La derrota del PP

El balance económico que presenta el PP es brillante según las pautas de sus políticas neoliberales, compartidas algunas de ellas, en lo fundamental, por el PSOE: En las privatizaciones, el PSOE no critica tanto las mismas, sino su destino hacia grupos afines al PP, con lo cual podríamos preguntarnos hacia qué grupos las hubiera derivado el PSOE; en la política fiscal establecieron una competencia para ver quien subastaba más barato, con lo cual veremos ahora las medidas que toma el próximo gobierno. Y así en otros temas económicos importantes.

En los asuntos sociales el PP choca con una relativa resistencia sindical, y política, que se concreta en la Huelga General del 20 de junio del 2002, que fuerza al gobierno a retirar el decretazo.

Las movilizaciones estudiantiles contra la LOU y la Ley de Calidad son otro importante momento en el que un amplio sector de la ciudadanía joven, que ya ha participado en otras movilizaciones de carácter social y muy en concreto en la HG, se moviliza contra el proceso de gradual privatización de la enseñanza pública, favoreciendo la privada en funcionamiento y medios.

El accidente del Prestige se convierte en catástrofe, provoca una gran convulsión social en la que de golpe mucha gente, especialmente joven, toma conciencia de los desastres ecológicos que pueden producirse a causa de un comercio internacional del que el PP es parte activa, fundamentado en el rápido beneficio a costa de la degradación social y ecológica de zonas enteras. En esa misma línea se puede analizar la imposición del Plan Hidrológico Nacional, que además de representar una potencial degradación a causa de las obras faraónicas que comporta, significa el desprecio al diálogo y fomenta el enfrentamiento entre diversas CC.AA., no jugando el gobierno central el papel equilibrador que exige cualquier sociedad democrática.

Todas estas cuestiones van creando una situación de enfrentamiento más o menos fuerte del gobierno del PP con diversos sectores de la sociedad, aunque no representa una erosión significativa de su imagen política y de sus expectativas electorales. Lo más importante es que poco a poco se va creando una imagen que vincula al PP de la mayoría absoluta con otro talante que el demostrado en la primera legislatura de mayoría relativa.

La guerra en Iraq

El hecho que produce el más fuerte impacto humano y político es la vinculación y sumisión a la política más belicista y neoliberal del gobierno de los EE.UU., que se concreta en la foto de las Azores y en la defensa a ultranza de la guerra contra el pueblo de Iraq. Contra la inmensa mayoría de la población, el PP entra políticamente en guerra y posteriormente en la ocupación militar. Las elecciones municipales y autonómicas no representan un castigo electoral determinante.

A partir de ese momento, el PP, y especialmente Aznar, ya no utilizan otra vía que la prepotencia de la mayoría absoluta. Poco a poco se crea en una parte de la ciudadanía un rechazo hacia el fondo y las formas de la política del PP. El asunto Carod Rovira es utilizado por el PP para intentar liquidar el gobierno tripartito catalán. En ese intento hay un error de cálculo tanto en el contenido como en las formas con que actúa el PP, que produce un rechazo en mucha gente, incluso en sectores votantes del PP, que no comparten la visión de enfrentamiento entre España y Catalunya, cuando ésta, después de 23 años de Pujol, pasa a ser gobernada por una coalición de centro-izquierda.

Es también en enero cuando empiezan a salir con claridad y contundencia los datos concretos de las mentiras sobre las cuales se fundamentó la guerra de Irak. Los efectos de la guerra (muerte, destrucción, humillación, odio, ruptura de equilibrios…) hacen saltar por los aires las razones del apoyo a EE.UU. y empiezan a abrir los ojos a mucha gente. La resistencia de sectores del pueblo iraquí, los atentados, el enfrentamiento civil directo y el larvado, junto a la actuación paralela del fascismo sionista contra el pueblo palestino, aprovechando la coyuntura favorable, hace surgir con fuerza la realidad y va creando gradualmente una nueva situación.

Se empiezan a producir cambios lentos pero progresivos en las encuestas que afectan fundamentalmente a la relación PP-PSOE. Ocho meses más tarde de las elecciones de mayo del 2003, aparecen los elementos cívicos que en aquella fecha no se expresaron contundentemente.

La erosión del PP

El valor de las movilizaciones y la conciencia que van generando nos dan una lección magistral: nunca se puede dar por perdida la lucha por una causa justa, aunque aparentemente se haya perdido la batalla. Las políticas económicas neoliberales, las privatizaciones y sus beneficiarios, Gescartera, el decretazo, la política fiscal regresiva, la política exterior sumisa a Bush, el golpe de mano contra una Europa más democrática y pacífica, la gestión patrimonial del Estado aparecen a través de una acción política que se concreta en un discurso y un talante que convierten el debate en un intento de enfrentamiento contra la España roja y rota, según el léxico del PP, que no tiene nada que ver con la realidad.

