Al hablar con Santiago Botana sobre los sucesos del 17 de noviembre de 1995 aún pone cara de sorpresa y perplejidad, y eso a pesar de que sobre él pesa una condena de 4 años de cárcel. Los hechos, resumidos, son como siguen. Ese día de noviembre, Botana fue hospitalizado debido a una explosión ocurrida en su domicilio, a raíz de la cual sufrió graves heridas. Estuvo un mes y medio en el hospital -los primeros diez días en coma- en la sección de quemados del Hospital La Paz y dos semanas más en la enfermería de la cárcel de Carabanchel; después, fue puesto en libertad bajo fianza de medio millón de pesetas.
El origen de la explosión no fue otro que la fabricación de bengalas caseras para su uso en espeleología, deporte que Santiago practica desde 1987. Sin embargo, el suceso fue convertido de inmediato en portada y noticia principal de los mayores medios de difusión nacional. No hay nada más que echar un vistazo a los periódicos del día siguiente, donde se narran los acontecimientos como si de una película de serie B norteamericana se tratara.
Todas las redacciones informativas manejaron la información proporcionada por la policía, ya que el propio perjudicado se encontraba hospitalizado, debatiéndose entre la vida y la muerte. Es decir, no se contrastó en absoluto la versión policial. Y, ¿cuál era ese relato? Sencillo: la proximidad del 20-N y la condición de «militante ultraizquierdista» de Botana le convirtieron en cabeza de turco de los actos planeados por «los grupos marginales de extrema izquierda» dedicados a la «preparación de materiales explosivos para utilizar durante la manifestación antifascista».
Al recordar estos calificativos, Botana esboza una sonrisa: «No me extrañó demasiado, porque no era la primera vez que participaba en algo, como una manifestación, y luego al día siguiente leía en los periódicos una versión totalmente distinta de lo ocurrido. Estando la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), mi abogada me contaba que la policía decía que fabricaba bombas para el GRAPO y que lo había aprendido en Centroamérica. Recuerdo que me dio la risa y la abogada me decía ‘no te rías, que esto es muy serio'».
Se llegó al juicio, donde -cuenta S. Botana- «la fiscal intentaba todo el tiempo relacionar a los okupas y GRAPO, dando por hecho que eso estaba probadísimo, cuando en realidad no era nada de eso lo que se estaba juzgando. A mí no se me juzgaba por pertenecer a un movimiento okupa o a banda armada, por eso fue retirada esta acusación». No obstante, la condena a cuatro años sigue pendiente de ejecución. Agotados todos los recursos judiciales, sólo queda por conocer la decisión final de la Oficina de Indultos del Ministerio de Justicia, cuyo pronunciamiento no pasa habitualmente de un año. En este caso, vamos para dos.
«Será muy duro aceptar el rechazo del indulto. Me estoy haciendo a la idea, no tengo mucha confianza en que este gobierno firme el indulto. También existe la posibilidad del medio indulto, es decir, que te rebajan la pena, lo cual parece ser que es un recurso bastante habitual. Lo normal serían que rebajasen la pena a dos años, por lo que no tendría que cumplirla; estaría en libertad condicional porque tampoco tengo antecedentes «, declara Botana.
En estos días, aparte de su trabajo en Nodo50, Botana recoge firmas en apoyo a su indulto: «En la Fiesta del PCE repartí hojas de firmas entre algunos colectivos. Yo creo que la Oficina de Indultos tendrá en cuenta, supongo, de quién proviene la firma. Por eso, yo, cuando las entrego, las agrupo, por ejemplo, profesores de universidad, diputados de IU en el Congreso y Asamblea de Madrid, concejales, asociaciones, sindicatos…» También está implicado en la Plataforma de Amigos y Familiares de José Couso, el cámara de Tele 5, asesinado por tres militares estadounidenses en Iraq.
Puedes contribuir con tu firma. Toda la información la tienes en:
http://www.nodo50.org/indulto
indulto@nodo50.org
91- 548 83 48