Este fin de semana, más de 200 campesinos y campesinas, en representación de delegaciones de procesos locales, regionales y nacionales, plataformas y organizaciones campesinas de todo el país, se han dado cita en la Universidad Nacional de Colombia para llevar a cabo la Convención Nacional Campesina.

Con el objetivo de abordar los grandes debates frente a la cuestión agraria, que ha sido un eje central en el desarrollo del largo conflicto social y armado que a afectado al país, y por tanto la construcción de la paz total pasa por abordar el modelo de tenencia de la tierra que ha privilegiado la gran concentración de la tierra y llevado violencia a los territorios, el campesinado se apresta a discutir democráticamente dese todas las visones y trayectorias de organización y lucha, las rutas ciertas para transformar el campo colombiano.

En el acto de instalación, los procesos campesinos realizaron espacios de mística Campesina, donde reivindicaron la memoria de la lucha por la tierra, la defensa de la vida, el agua y el territorio, en un acto simbólico en el que reivindican las semillas como origen y referente de la soberanía alimentaria y sus procerosos históricos de movilización y lucha.

En el transcurso del día se presentaron en el transcurso los saludos de las distintas organizaciones sociales y campesinas, que coincidieron en la importancia de fortalecer el movimiento campesino y la unidad para las grandes tareas que depara la transformación de la ruralidad y un eje central para ello que es la reforma agraria de carácter integral, popular y democrática. El evento contó además con las intervenciones de miembros del alto gobierno, donde se destacó la ministra del trabajo Gloria Inés Ramírez, quien ratificó el compromiso de su cartera en el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos en el trabajo y como es fundamental fortalecer el SENA rural en clave de la formación y tecnificación para las tareas de la reforma agraria. Una de la intervenciones mas aplaudidas de la representación de un gobierno que el campesinado saluda como una posibilidad cierta de cumplir las aspiraciones históricas de l movimiento agrario, fue precisamente ala del investigador de la ruralidad comprometido con las luchas campesinas, Dario Fajardo, quien ahora está frente a viceministerio de desarrollo rural del Ministerio de agricultura, quien hizo un repaso de la emblemática lucha del campesinado y de la justeza de avanzar en concretar la reforma rural integral.

Entrada la tarde, el escenario que vibraba con las distintas dimensiones del movimiento popular y campesino, festejó la llegada del presidente Gustavo Petro, quien se asumió como uno de ellos y explico su concepto de reforma rural, donde aseguró, comprometerá todos sus esfuerzos. El presidente hizo referencia al cambio climático y su profunda relación con el campo y el papel del sujeto campesino como protector de la naturaleza y la biodiversidad, y recalcó la necesidad de transformar la política de lucha contra las drogas, haciendo énfasis en la necesidad de privilegiar la sustitución de cultivos desde una perspectiva que no criminalice al campesinado cultivador de hoja de coca y permita la transformación de sus economías ilícitas a fortalecer la economía campesina y popular. “El narcotráfico parte del uso irracional de la tierra, esta debe ser utilizada por el campesinado para producir alimentos”, subrayó.

El presidente saludó con emotividad la convención y recordó las diferentes experiencias que han echado al traste el sueño de la reforma agraria, como lo fue el acuerdo de Chicoral que sello la división del movimiento campesino y la perversión de la reforma agraria, dejando el campo colombiano rezagado y presa de la violencia impulsada por la elite terrateniente. Recordó que el país no puede seguir conviviendo con un modelo semifeudal de tenencia de la tierra y que esto implica repartir la tierra en la idea de democratizarla e industrializarla como lo han hecho las sociedades capitalistas modernas. Insistió el presidente en que este proceso debe ser equitativo y pacífico, y que justo allí se ubica el acuerdo con Fedegan y la decisión de adquirir tierra para distribuirla en campesinos que secularmente han estado desarticulados de su derecho de poseer tierra.

La gran mayoría de planteamientos del presidente fueron recibidos con esperanza y otros suscitaran discusiones de las diferentes miradas del movimiento campesino, un sector destaca que buena parte de ellos están incorporados en el acuerdo final de paz firmado entre el Estado y las extintas FARC, y que es fundamental avanzar en su implementación, mientras otras miradas consideran la construcción de acuerdos desde la dimensión local y regional.

La dinámica de discusión se desarrolla en diferentes ejes y subtemas que son parte de la política agraria estructural. Los temas son: Reforma Rural Integral del Acuerdo Final de Paz, reforma Rural Agraria e Integral y bases del Plan Nacional de Desarrollo; Mujer campesina y rural; Conflictividades socio ambientales, áreas protegidas, páramos, monocultivos agroindustriales y megaproyectos minero-energéticos; Transformaciones de la política de drogas y usos alternativos a los cultivos de coca, marihuana y amapola.

El tema de Garantías para la vida, protección, derechos y reconocimiento del campesinado tuvo mesas específicas sobre Territorio y territorialidad campesina: Zonas de Reserva Campesina y otras figuras de territorialidad: comunidades campesinas organizadas y con territorio. Comunidades campesinas de pescadores/as. Reconocimiento del campesinado como sujeto social y político de derechos. Integralidad del reconocimiento y política cultural campesina. Y un eje especial sobre Agropescadores/as y pescadores/as.

Otro de los temas claves es el de Mecanismos de interlocución y política de representación donde se plantea la importancia del viceministerio de Asuntos Campesinos – Consejo de Política Campesina con 16 representantes de 8 regiones y representación de las plataformas nacionales, y debe hacer seguimiento de la política agraria.

Otro tema de singular importancia es el fortalecimiento del movimiento campesino (Creación del fondo nacional de fomento y fortalecimiento a las organizaciones campesinas en tres ejes fundamentales: funcionamiento/formación de liderazgos/capacitación) la seguridad rural, DD.HH, garantías para la vida, retorno y permanencia en el territorio donde se avance en la formalización y no estigmatización de Guardias campesinas.

El eje de Políticas públicas y Plan Nacional de Desarrollo puso como tema central los acuerdos incumplidos entre el Estado colombiano y organizaciones campesinas (Acuerdos 2013 MIA, 2019 y 2021, y acuerdos regionales), que son el insumo fundamental de las trayectorias de lucha del campesinado en la búsqueda de su reconocimiento y de potenciar las grandes transformaciones que urgen en el campo colombiano.

El país está atento a las decisiones y propuestas de la Convención Nacional Campesina, sus deliberaciones y planteamientos serán la carta de navegación para que Colombia transite a la modernidad que implica pagar la deuda histórica de una reforma rural postergada que ha alimentado la exclusión y la guerra. El futuro de la paz total está íntimamente ligado a resolver de una vez por todas la gran inequidad que padece el campo colombiano. La convención es el corazón de un nuevo tiempo, de justicia, democracia y paz para todas y todos.