El sindicato de Comisiones Obreras nace con una gran pluralidad y unidad, y con estas señas de identidad ha sido llevado durante muchos años y esas son las peculiaridades que le han hecho ser el mayor sindicato de este país. Sin embargo, todo esto se quiebra en el VI Congreso y pasamos a una etapa mala, oscura. Es imprescindible en estos momentos esa unidad para conseguir el giro a la izquierda; el sindicato requiere superar ese periodo, tener una mayoría suficiente no sólo para conseguir mayor número de delegados, sino para una mayor capacidad de interlocución, mayor capacidad de movilización. Del VIII Congreso ha de salir un sindicato cohesionado en torno a unas políticas y una dirección, que nos haga a todos partícipes de la línea sindical trazada desde la nueva dirección.
Por otro lado, el sindicato tiene, a partir de este VIII Congreso, que dar un giro a la izquierda, un giro de más compromiso social en reivindicaciones históricas del mundo sindical, las cuales han quedado de un tiempo a esta parte en el cajón de los despachos de nuestras sedes. Tenemos que azuzar al conjunto del movimiento sindical porque nos jugamos mucho ante las políticas regresivas que practica o intentan aprobar el Gobierno de la derecha.
No podemos ser espectadores pasivos ante las políticas regresivas e involucionistas del PP en materia social, económica y libertades; debemos evitar una nueva mayoría absoluta del PP que les lleve a imponer medidas en forma de decretazo, que son recortes en prestaciones sociales, en pensiones, en ayuda al desempleo.. Y no quiero dejar pasar el tema de las libertades, porque el PP ha dado un nuevo giro en este frente. Lo vemos en el acoso al gobierno de Euskadi, también al de Cataluña. Aquí lo vivimos durante cuatro años, hasta que le dio la vuelta.
El Partido Popular está instalado en el neoliberalismo radical, no sólo en la política interna, que se puede ver en ese recorte sistemático de las prestaciones sociales, sino en la política internacional, terreno en el que se ha olvidado de Europa y ha buscado a Estados Unidos como su único aliado, desoyendo las manifestaciones ciudadanas.
Hay que recordar que se consiguió dar macha atrás a sus intenciones de recortes sociales recogidas en el decretazo gracias a una gran movilización social. Pero, no hemos de olvidar que el PP cree en estas políticas; quizá no lo haga de una forma tan bestia como quiso implantar con el decretazo y sí con medidas más escondidas, como fue la reforma laboral de 2001, medidas que pasan más desapercibidas.
En este escenario, las elecciones generales del 14 de marzo son clave. Un PP con mayoría absoluta será difícil de frenar. Un panorama en el que el 14 de marzo sea un éxito del PP y un VIII Congreso de CC OO donde el sindicato salga más debilitado, donde no se recupere la unidad perdida, donde la dirección no sea representativa de la pluralidad dentro del sindicato, va a ser muy malo para la clase trabajadora en su conjunto y la izquierda social y política en general.
Lo contrario, refrendado con un gran VIII Congreso de Comisiones Obreras, la expectativa cambia por completo.