La candidatura de Ramón Tamames Gómez (Madrid, 1933) a la Presidencia del Gobierno de España, dentro de una propuesta de voto de censura de Vox al Gobierno de Pedro Sánchez, es una de estas noticias que tenía todo el aspecto de ser un bulo. Pero es cierta. Muchos se habrán sorprendido y otros, como el que escribe, no. Y ello por diferentes razones. Veamos primero quién es el personaje.

Nacido en el seno de una familia de clase media-alta, hijo de Carmen Gómez y de un médico renombrado, fue educado en el elitista Liceo Francés de Madrid. De su carrera académica cabe destacar que cursó Derecho y Económicas en la Universidad Complutense, donde se doctoró en ambas carreras. Pronto cursó algunos ciclos en el Instituto de Estudios Políticos, fábrica de la exigua producción teórica tolerada por el franquismo, donde ejercían mandato feudal el falangista Jesús Fueyo Álvarez y Francisco Javier Conde, diplomático y discípulo del connotado derechista germano, Carl Schmitt. Ramón Tamames ampliaría estudios en la London School of Economics.

En 1968, consiguió la cátedra de Estructura Económica en la Universidad de Málaga y, en 1975, la cátedra de la misma disciplina en la Universidad Autónoma de Madrid. En 2012, la reina Sofía presidió el ingreso de Ramón Tamames en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, donde pronunció su discurso de ingreso con una ponencia sobre Globalización y soberanía nacional. Un ensayo sobre la paz perpetua en el siglo XXI, de reminiscencias kantianas. Consultor económico de Naciones Unidas (PNUD) y del Banco Interamericano de Desarrollo, es Doctor Honoris Causa por las Universidades de Buenos Aires, Lima, Ciudad de Guatemala, Pekín y la Rey Juan Carlos de Madrid. Es miembro del Club de Roma desde 1992 y Cátedra Jean Monnet de la Unión Europea desde 1993.

En su vida pública, ya desde su adolescencia, Ramón Tamames exhibió una vocación por la política cebada por un “muy alto concepto de sí mismo”, según sus allegados, que destacan su fuerte pulsión hacia la originalidad y el liderazgo, con ideas muy claras sobre la ambición personal en una clave liberal, en sentido clásico. En 1956 formó parte de la dirección del movimiento político estudiantil que protagonizó la lucha contra el sindicato estudiantil franquista SEU, lucha que irradió a otras capitales españolas en el primer desafío social contra el régimen del dictador. Aquel movimiento tenía la particularidad de haber integrado en su dirección a hijos de los vencedores de la Guerra Civil. Junto con otros líderes estudiantiles, como Enrique Múgica, o Javier Pradera, sería encarcelado. En aquel año, ingresó en el Partido Comunista de España y 20 años después, accedería al Comité Ejecutivo de la organización comunista.

Edil y diputado

Tras las primeras elecciones democráticas, municipales y generales, celebradas después de las cuatro décadas de franquismo, en abril y marzo de 1979, una vez decidida la legalización del PCE en la Semana Santa de 1977, fue diputado comunista al Congreso y formó parte del Gobierno municipal de Madrid como Primer Teniente de alcalde del Ayuntamiento capitalino hasta 1981. En su etapa como edil, se embarcó en una lucha por conseguir homologar las precarias retribuciones de los concejales electos –que solo cobraban por asistencia a Plenos o a Comisiones- con las de los funcionarios municipales, meta que consiguió. También sacó adelante la iniciativa del Día del Árbol, que asimismo logró acreditar. Tras esa etapa, por voluntad propia, se apartó del PCE, a la sazón escindido entre una corriente autodenominada renovadora, de orientación socialdemócrata y otra comunista ortodoxa.

Fundó luego un pequeño grupo, Federación Progresista, con el cual se convirtió en promotor de Izquierda Unida, coalición fundada en 1986. Concejal de Madrid por IU, que abandonaría después, decidió integrarse en el Centro Democrático y Social fundado por Adolfo Suárez y regido en Madrid por Agustín Rodríguez Sahagún. Con posterioridad a su abandono de la política, un dictamen suyo favorable a las multinacionales farmacéuticas causó estupor entre la izquierda española y marcó lo que algunos dirigentes políticos comunistas y socialistas consideraron como origen de su giro ideológico hacia posiciones conservadoras. Al poco, se dedicó a escribir y a desplegar actividades privadas y de asesoría. En algún acto público con periodistas compareció asesorando a Rodrigo Rato, entonces ministro de Economía con José María Aznar.

