En el momento de rememorar la figura de Dolores Ibarruri en el 15 aniversario de su muerte preferimos recoger sus propias palabras para trazar un breve perfil político, en el que los abajo firmantes nos reconocemos.

Corría 1966 y la Editorial Progreso de Moscú preparaba una edición en castellano de los discursos de Pasionaria durante la guerra civil. Un ejercicio de recuperación de la memoria al servicio de los españoles -por entonces del exilio; el libro llegó a nuestro país varios lustros después-, a los que iba dirigido el prólogo, escrito por la propia Dolores: … «El problema del régimen está en la calle. Y a quienes en el deshojar de la margarita política española se preguntan ¿monarquía o república?, sólo cabe una respuesta: Democracia y Libertad. Democracia para decidir, libertad para elegir. Y democracia es consultar la opinión popular, sin excepciones ni guetos políticos. Democracia significa contar con la voluntad nacional, que es, o debe ser, soberana en la decisión y en la elección del régimen que ha de sustituir a la dictadura.

Lo que se intente fuera de esto, con tendencia antidemocrática, integrista o continuista, será también una solución. Pero una solución precaria, inestable, antinacional y antipopular y, por tanto, interina e inoperante, incapaz y peligrosa, social y políticamente. Nosotros, comunistas, al pronunciarnos por una democracia política y social, lo hacemos no sólo porque la teoría y la praxis democráticas brotan del derecho natural de los hombres y de los pueblos, sino porque el método democrático es el que permite una más amplia participación de los ciudadanos en la vida pública. Y nos pronunciamos por una democracia política y social, que facilite la participación ciudadana en la vida, que facilite la solución a los inevitables conflictos que surgen en toda sociedad en desarrollo, no a través de choques sangrientos, sino por medios pacíficos».

Odiada y amada

Odiada y amada por uno y otro bando durante la guerra, su figura comenzó a hacerse notoria a partir de 1932, cuando el IV Congreso del PCE renueva, primero, su dirección y asume y desarrolla para España, después, las tesis políticas de Dimitrov de frente único de la clase obrera contra el fascismo. Presidió, desde su formación en 1934, la primera organización de mujeres obreras importante de carácter nacional, las Mujeres contra la Guerra y el Fascismo.

Fue denostada por el franquismo nada más iniciada la guerra, por comunista y por mujer, y contaban de ella que mordió en el cuello a un sacerdote en cierta ocasión. Luego, el régimen perfiló durante cuarenta años su leyenda (negra) como elemento importante para su imaginería política.

Las generaciones de la Democracia conocieron a una Dolores anciana, sonriente, amable, historia viva de un periodo que el sistema relegaba al olvido, pero necesaria para la definitiva reconciliación que se pactaba. Y su voz grave sobrecogió, en el hemiciclo de las Cortes, a muchos diputados reciclados del régimen cuando pidieron su voto al texto constitucional de 1978

Y para los que no la conocieron, ¿qué queda de su figura política e histórica para el futuro? Ibárruri es ejemplo del trabajo unitario, sin prescindir de convicciones propias, en el camino común hacia la consecución de la democracia y de impulso de los elementos sociales y políticos que en cada momento repercutían en la ciudadanía; icono preeminente del proceso creador y consecuente que fue el proyecto de Frente Popular durante la II República y la guerra civil y, sobre todo y ante todo, dio valor inherente a su persona la relación directa que tuvo con cada hombre y con cada mujer que requerían su atención.

Reivindicamos su memoria, la actualidad de sus ideas y su ejemplo vital como mujer y como política.

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