En Andalucía hemos acertado en la ubicación de nuestro discurso alternativo, opuesto radicalmente al PP y con enormes diferencias con el PSOE. Hemos puesto de manifiesto las carencias, las asignaturas pendientes y los incumplimientos de Chaves y hemos planteado temas que se han convertido en asuntos de debate en la campaña y en la agenda política de la próxima legislatura: las desigualdades sociales y territoriales, la pobreza, un nuevo modelo de desarrollo económico, la financiación y la deuda histórica, la reforma del Estatuto, las políticas de vivienda y empleo, la política de la paz, etc. En este sentido, podemos decir que nuestro discurso político ha calado en la ciudadanía y en el conjunto de los partidos, se ha correspondido en la llamada a derrotar al PP, pero se ha mostrado insuficiente para vencer a la mayoría del PSOE en Andalucía.
Por otra parte, hemos trasladado a la ciudadanía que somos una fuerza de movilización y de gobierno, útil y con la aspiración de ser determinantes en la política andaluza, pero no hemos logrado trasladar a la ciudadanía la necesidad de la diversidad y pluralidad política, frente al bipartidismo; de la cultura del diálogo y el acuerdo frente a la cultura de la prepotencia; y de mayorías relativas frente a las mayorías absolutas. Y la ciudadanía sigue sin vernos realmente como decisivos, determinantes y necesarios más allá del ámbito municipal.
Los resultados en las elecciones andaluzas suponen que en términos absolutos hemos ganado 50.000 votos en el conjunto de Andalucía con respecto al 2000. Porcentualmente, sin embargo, hemos descendido seis décimas, al aumentar la participación un 7’14%. Por provincias, suben en votos Huelva, Cádiz, Granada y Sevilla y bajan Almería, Córdoba, Jaén y Málaga. En porcentaje sólo crece IU en Cádiz y Huelva. Cabe destacar que donde la participación ha sido menor (Cádiz) la subida de IU ha sido mayor.
En las elecciones generales hemos perdido más de 30.000 votos con respecto al año 2000, con un descenso de 1’43 puntos porcentuales. La dolorosa consecuencia de este resultado es la pérdida de los tres diputados andaluces en el Congreso.
Desde un cierto sabor amargo, agridulce y de insatisfacción, los resultados electorales del 14M deben ser saludados positivamente en la medida en que formamos parte del triunfo del pueblo y de la izquierda en la derrota del PP.