Y, finalmente, la muerte y la destrucción de la guerra de Iraq, con nuevos odios levantados y la mentira, crean un estado de opinión que explota con el atentado y con el intento de manipulación del mismo. La reacción popular en la calle, el viernes, en las grandes manifestaciones y, el sábado, en las concentraciones ante las sedes del PP hacen el resto. La conciencia ciudadana derrota al PP.

La guerra sitúa a España directamente en el circuito internacional del terrorismo. Y no es la primera vez que se participa en una matanza: Yugoslavia (con Solana de Secretario General de la OTAN), en la guerra de Afganistán y, ahora, en la de Iraq, aceptando con convicción las políticas más reaccionarias del imperialismo norteamericano.

La segunda conclusión es que la movilización política echa a un gobierno y crea una nueva situación que deberemos ver cómo se desarrolla para defender el núcleo central de nuestras propuestas y verificar el cumplimiento de los compromisos del PSOE, desde posiciones independientes y desde propuestas alternativas.

Los pasos del PSOE

El PSOE ha construido en los dos últimos años un discurso y una práctica en asuntos como los derechos sociales, la ecología, la educación, la democracia, la guerra. Ha estado en las movilizaciones. Esto ha ido difuminando su imagen pasada de prácticas derechistas y conservadoras. El triunfo electoral del PSOE es imprevisto, aunque en los últimos meses había consolidado sus expectativas. Esto se acentúa en enero y febrero con la actitud del PP en torno al asunto Carod y, especialmente, con la imagen de desastre que la gente va entendiendo que existe en Iraq. La guerra, a un año vista, aparece con toda su crudeza y se refleja en los sondeos. Vuelve la conciencia aunque ello no represente un vuelco espectacular en las expectativas de voto. Es el atentado y la gestión del mismo lo que saca a mucha gente de la abstención para votar contra el PP.

El desalojo del PP del gobierno representa más que un giro a la izquierda, que deberemos ver en el futuro, la reconstrucción de un debate democrático arruinado por la prepotencia del PP.

La situación de IU
Los dos principales objetivos de IU eran derrotar al PP, fortalecer IU e impulsar un giro a la izquierda

El primer objetivo se ha conseguido, aunque no cabe ser triunfalistas ya que el PP conserva una fuerza considerable (ha perdido 700.000 votos en relación al 2000). La derrota del PP era fundamental, ya que estábamos viviendo un problema de democracia. Sin el PSOE esta derrota no era posible. Nadie creerá que IU era la alternativa. Se abre ahora una situación nueva ¿Se consolidará el discurso y la práctica del PSOE del último período en asuntos como la educación, el medio ambiente, la vivienda, los derechos sociales, la democracia, la guerra o la paz? IU no debe esperar al fracaso de los compromisos del PSOE, sino exigir su cumplimiento, al mismo tiempo que impulsa las propuestas que ha defendido en los temas fundamentales, participando de la necesaria presión social para hacerlas avanzar.

IU pierde votos y escaños en general, salvo en las tres nacionalidades históricas en las que, por razones diferentes, gana apoyo. En el resto de CC.AA. hay pérdidas significativas de votos, a pesar de que en el conjunto del Estado ha habido 8,5 puntos más de participación, cerca de los tres millones. El resultado de las elecciones municipales y autonómicas del 2003 fueron ya un aviso frente a las valoraciones excesivamente triunfalistas.

Busquemos el principal: el voto útil es un elemento objetivo que funciona sistemáticamente desde hace 26 años, sobre todo en momentos de especial tensión política. No es, por tanto, algo nuevo. En este caso concreto el atentado ha repercutido a favor del PSOE. La ley de Hondt es una dificultad histórica que nos perjudica. Sin ella, en 1996 hubiéramos tenido 32 ó 33 diputados, en el 2000 16 ó 17 y ahora 8 ó 9. Debemos continuar denunciándola.

El voto útil es, pues, algo objetivo. Ahora bien, la pregunta de fondo es la siguiente: ¿por qué el voto a IU es un voto inútil? ¿Por qué IU no sólo no obtiene un número de votos más alto, sino que baja 112.801, con lo cual el porcentaje también disminuye?

