Es una triste realidad cómo se ha ido deteriorando el servicio ferroviario desde que existe la mal llamada democracia en nuestro país. Desde los años 80, y supuestamente en aras de la modernidad, se han ido desechando líneas que conectaban pueblos, más y menos pequeños, en regiones que ahora, a consecuencia de eso entre otras cosas, forman la España vaciada, la más castigada y desatendida.
Nos quitan los trenes convencionales o se van quedando obsoletos porque no se les hace el mantenimiento necesario; los presupuestos se vuelcan en las millonarias obras del AVE, que sólo proporcionan conexión con las grandes ciudades a toda prisa, para servir principalmente a ejecutivos y ricos. Mientras, se castiga a las regiones rurales, que se van quedando con las únicas alternativas del turismo de naturaleza y de inversiones externas agropecuarias que esquilman las riquezas naturales (agua, tierra, minerales), para llevarse fuera los beneficios.
Esos trenes convencionales eran líneas ferroviarias utilizadas por estudiantes, trabajadores y trabajadoras, visitas familiares, en un transporte público y social que servía para facilitar las relaciones humanas, además de utilizarse en el transporte de mercancías a mayor escala. Esto se ha ido perdiendo progresivamente debido a las políticas en favor del desplazamiento por carretera, más individualista, más contaminante, más caro, más peligroso, y destructor de la naturaleza.
Un ejemplo paradigmático es el caso del tren Ruta de la Plata, que transcurría por todo el oeste peninsular, conectando Huelva con Gijón, que proporcionaba salida al mar a mercancías de regiones del interior. En 1985, una más de las muchas políticas nefastas del gobierno del felipismo (desindustrializaciones, privatizaciones, claudicación ante los imperialismos), fue clausurar el Tren Ruta de la Plata, arguyendo su no rentabilidad, como si para el PSOE los servicios públicos tuvieran que ser un negocio en lugar de una prestación que hay que mantener e ir modernizando para mejorarlos.
Eso obligó a los viajeros a sustituirlo por desplazamientos en coche, y a las mercancías a aumentar el tránsito en las carreteras mediante camiones; y dejó sin posibilidades a quien no podía conducir, a personas mayores, o discapacitadas, y a quien no se pudiera permitir un coche. Este despropósito culminó con el arrancamiento y achatarramiento en 2013 de las vías del tramo Plasencia-Hervás, y la conversión de ese antiguo camino ferroviario en una ruta verde.
La emergencia climática y la necesidad evidente del decrecimiento obligan ya sin excusas a un cambio de sistema de transportes en que se reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Antea la evidente necesidad actual de volver al tren como alternativa limpia al transporte terrestre contaminante, al tren sostenible, la ciudadanía está pidiendo la adecuación y ampliación del tren convencional, ése que sirve tanto para viajeros como para mercancías. Y en el caso concreto de Extremadura,se está solicitando los estudios previos para la reconstrucción del Tren Ruta de la Plata, en el tramo Plasencia-Astorga.
El despoblamiento de las regiones más rurales y dispersas que sufre nuestro país en zonas de Extremadura, Castilla-León, Castilla la Mancha, etc., a la que nos han conducido las políticas capitalistas, son la lenta muerte de la vida digna en el campo, de la agricultura y la ganadería a pequeña escala, de la que se sostenían tantas familias no hace tanto tiempo. Ahora, sin nuevas generaciones que se dediquen a ello por las malas condiciones económicas del sector, las pequeñas o medianas parcelas son malvendidas a las grandes corporaciones, que hacen negocio con productos para la exportación.
Tenemos así en Extremadura grandes latifundios, de forma que el 2,5% de propietarios poseen el 70% de la tierra, y además ellos son quienes principalmente reciben las ayudas de la PAC europea, pues están vinculadas a la superficie, todo un despropósito que aumenta la brecha en el reparto de la riqueza. Esta agroindustria no nos deja más que acaparamiento de nuestra agua, pérdida de nuestros cultivos tradicionales, y se lleva toda la riqueza fuera de nuestra región, incluso de nuestro país.
