Este está siendo un año agotador en cuanto a procesos electorales. Sin habernos dado tiempo de recuperarnos de las elecciones municipales/autonómicas del 28 de mayo, al día siguiente nos sorprendió la noticia de unas Elecciones Generales adelantadas a julio. No hay tiempo que perder; pactos, listas, acuerdos en tiempo récord. Y es que, ya se sabe que la realidad muchas veces supera a la ficción…

El cine político es casi un género en sí mismo, y nos ha obsequiado con obras maestras desde casi el inicio mismo del cine. La política está en todo y todo es política y ¿qué mejor modo de evadirnos de la campaña que se nos viene, de coger fuerzas y retomar aliento que ver algunos de los filmes centrados en el propio proceso electoral? Pues puede que a alguna persona se le ocurra que haya formas mejores, pero para los y las que viven la política intensamente y nunca podríamos hartarnos de ella, seguro que esta recopilación es un auténtico placer para los sentidos.

Estos son posiblemente algunas de las películas que recrean las campañas electorales que más injustamente desapercibidas han pasado y que no deberíais perderos:

EL ÚLTIMO HURRA (1958) de John Ford

Basada en la novela homónima de Edwin O´Connor escrita en 1956 (best-seller en EEUU durante 20 semanas), nos ofrece la historia de Frank Skeffington un alcalde de origen irlandés que se enfrenta a la campaña para intentar hacerse con su quinta reelección.

Ford nos ofrece otra obra maestra que combina su ya clásica visión cargada de ironía hacia las instituciones y todo su humanismo para retratar a los personajes. Pocos como él pudieron pasar de la comedia al drama en una misma historia de manera tan eficaz. Destaca como actor protagonista Spenser Tracy que no deja de inspirar empatía con el personaje del alcalde. Tracy fue merecidamente galardonado como mejor actor por la Asociación de Críticos en 1958 y nominado a los BAFTA de ese mismo año.

EL PRESIDENTE (1968) dirigida por Barry Shear

Esta película, estrenada en el convulso mayo del 68 en los EE.UU., quizá no sea la mejor de los filmes de esta lista, pero es sin duda el que más marcó a esa parte de una generación que la vimos en nuestra niñez. Ambientada en plena época hippy e imbuida de la psicodelia que abanderaba la juventud al otro lado del océano, su argumento fue rompedor a la vez que una sátira sobre el hedonismo de una generación que buscaba en la música y en las drogas un nuevo paradigma vital. Probablemente resultó más subversiva en su época y su mayor valor quizá sea el de ensalzar el poder de la voluntad popular contra lo establecido, en una época en que el pueblo empezó a querer arrebatar lo que le correspondía por derecho.

El argumento trata del líder de una banda de rock que comienza una campaña política de manera casual, pero termina siendo presidente del gobierno al conseguir rebajar la edad de voto a los 14 años. En su particular lucha por comenzar un renacido mundo, acaba rechazando todo lo que no sea nuevo, incluso a las personas. En su particular delirio jubila a los mayores de 25 años, a los que acaba llevando a campos de internamiento con 35 años donde serán drogados con LSD hasta su muerte.

VOTA A GUNDISALVO (1978) dirigida porPedro Lazaga

En plena transición un empresario decide montar un partido que no es ni de derechas ni de izquierdas (esto nos suena bastante familiar) llamado ‘Concordia Democrática del Estado Español’ en el que todo vale por ganar votos. La política hecha para el beneficio personal de un oportunista; esto también suena conocido.

Dirigida por Pedro Lazaga y producida por Jose Luis Dibildos supone una de sus últimas alianzas profesionales. Una sátira que no llega a ser una pieza brillante, pero es un documento interesante al retratar la vibrante política española tras la muerte del dictador en el año en que comenzaron las elecciones. El célebre historietista Mingote coescribió el guion ya que estaba basado en un personaje de las tiras cómicas que durante décadas dibujó para el diario ABC.

