Colombia, un mes de sorpresas, vuelcos inesperados, cambio de ritmos en los debates políticos. Estamos en el Caribe, en los Andes y el Amazonas, tierras de lluvias tormentosas que llegan inesperadamente, que se pueden prolongar en días eternos o desaparecer en un instante para dar paso al sol abrasante.

Primero voces de militares retirados amplificadas por las grandes empresas de comunicación. Llamaban a darle un golpe de estado al presidente Gustavo Petro y ponían como ejemplo lo que le hicieron en Perú al presidente Pedro Castillo. Y mientras, el Fiscal General de Colombia hacía una extraña visita a la Fiscal General de Perú, igual que viajaron algunas parlamentarias de extrema derecha. Lo de la plaza de Bolívar no era aislado. Las extremas derechas y las élites quieren hacer trizas al gobierno del Pacto Histórico. Frenar la ola de reformas democráticas que se están impulsando, porque pueden eliminar parte de sus aberrantes privilegios y las facilidades de enriquecerse con el dinero público.

De pronto un brusco cambio de vientos. El ex jefe paramilitar Salvatore Mancuso compareció, desde una cárcel de los Estados Unidos ante la JEP- Justicia especial para la Paz- y comenzó a hablar… y empezaron las élites a temblar cuando empezó a contar sobre las criminales alianzas que tuvieron con militares, policías, políticos y grandes empresarios. Contó fríamente que ellos eran el gatillo de los otros…mataban por encargo. A sindicalistas, a periodistas y a opositores. Mataron a miles, llegando incluso a montar hornos crematorios para hacer desaparecer cadáveres.

En Colombia desde siempre se ha sabido de esas alianzas. Muchas instituciones fueran cooptadas por el paramilitarismo.

Las confesiones del ex jefe paramilitar, el informe de la Comisión de la Verdad y la sentencia de la Corte Interamericana donde condena al Estado colombiano por el exterminio de la Unión Patriótica son una cruda radiografía del régimen político colombiano.

Tres caminos

Una primera posibilidad es que no pase nada, que las cosas sigan tal y como están. Al fin y al cabo todo esto ya se sabía, ha sido denunciado de mil maneras y no ha pasado nada.

Existe la posibilidad de que los sectores involucrados en las denuncias, uribistas y otros, decidan aumentar la presión golpista contra el gobierno de Gustavo Petro, que prefieran incendiar el país y condenarlo a otro medio siglo de guerras interminables antes que encarar la verdad y asumir las responsabilidades correspondientes.

Un tercer escenario podría ser que la sociedad colombiana, acompañada fuertemente de la comunidad internacional, imponga que haya claridad, que haya verdad y que haya justicia, una justicia transaccional, reparativa, que repare los inmensos daños causados a la democracia y al país, y que no permita la repetición.

Colombia no puede estar condenada a otros cien años de diluvios y catástrofes, de violencias y de locuras, de destrucción y de muerte.

Ya es hora de darle paso a la paz.

Imagen: Salvatore Mancuso, ex jefe paramilitar de Colombia

Etiquetas: