipamientos como vivienda, enseñanza, salud, transporte, cultura, deporte, etc. Estas inversiones contribuirían eficazmente a dinamizar la economía y mejorar el nivel de vida de las clases populares más afectadas por las consecuencias de la crisis y la necesidad de plantear una revisión tanto de la Legislación, como del entramado técnico/burocrático sobre la que se desarrolla la acción municipal para que sean realmente una pieza básica en favor de una gestión eficaz y democrática de los recursos públicos.
Cuestión básica en la configuración de un municipalismo transformador y que, por ello, tiene un tratamiento específico en este número de Nuestra Bandera es la necesidad de que los Ayuntamientos jueguen un papel determinante en la lucha frente al patriarcado; deben ser instrumentos para la aplicación de las leyes feministas que se están aprobando como resultado de años de movilizaciones y gracias a la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno. Igualmente, los ayuntamientos deben contribuir a paliar la crisis climática con iniciativas que promuevan la reconciliación de nuestras formas de vida, de consumo y producción, con la naturaleza, promoviendo la participación democrática de la ciudadanía para la implantación de medidas en la lucha contra el cambio climático.
Y, finalmente, el municipalismo ha de tener una base sólida de avance hacia una democracia participativa, donde los Ayuntamientos deben canalizar el papel protagónico del pueblo en todo lo relacionado con la resolución de las cuestiones que le afectan directamente.
El municipalismo, en su más amplio sentido, tiene que ser una pieza determinante en todo proyecto que pretenda una transformación de la sociedad en un sentido avanzado, cuestión que no puede entenderse de forma aislada a la configuración de un Frente Amplio de fuerzas sociales y políticas que construido desde la base sea capaz de referenciar toda la pluralidad y diversidad que hoy tiene la izquierda y hacerlo desde la cooperación y coordinación para conseguir sumar esfuerzos y generar ilusión en la base social que recupere protagonismo y conciencia de ser el sujeto político de las transformaciones que son necesarias para construir un Proyecto de País al servicio de la clase trabajadora y las capas populares.
El monográfico de este número titulado: Poder local de Izquierdas: garantía de derechos, analiza cómo en toda nuestra historia, el municipalismo ha estado en la raíz de cualquier movimiento realmente popular y ha supuesto una referencia en las luchas de la izquierda por transformar la sociedad, acumulando una larga experiencia que debe ser analizada para que nos permita afrontar el próximo ciclo político en las mejores condiciones. Eso es lo que hace Nuestra Bandera, dando la palabra a los y las protagonistas del municipalismo transformador, que batallan diariamente en sus ayuntamientos por el bienestar de nuestro pueblo, por pueblos y ciudades justas y sostenibles.
(*) Directora de Nuestra bandera