La falsa democracia, en lugar de gobernar para el beneficio de la mayoría social trabajadora, nos trajo el afianzamiento de muchísimos males: el maltrato al medio ambiente, la pérdida de industria, el desinterés por el ferrocarril convencional en favor del elitista AVE, la privatización progresiva de servicios fundamentales para el desarrollo social, el medro de la clase política, el control de los medios de comunicación por parte de los poderosos, una justicia deficiente…, en suma, todas las consecuencias de una rendición a los intereses capitalistas e imperialistas.
Y volviendo a la torpeza de haber dejado perder nuestro ferrocarril en lugar de modernizarlo y estimularlo con la movilidad cotidiana de la gente, y el transporte de mercancías, están absolutamente organizados en función de las prisas, el ir de puerta a puerta, el consumismo, el negocio, el individualismo, los caprichos y la competición. Todo esto es el producto del sistema capitalista, y la fuente de energía para movilizar con tanta prisa y tanta avaricia vehículos, camiones, aviones y competiciones a motor, se obtiene a costa de contaminar nuestra atmósfera con gases de efecto invernadero que alteran el equilibrio natural del planeta, y nuestras ciudades y espacios naturales con ruidos, olores insanos y peligros de accidentes.
Gana el capitalismo, es decir, los acaparadores de grandes riquezas, controladores del mercado; y pierde el conjunto del planeta, del que todos dependemos y vivimos. Es urgentísima la movilización general de la gran masa social, que es la perjudicada por estas políticas con que nos vienen engañando desde el comienzo de la democracia. Son muchas las luchas que tenemos que librar, todas ellas nos tienen que conmover y poner en pie de guerra a toda la ciudadanía. Cada lucha particular, cada injusticia que sufra un colectivo determinado, cada aspecto del abuso privado de lo público, tiene que enfurecernos y movilizarnos conjuntamente.
Para ello, para ir abandonando el individualismo e ir comprendiendo que todos y todas somos piezas del colectivo social de cuya fortaleza todos somos responsables, debemos sembrar conciencia social, cada cual en su entorno.. Defender ideas de colectividad: convencer de que es necesario reducir el consumismo para perjudicar menos al medio natural, exigir medidas para un mejor reparto de la riqueza para que no haya desfavorecidos, exigir a los cargos políticos absoluta transparencia y honestidad, contribuir a no contaminar, luchar contra la corrupción política y judicial, etc; en una palabra, la implicación de toda la gente de bien en la mejora de las condiciones de vida. Si no conseguimos despertar la conciencia social de toda la buena gente, nuestro reducido conjunto tiene toda la razón pero muy poca fuerza para vencer.
En el caso concreto del tren, convocamos a toda la ciudadanía el día 12 de noviembre en defensa y exigencia de un tren público, social, sostenible, que vertebre nuestros territorios y enfríe el planeta. Y dedicaremos la última semana de noviembre a realizar diferentes actos en todo el territorio nacional para exigir que el sistema de transportes se base principalmente en el tren para desplazamientos entre localidades, y sean prioritarios la bicicleta y la movilización a pie en las ciudades, con las conexiones de apoyo que sean necesarias.
No puede consentirse que en la actual crisis ambiental, sólo el 4% del transporte de mercancías en España sean en tren.
Es una convocatoria estatal para defender el medio ambiente y luchar contra su deterioro, entre otras formas reivindicando un sistema ferroviario moderno y sostenible, no centralizador, sino en malla, que dé servicio tanto a viajeros como a mercancías, con el que se consiga reducir el uso de los transportes contaminantes.
¡Menos AVEs y más convencionales!
¡Electrificación de todas las líneas ferroviarias!
¡Adecuación de los trenes actuales al transporte de mercancías!
¡Plataformas logísticas para transporte de mercancías que sólo recurran a la carretera para el último desplazamiento a los puntos de venta!
¡Recuperación de la conexión Plasencia-Astorga!
¡Apertura de la recién cerrada línea Aranjuez-Cuenca-Utiel!
¡No al cierre de líneas de cercanías!

(*) Activista del Movimiento por el Tren Ruta de la Plata.