Los escándalos de corrupción, han destapado descarnadamente el debate siempre latente de la credibilidad de los políticos y por tanto de los partidos políticos, de la política. Desde la fundación de Izquierda Unida por el PCE, por otros colectivos y personas a título individual, nace y se desarrolla en respuesta a la demanda social y cultural de la izquierda en nuestro país, haciendo de la participación social, individual y colectiva, de la elaboración colectiva la seña de identidad más significativa de la nueva formación política, de una organización política de nuevo tipo, asamblearia y democrática, haciendo de estos unos de sus principios fundacionales.
Este debate sobre la política y los políticos es antiguo en la democracia española, el bipartidismo y el neoliberalismo han diseñado un modelo en el que la sociedad no participa de la política, solo cada cuatro años, pero no generando los mecanismos democráticos de participación, tanto para el control de los gobiernos, como en la propuesta de alternativas a los problemas de los ciudadanos. La modernización capitalista impulsada por las fuerzas conservadoras y social liberales, no es, si no, un proceso de reestructuración social y económica favorable a los intereses de la clase dominante para consolidar el poder sobre la población adocenada por los medios de comunicación, mediante su control. Frente a ello, la concienciación y la participación social son el mecanismo de resistencia.
El PCE, ha defendido en su XVII congreso, la necesidad de recuperar los principios originarios de IU para ilusionar a esa izquierda que se considera alternativa y transformadora y que además de los que ya apoyan a IU electoralmente, nutren la abstención y el voto en blanco. En el Manifiesto Convocatoria para la Construcción de la Alternativa que IU elaboró en el año 1993, salvando las distancias con el tiempo, se plantea de forma clara esta crítica y la propuesta constante desde su fundación: necesidad de otra política y de otras formas de hacer política. Ayer como hoy, con gobiernos del PSOE y del PP, hay cosas que no han cambiado, por ello la necesidad de recordar que se decía desde IU, por la reforma de la política:
«La critica a los políticos y a la política es un fenómeno generalizado, un fenómeno de masas que no solo da en nuestro país. El distanciamiento de los problemas reales, la falta de transparencia, la corrupción y la oligarquización creciente del poder, suponen una amenaza extremadamente seria a los fundamentos del sistema democrático. Las raíces del problema rebasan lo meramente político y se adentran en los cambios sociales y políticos puestos en marcha por el proceso de reestructuración y modernización capitalista.
La derecha política y económica, más allá de declaraciones formales, se encuentra cada vez más cómoda con esta situación; su proyecto no es otro que americanizar la vida política y social, donde la democracia se diluya en técnicas de elección entre los distintos componentes de una maciza y homogénea clase política. (…) Hoy es necesario reconstruir el proyecto democrático dando más poder a los ciudadanos y las ciudadanas. Se trata de una estrategia global que suelda desarrollo democrático con el avance social de los trabajadores, en el marco de un nuevo modelo de crecimiento de consumo ecológicamente sostenible. Esto exige un doble movimiento: democratizar los aparatos e instituciones del Estado y desarrollar e impulsar los distintos sujetos sociales presentes en la sociedad civil. De la actual crisis de la política se saldrá cambiando las relaciones entre la sociedad y el Estado, entre las masas y el poder político, por lo que no bastan reformas institucionales por separado si no van acompañadas de transformaciones en lo social y lo político, así como auto reformas de las fuerzas políticas de izquierdas».
Como podemos comprobar, era ya una preocupación e modelo democrático que se iba conformando, esta reflexión colectiva de nuestra organización, no debemos perderla, nunca debió dejarse como prioridad de la actuación política, este acerbo nos acerca con más profundidad a las propuestas con sentido democrático y republicano que se impulsan desde el PCE, si bien las propuestas que se realizaban en aquel momento hoy tienen plena vigencia.
«1º. Modificar el actual sistema electoral en sentido proporcional que garantice la igualdad entre todos los electores y electoras.
2º. Impulsar formas de diversas de democracia directa, situando en un primer término la iniciativa popular y el establecimiento de referéndum vinculante.
3º.Desarrollo de mecanismos de control de los ciudadanos y ciudadanas sobre la sanidad, la cultura, la educación.
4º.Conseguir una efectiva democratización de la comunicación masiva.
5º.Fortalecer la autonomía política y económica de los poderes locales impulsando medios de participación directa de las poblaciones.
En este último apartado, es desde los concejales y concejalas, alcaldes y alcaldesas de IU, desde donde se está impulsando más la participación con los presupuestos participativos. Por tanto se trata de ir haciendo participar en las decisiones colectivas a la mayoría social de este país que exige la democratización social y del poder. Otro modelo de desarrollo mediante la planificación democrática de la economía, de la reforma de la política, de las formas de hacerla y los modos de ejecutarla. Es decir «más poder para los de abajo, los ciudadanos y ciudadanas. No basta con reclamar derechos si no se tiene el poder para ejercerlos».
El verdadero cambio, el cambio real, solo vendrá si cada hombre y mujer de esa mayoría de izquierdas en nuestro país se compromete y participa. Este es el reto de IU ante las próximas elecciones municipales y autonómicas, el de generar la complicidad con la sociedad a través de la participación en las decisiones y actuaciones de IU de sus militantes y de sus simpatizantes, para llegar a la sociedad y de la elaboración colectiva en torno al programa, el contrato con el que nos vamos a presentar ante la ciudadanía. Todo ello para ir configurando IU con un proyecto definido, con perfil alternativo en base a «unir a las fuerzas que apuestan por la transformación social para crear una nueva situación en la izquierda, asegurando así un cambio en las clases dirigentes del país».
Ese proyecto que se lleva planteando desde la fundación de IU, debe hacerse con una IU fuerte, organizada, con un programa identificable por la izquierda que queremos movilizar, diluir el nombre de IU, su programa y sus propuestas no ayudan a ello. El PCE ha llamado en su último Comité Federal a la movilización por un progama definido y de izquierdas con la intención de ilusionar a los sectores más dinámicos y a la vez más escépticos de la izquierda, es un buen principio para el encuentro en la propuesta y por que no, en la movilización y en el apoyo, todo dependerá del trabajo de la organización del partido y de sus militantes, con el progama como referencia.