El próximo mes de Abril celebraremos el 8º Congreso Confederal. Quienes formamos parte del primer sindicato de este país hacemos balance de nuestro trabajo colectivo y determinamos las futuras actuaciones. El Congreso representa también un impulso para la renovación del conjunto de las estructuras, de las personas y de los equipos.
Hemos sintetizado nuestras propuestas en un Programa de Acción que nos comprometa para el trabajo en los próximos años. Se articula en torno a 10 ejes de acción. Los cuatro primeros tienen que ver con nuestras formas de trabajo y con lo que depende básicamente de nosotros mismos, con el desarrollo de la acción sindical y de la negociación colectiva, con la mayor participación en las empresas y en la vida del sindicato, con ampliar la afiliación, y con la administración de los recursos de que disponemos. El objetivo central es el impulso organizativo, la defensa de los derechos colectivos y la participación activa.
Los otros seis ejes se ocupan de lo que queremos para los trabajadores y trabajadoras y del cambio social que propugnamos. Lo que reclamamos a las empresas, a los poderes públicos, a las normas laborales, al sistema público de protección social, y qué sindicalismo europeo e internacional defendemos. Así, son también objetivos prioritarios, un tejido productivo de calidad y sostenible como garantía de más y mejores empleos, la lucha por la igualdad en el empleo frente a la precariedad y a las discriminaciones laborales, e impulsar una red de solidaridad mediante un sistema público de protección social con futuro y ampliado a nuevas necesidades.
En el Congreso evaluamos también y rendirnos cuentas de lo realizado. Hemos revalidado ser la primera fuerza sindical, la más representativa en las empresas y la organización social más grande de este país, con casi un millón de personas afiliadas. Pero también han sido cuatro años difíciles, con un gobierno del PP en mayoría y atacando los derechos laborales y sociales. Por eso, nada en este periodo nos ha sido ajeno y CC.OO. ha tenido una fuerte presencia en la sociedad.
Hemos promovido movilizaciones y acuerdos para evitar recortes de derechos o para conquistar otros nuevos. Con el acuerdo de pensiones ganamos el derecho a la jubilación a los 61 años ante la falta de empleo. Hemos generado instrumentos para la negociación colectiva y para la formación. Hemos confrontado ante las reformas no pactadas, como la laboral de 2001, con una crítica severa a la forma y al fondo. Nos hemos movilizado por una mejor educación pública, contra la guerra injusta de Irak y contra la desidia del Gobierno en el caso del Prestige. Hemos tenido que utilizar el recurso de movilización más fuerte de que dispone el movimiento sindical convocando la Huelga General del 20J contra el «decretazo», que pretendía facilitar y abaratar el despido y eliminar la protección social. Y creemos haber fortalecido nuestra autonomía tomando decisiones, algunas difíciles precisamente por autónomas, desde el debate interno abierto y la voluntad mayoritaria conformada democráticamente en los órganos del sindicato, atendiendo a nuestro criterio colectivo y a nuestra propia determinación. Queda mucho por hacer, para lo que pedimos la participación activa de la militancia.