Desde hace mucho que marchamos para denunciar la opresión a la que somos sometidas por ser mujeres, para que la dominación, la explotación, el egoísmo y la búsqueda desenfrenada del lucro que traen injusticias, guerras, conquistas y violencias tengan fin.
De nuestras luchas feministas y las de nuestras antepasadas que bregaron en todos los continentes, nacieron nuevos espacios de libertad para nosotras, nuestras hijas y para todas las niñas que, después de nosotras, caminarán sobre la tierra.
Construimos un mundo en el que la diversidad es una ventaja, la individualidad al igual que la colectividad un enriquecimiento, donde fluye un intercambio sin barreras, donde la palabra, los cantos y los sueños florecen. Este mundo considera a la persona como una de las riquezas más preciosas. Un mundo en el cual reine la igualdad, la libertad, la solidaridad, la justicia y la paz. Un mundo que, con nuestra fuerza, somos capaces de crear.
Las mujeres constituyen más de la mitad de la humanidad. Ellas dan la vida, trabajan, aman, crean, militan, se distraen. Ellas garantizan actualmente la mayoría de las tareas esenciales para la vida y la continuidad de esta humanidad. Sin embargo, su posición en la sociedad permanece infravalorada.
La Marcha Mundial de las Mujeres de la cual formamos parte, identifica al patriarcado y al capitalismo como los sistemas de opresión hacia las mujeres y de explotación de una inmensa mayoría de mujeres y de hombres por parte de una minoría. Estos sistemas se fundamentan en el racismo, la xenofobia, la homofobia, el colonialismo, el imperialismo, el esclavismo, el trabajo forzado y los fortalecen. Constituyen la base de los fundamentalismos e integrismos que impiden a las mujeres y a los hombres ser libres. Generan la pobreza, la exclusión, violan los derechos de los seres humanos, particularmente los de las mujeres y ponen el planeta en peligro.
Rechazamos este mundo. Proponemos construir otro mundo donde la explotación, la opresión, la intolerancia y las exclusiones no existan más, donde la integridad, la diversidad, los derechos y libertades de todas y todos sean respetados.
Este mundo se basa en los valores de igualdad, libertad, solidaridad, paz y justicia.
¿Quiénes somos?
Somos mujeres integrantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, movimiento compuesto por grupos de mujeres de diferentes orígenes étnicos, culturas, religiones, políticas, clases, edades y orientaciones sexuales. En lugar de separarnos, esta diversidad nos une en una solidaridad más global.
En 2000, como Marcha Mundial de las Mujeres, redactamos una plataforma política que contenía 17 reivindicaciones concretas con el fin de eliminar la pobreza en el mundo, realizar la distribución de las riquezas, erradicar la violencia contra las mujeres y alcanzar el respeto de su integridad física y moral. Transmitimos estas reivindicaciones a los responsables del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, a las Naciones Unidas. No hemos recibido ninguna respuesta concreta.
Transmitimos también nuestras peticiones a las personas con cargos electos y a los y las dirigentes de nuestros países. Desde entonces continuamos, sin descanso, en defensa de nuestras posiciones.
Proponemos alternativas para construir otro mundo. Trabajamos activamente en el seno de los movimientos sociales del mundo y de nuestras sociedades y seguimos profundizando la reflexión sobre el lugar que ocupan y deben ocupar las mujeres en el mundo.
Con nuestras acciones de 2005 y la publicación de esta Carta, reiteramos nuestra fe en un mundo lleno de esperanza, de vida, un mundo en el cual sea agradable vivir.
Con esta Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad declaramos nuestro amor a la vida, a la belleza y a la diversidad del mundo.
Esta Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad hace un llamamiento a todos las mujeres y los hombres y a todos los pueblos oprimidos del planeta a proclamar individual y colectivamente su poder para transformar el mundo y modificar radicalmente los nexos que los unen para desarrollar relaciones basadas en la igualdad, la paz, la libertad, la solidaridad la justicia.
Hace un llamamiento a todos los movimientos sociales y a todas las fuerzas de la sociedad a actuar para que los valores que defendemos en esta Carta sean verdaderamente puestos en práctica y para que las instancias de poder político tomen todas las medidas necesarias para aplicarlos. La Carta invita a la acción para cambiar el mundo.
Ningún elemento de esta Carta puede ser interpretado o utilizado para emitir opiniones o llevar a cabo actividades contrarias al espíritu de la misma. Los valores que aquí se defienden forman un conjunto y son iguales en importancia, interdependientes e indivisibles; el lugar que ocupan en la Carta es intercambiable.