EL DIPUTADO (1978) dirigida por Eloy de la Iglesia

Roberto Orbea (interpretado por el actor José Sacristán) que había sido militante clandestino del PCE durante el franquismo, es elegido diputado en las elecciones de 1977. En el momento más importante de su carrera, cuando está a punto de ser nombrado secretario general, cae víctima de la trampa de un grupo de extrema derecha (que usa como cebo un joven chapero) que le amenaza con hacer pública su homosexualidad y terminar con su reputación y su carrera política.

Todo un ejercicio de valentía la de este director que sufrió anteriormente los rigores de la censura franquista, al tratar temas como la homosexualidad, la represión fascista o las drogas con un guion enmarcado en la legalización del PCE y la existencia de los grupos criminales de derechas. Siendo una película técnicamente muy básica y con estética sobria, un montaje algo atropellado y una fotografía poco notable hay que ponerla en valor como documento sociológico de una época en la que se estaba debatiendo la Constitución y los oscuros valores del franquismo dejaban paso a una libertad sexual y vital que el español medio estaba aún lejos de comprender.

NO (2012) de Pablo Larraín

Película chilena dirigida por Pablo Larraín, más conocido por dirigir biopics de personajes como Diana de Gales, Jackie Kennedy y hasta Neruda. La trama gira en torno a un publicista interpretado por Gael García Bernal que, tras volver de su exilio en México, diseña una campaña pidiendo el “No” al plebiscito de 1988, con el objetivo de derrocar a Pinochet y acabar con la dictadura militar que sufría Chile. El eslogan era simple: “Chile, la alegría ya viene”.

Mezclando ficción con imágenes de archivo es una película que, a pesar de reflejar una época oscura, está llena de la esperanza por la ilusión de un nuevo inicio para los personajes, con un tono irónico y vitalista que contagia entusiasmo. Fue un éxito de crítica siendo nominada a mejor película internacional en los Óscar 2013, mejor película extranjera en la Asociación de Críticos Norteamericanos y se alzó con el premio a la mejor película en el Festival de la Habana.

ESTA ES NUESTRA TIERRA (2017) de Lucas Belvaux

Originalmente titulada Chez Nous, esta película de nacionalidad belga recrea el ascenso de un partido claramente inspirado en el Frente Nacional de Le Pen. El argumento trata de una mujer de clase obrera, para más señas hija de un antiguo militante comunista y sindicalista, y de cómo se ve atraída por un partido que, aunque fascista, vende una imagen de partido preocupado por las necesidades de su clase. Vamos, nada nuevo en el modo de actuar histórico de estos partidos, pero la película nos trae una lúcida explicación al incomprensible fenómeno (más actual que nunca) que lleva a la clase obrera a votar por formaciones de extrema derecha.

David Frenkel, productor del filme, explicó que su objetivo con esta película no era hacer una caricatura del partido de Jean-Marie Le pen, sino entender por qué en algunas ciudades ya eran votados por más de la mitad de la población y por qué ya no les votaban solamente fascistoides con cruces gamadas tatuadas en el brazo, sino también, un médico o un profesor, por poner un ejemplo.

A LA CONQUISTA DEL CONGRESO (2019) dirigido por Rachel Lears

Este documental estadounidense, dirigido por Rachel Lears, nos cuenta la historia real de Alexandria Ocasio-Cortez, una migrante de Puerto Rico que trabaja en EE.UU. como camarera y se ve obligada a hacer turnos dobles para no ser desahuciada. Alexandria dispuesta a defender a los que, como ella, son el estrato más bajo de la sociedad de Estados Unidos, decide presentarse como candidata a las primarias demócratas en 2018; esta es su historia y la de tres mujeres que la acompañaron.

En EE.UU. las personas migradas sufren espacialmente la dureza de una sanidad y una educación privada. Alexandria tuvo claro su objetivo: «Si los demócratas que se postulan no defienden los intereses de la clase trabajadora, busquemos nuevos candidatos que sí lo hagan«.  Este caso real es llevado a la pantalla con un resultado muy inspirador; a veces la clase obrera femenina y migrante puede vencer a los más poderosos intereses corporativos.