Su libro Estructura Económica de España, publicado por él en 1960, a la edad de 27 años, alcanzó 26 de ediciones y numerosas reimpresiones, para convertirse en uno de los títulos más vendidos de la historia editorial española. También ha escrito sobre temas medioambientales, es considerado como experto en arbolado, así como sobre civilizaciones orientales, tras realizar algunos viajes a Japón y China. Ha publicado más de 70 títulos, uno de los más recientes sobre el encuentro del ser humano con la divinidad.

Consejero de El País

Atento hacia los medios de comunicación, tuvo un papel destacado en el nacimiento del diario El País, dada la amistad que mantuvo con José Ortega Spottorno, que era amigo de su padre, el médico cirujano Manuel Tamames. En las postrimerías del franquismo, junto con el hijo del pensador José Ortega y Gasset, consiguió persuadir a importantes exponentes de la burguesía liberal de Valencia y de Galicia para que financiaran el periódico. Cuando éste rotativo preparaba su salida a la calle, Ortega Spottorno le propuso integrarse en el Consejo de Administración, al que se incorporó a partir de 1973, siendo a la sazón Tamames miembro del Comité Ejecutivo del PCE. Este hecho dio pie a que se pensara en una vinculación orgánica de los comunistas al proyecto periodístico de El País, si bien tal extremo fue negado por el economista madrileño, que años después dirigiría un Anuario de El País y ulteriormente otro semejante de El Mundo, toda vez que Tamames abandonara el Consejo de Administración de la sociedad editora PRISA en 1992. Ha participado en distintos programas radiofónicos, por ejemplo, con Luis del Olmo y otros, por él dirigidos, sobre Literatura y asuntos ecológicos de su interés. De igual modo, ha concedido centenares de entrevistas.

Naturalizar a la extrema derecha

Como cabe ver, Ramón Tamames no es ningún parvenu a las lides político-mediáticas. La entidad de su curriculum vitae es de evidente densidad y diversidad. No se trata de un personaje en absoluto ingenuo, sino dotado de una trayectoria singular. Todos sus conocidos coinciden en que la ambición figura entre sus características más destacadas junto con una muy alta capacidad de trabajo. Por consiguiente, su designación por el líder de Vox para encabezar la jefatura de Gobierno alternativa a la de Pedro Sánchez, dentro de su presumible inviabilidad –habrá que ver si reúne los requisitos legales para ello, como parece que sí los cumple- encierra una intencionalidad. Desde el análisis, cabe establecer la hipótesis según la cual podría obedecer al deseo de Santiago Abascal y de las fuerzas económico-financieras e institucionales que le apoyan, de naturalizar y normalizar a la extrema derecha español en un intento de desfranquistizarla y desfascistizarla, echando mano de un histórico y connotado antifranquista como lo fue 60 años atrás Ramón Tamames, que nunca ha sido ni franquista ni fascista.

La operación de mercadotecnia política al respecto parece concebida con ciertas dosis de inteligencia, pero muestra un talón de Aquiles tan vulnerable como clamoroso e ineludible: para ahuyentar la imagen franquista y fascista de Vox no bastará con traer a escena a un anciano laborioso provisto de deseos de protagonismo, en plena declinación ideológica hacia un cierto nihilismo espiritualista; conseguir esa naturalización o normalización de Vox requeriría erradicar del programa (¿político?) de la formación de Abascal las obsesivas consignas por él y los suyos aventadas, que atentan contra derechos democráticos consagrados en la Constitución, así como les exigiría abandonar el tono chulesco, insultante y guerracivilista de sus prácticas parlamentarias, regionales y locales. No parece que tales sean los propósitos de este partido.

Interrogantes

¿Hay una operación de calado estatal en el resurgimiento, siquiera momentáneo, de Ramón Tamames en la primera línea de la atención política española? ¿Los poderes del Estado han llegado a la convicción de que la intolerancia antidemocrática de Vox, organización surgida como escisión del PP, es un baldón sobre el futuro de España y se le alecciona así a una mutación, inicialmente formal, de la mano de un avezado morador de la escena político-social y civil del país? ¿A quién beneficiará/perjudicará más esta moción de censura de entre los partidos políticos en escena? ¿Contra quién va realmente dirigida la moción de censura asumida por Tamames más allá de su destinatario?

Cabe realizar muchas preguntas más. No faltará quien asegure que todo es mucho más sencillo y afirme que se ha seleccionado a un hombre como él, que no abandonó nunca su deseo de protagonizar lo que fuera, con tal de satisfacer un ego política y permanentemente insatisfecho signado por la ambición.

Frente a las explicaciones simples, no perdamos de vista al personaje, ni su pasado. Lo que diga y haga como candidato a presidir el Gobierno puede resultar inesperado, incluso para quienes le alentaron a realizar tal cometido. Ramón Tamames Gómez es un ciudadano de espantadas sorprendentes. Lo hemos visto y, con certeza, lo veremos.