“La obligación del artista es buscar nuevos medios y abrir nuevos caminos”
María Teresa Toral
Entre las muchas cosas terribles que conllevó el golpe de Estado y la dictadura franquista, una no menor fue el fin de lo que se vino en llamar la Edad de Plata de la ciencia española. Y uno de los nombres propios de esa Edad de Plata fue, sin duda, María Teresa Toral, que no dudó en defender con entusiasmo tanto la República Española como la excelencia científica en el ámbito de la Química.
¿Se acuerdan de los pesos atómicos de los elementos químicos? Si, como a mí, se les daba regular la química, probablemente aún tengan pesadillas con ellos. Pero a Maria Teresa le fascinaban, y con ellos fue una investigadora “influencer” que logró publicar en las que hoy llamamos revistas de impacto. Y fíjense si debía ser toda una autoridad que, para pedir su liberación cuando la arrestaron los franquistas, la mismísima Irene Juliot-Curie vino como observadora.
Estudió simultáneamente dos carreras: Química, por vocación, y Farmacia por el empeño familiar. Se licenció en 1933 con premio extraordinario
María Teresa Toral nació en Madrid, en una familia acomodada, y muy pronto mostró un gran interés en las ciencias y, concretamente, en la Química, queriendo seguir los pasos de su admirada Mme. Curie. No fue fácil, la familia consideraba que era mucho más útil para una mujer estudiar Farmacia. Y allá que fue ella a matricularse en las dos carreras: Farmacia y Química. Suponemos que dejándose las pestañas estudiando logró acabar las dos, licenciándose en 1933 con premio extraordinario. Eso sí, sin descuidar su naciente interés político ya que se involucró rápidamente con la Federación Universitaria Escolar, importante movimiento político y revolucionario que contribuyó, y mucho, a la llegada de la II República.
Su carrera estuvo, desde entonces, ligada a la de Enrique Moles, el químico español más internacional y del que hablaremos en algún momento. De su mano entró en la Sección de Química-física del Instituto Nacional de Física y Química (INFQ)y realizaron una intensa labor de investigación sobre la determinación de los pesos atómicos de los elementos químicos, no en vano el tema de su doctorado en Ciencias Químicas serían las relaciones moleculares del CO2, O2 y N2O y los pesos atómicos del carbono y del nitrógeno, alcanzado en plena guerra. Tan importantes fueron que llegaron a ser considerados el mejor laboratorio para la determinación fisicoquímica de pesos moleculares y atómicos. ¡Casi nada!
Sus investigaciones la llevaron a conseguir una beca de la Junta de Ampliación de Estudios para viajar a Reino Unido, a iniciar sus estudios en isotopía, previo paso por una importante escuela de verano en Santander. Ninguna de las dos cosas fue posible por el estallido de la guerra. Como muchos otros investigadores del Instituto Nacional de Física y Química, también Toral se posicionó desde el principio a favor de la República.
Para ello se incorpora a dar charlas de marxismo por la radio y para la Unión de Muchachas de las Juventudes Socialistas Unificadas, e incluso enseña a milicianos a fabricar artefactos explosivos caseros (en la revolución es conveniente tener cerca científicos, no me negarán).
Además, y en plena guerra, María Teresa sigue trabajando y publicando sus investigaciones sobre pesos atómicos con enorme éxito en el extranjero, aunque no así, por razones obvias, en nuestro país.
Terminada la guerra acaba denunciada, al igual que el resto de personal del INFQ, acusada de construir material militar y el 5 de junio de 1939, María Teresa es detenida y torturada durante 8 días en los calabozos de la Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, hasta ser trasladada a la prisión de Ventas donde, por cierto, coincidiría con las trece chicas de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) que se convertirían en las «13 rosas».
La solidaridad internacional, con la premio Nobel Juliot-Curie como observadora, impidió su ejecución. Se fue a México donde se dedicó a la enseñanza
Consiguió salir de la prisión en 1941 y se puso al frente de una farmacia. Pero no duró mucho: nuestra pionera de la ciencia hace de su botica un punto de apoyo a la guerrilla comunista antifranquista y es detenida, de nuevo, en 1945. Las torturas en esta ocasión fueron brutales y fue sometida en 1946 a un Consejo de Guerra en el que se le pediría pena de muerte. Por fortuna, la tremenda movilización internacional del Comité Internacional de Mujeres Antifascistas, con Pasionaria a la cabeza y una observadora internacional tan célebre como la premio Noble Irene Joliot-Curie, consiguieron evitar el desenlace fatal.
María Teresa consiguió salir a los dos años, de la Prisión Central de Mujeres de Segovia, con el firme propósito de salir de España. Y lo consiguió: consigue llegar a México y ser acogida por otros ilustres (y exiliados) científicos españoles. Desde entonces se dedica a la enseñanza como profesora de Física y Química, traducciones de libros y en 1963 conseguiría la plaza en la cátedra de Química Inorgánica en la UNAM, la cátedra de Físico-Química en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas y la de Físico-Química en la Escuela de Ciencias Químicas, también en la UNAM. Pero como no le bastaba, también se enredó en los grabados, consiguiendo ser reconocida internacionalmente y también en España a su regreso.
Su obra no llegó a España hasta 1975, antes de que ella misma volviera por primera vez del exilio, ya muerto el dictador. Murió en 1994, pero “regresó” de nuevo en 2013 a la cárcel de Segovia, donde exhibieron grabados suyos en una exposición con la que el lugar donde tanto sufrió se convirtió en un espacio de cultura y creación.
Seguro que necesitan saber de esta mujer increíble, científica excelente, republicana comprometida y grabadora brillante. No duden en buscar “Una mujer silenciada. Mª Teresa Toral: ciencia, compromiso y exilio” de Antonina Rodrigo, y dispónganse a disfrutar de una vida apasionante.