Algunos elementos nos permiten señalar algunas posibles causas que, de no ser corregidas de forma urgente, nos llevarán al definitivo fracaso:
– IU no capitaliza una acción social y política en la que ha estado presente, en la calle y en las instituciones.
– IU no es vista como un colectivo capaz de hacer la crítica pertinente y la propuesta adecuada en cada momento, de forma entendible.
– IU no tiene una fuerte organización real, porque no tiene una concepción política que necesite la organización como forma de participación regular y sistemática en la sociedad. IU no puede confundir su discurso de clase y alternativo, organizado social y culturalmente, con ruedas de prensa y notas sobre lo humano y lo divino, al margen de cualquier contexto organizado. IU debe recuperar plenamente sus bases fundacionales.
– Aunque nuestra voluntad no haya sido ésta, se ha visto a IU, o bien como formación visceralmente enfrentada al PSOE, antaño, o como elemento subalterno, ahora, ya que no se ha diferenciado en lo que es una acción común para derrotar al PP y acentuar la personalidad propia de IU, que no debe pretender sólo mantener lo poco que tiene, sino que ambiciona un espacio político y cultural más amplio, sin defender consignas triunfalistas trasnochadas, pretendiendo ser una alternativa de gobierno, hoy irreal.
-IU no se ve como un proyecto global, sino como una suma de realidades dispersas y diferentes. Si decimos que IU es la tercera fuerza política en número de votos, consecuentemente debemos tener un proyecto federal sólido, serio y riguroso, que no admita dudas en ninguna parte. IU no puede tener un voto amplio sin ser una referencia política y cultural cercana a los lugares donde se produce la realidad cotidiana.

Resumiendo, el proyecto de Izquierda Unida está en crisis, pero es hoy más necesario que nunca.

El lugar del PCE en IU

Un asunto debe quedar claro: nuestra apuesta por IU no fue algo coyuntural o meramente electoral derivado de la mala situación del PCE. Fue una apuesta estratégica, de proyecto, que fue ampliamente discutida y que tuvo, entre otras consecuencias, una ruptura en el propio partido. La cuestión era evidente: lo que llamábamos convergencia política y social implicaba la necesidad de otra política (lo que denominábamos la alianza roja, verde y violeta) y otras formas de hacerla y de concretarla, más allá de la forma partido tradicional y de los frentes electorales. IU fue la concreción de ese estrategia y de ese proyecto, caracterizada por su autonomía, definida en positivo, no sólo como crítica de lo existente, programáticamente fundamentada, plural desde el punto de vista ideológico y organizativamente plasmada como movimiento político y social organizado.

Este proyecto, seguramente sobre nuevas bases sociales y culturales, no sólo sigue estando vigente, sino que es absolutamente necesario para esta etapa española y europea. El que pretenda crear una nueva realidad desde la abstracción y desde el personalismo se equivoca rotundamente. El PCE continúa defendiendo el proyecto político y programático de siempre. Y para ello es necesario ver la realidad tal cual sin engañarse, para transformarla en el mejor sentido posible.

El «autoengaño»

Por lo que hemos oído hasta hoy, se hace en general una dura crítica a la falta de organización y de impulso político y, sin embargo, no pasa nada. La tesis de «moverlo todo para que no cambie nada» se impone. A ver si en la Europeas tenemos más suerte. Esto es autoengañarse, ya que unos votos más en las europeas no pueden esconder la realidad política u organizativa de IU. Ni buscando mirlos blancos para encabezarlas. El autoengaño es siempre preludio de nuevos problemas. Como será un problema grave que ahora se busque la responsabilidad en la existencia del PCE y en la necesidad de recrear una organización limpia del estigma comunista como ya se está, apoyados por medios de comunicación cuyos intereses coinciden con el PP o con el PSOE.

Los comunistas han sido y son, en conjunto, los más activos trabajadores en defensa de IU. No aceptarán la responsabilidad de desaparecer de la escena para dar paso a un maravilloso arco iris sin rojos, al estilo del que se nos anuncia desde Iniciativa per Catalanya.

Sólo una concepción de IU con una imagen clara sobre su carácter anticapitalista, alternativo y transformador, y para ello son necesarios cambios radicales en su funcionamiento interno y en relación con la sociedad, la situará en las coordenadas de superación de sus fallos estructurales, de sus errores políticos y de su imagen deshilachada, algo que se ha reflejado en una campaña dispersa, en mensajes caóticos y en un vídeo original.

El núcleo central de un mensaje político desde IU es la justicia social y la igualdad, los derechos sociales, la democracia participativa, el respeto al medio donde se produce la vida, y la paz. Alrededor de esas grandes líneas se estructuran todos los elementos que conforman un proyecto alternativo de cambio que tiene una estrategia para la transformación social.

Nuestra concepción de una sociedad socialista pasa por un desarrollo democrático sin trabas y sin burocracias paralizantes al servicio de lo establecido. Si IU no cabalga a lomo del impulso moral y político para un cambio radical, al tiempo que tiene la capacidad política, algunos dirían el pragmatismo, para hacer propuestas y tener iniciativas en cada cuestión cotidiana, no servirá, por mucho voluntarismo en torno a la necesidad de IU.

En el PCE estamos abiertos a trabajar en ese sentido. No vamos a aceptar ningún trágala, venga de donde venga. Ni desapareceremos ni nos congelamos. Hoy, como siempre, seremos los defensores de un proyecto que tiene serios problemas pero que es el que mejor simboliza, por su práctica, por sus virtudes y sus errores, el movimiento real de la izquierda transformadora.

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